«Muchas de las inmigrantes que atraviesan el Sahara Occidental se quedan embarazadas buscando dar a luz en España»

Misioneros españoles ayudan a los inmigrantes de mayoría musulmana que cruzan el desierto para llegar a Europa

El sacerdote español Mario León (izqda. de la imagen) es el prefecto apostólico en el Sahara Occidental ABC

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El trabajo de los misioneros llega también al desierto. Desde 1954, la Iglesia está presente en el Sahara Occidental , un territorio de paso para los inmigrantes. Su prefecto apostólico, el sacerdote español Mario León, conoce muy bien esa realidad. Llegó allí hace 14 años y desde hace cinco es el responsable de este territorio de misión que tiene el tamaño de media España.

«El Sahara está muy lejos de la costa de Tánger o Tetuán, sin embargo, hay miles de inmigrantes . Es una realidad que va en aumento», alerta el padre Mario de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada (OMI). El Sahara Occidental se ha convertido en una zona de paso para estas personas que buscan alcanzar Europa procedentes de Guinea Ecuatorial, Camerún, Senegal o Costa de Marfil. «Muchas de las mujeres que atraviesan nuestro pasillo del Sahara se quedan embarazadas buscando dar a luz en España, pero la realidad es que lo hacen en Marruecos solas y abandonadas», explicó el misionero este martes durante la presentación de la Jornada Infancia Misionera , que se celebra este domingo.

España es el segundo país del mundo que más ayuda a la infancia en los territorios de misión

La atención y acogida de estos inmigrantes y de sus hijos , de mayoría musulmana, se ha convertido en una de las prioridades de la misión de los oblatos en esta zona. Buena parte de los fondos que reciben proceden de las Obras Misionales Pontificias, concretamente de la Infancia Misionera.

España es el segundo país del mundo que más ayuda a la infancia en los territorios de misión. Por detrás de Alemania, nuestro país aportó durante 2017, casi 3 millones de euros --el 18,26% del Fondo Universal de Solidaridad--, que fueron destinados en gran parte a financiar 516 proyectos en 39 países y de los que se beneficiaron 770.000 niños. «Queremos que los niños tengan conciencia de lo que hacen los misioneros y que colaboren con tantos niños que tienen dificultades. Que sientan que son parte activa de la labor misionera en el mundo», explicó el recién nombrado director de las OMP de España, el sacerdote José María Calderón.

«Ya no son una maldición de Dios»

Entre los proyectos financiados por Infancia Misionera se encuentra un centro de rehabilitación para niños discapacitados en Dajla . «Los niños con problemas crónicos no son atendidos en los hospitales por los fisioterapeutas porque no hay dinero. A través de este centro pueden recibir la atención que necesitan», explica el padre Mario, que hace las veces de intermediario entre las OMP y este centro para que los fondos lleguen a su destino.

Su director es Mohamed Fadel Semlali, un hombre musulmán parapléjico como consecuencia de la polio que padeció a los cuatro años. Los hermanos San Juan de Dios le salvaron la vida después de traerlo a Tenerife (Islas Canarias) para varias cirugías y tratamientos. «Mi experiencia de niño en San Juan de Dios… no sé cómo explicarla, pero creo que es lo más hermoso que tengo en toda mi vida. Me rehabilitaron y pude estudiar. Fue algo hermoso; conocí el amor de las personas que trabajan con niños y fueron días inolvidables», asegura Mohamed a través de un vídeo grabado para la ocasión.

Buh, como le conocen todos en Dajla, dirige ahora este centro con la ayuda de los fondos que recibe de Infancia Misionera. «La Infancia Misionera ha sido como la columna vertebral de este centro. Gracias a ella hemos mejorado mucho. Hay 60 niños atendidos y ha sido nuestro apoyo más fuerte», asegura. Gracias a su trabajo y a la solidaridad de la infancia de todo el mundo la discapacidad «se ha dejado de ver como una maldición que Dios daba a las familias».

La iniciativa de Infancia Misionera surgió en 1843 de la mano del obispo francés Forbin Janson, quien conmovido por las noticias que llegaban de los misioneros que trabajaban en el extremo Oriente, pidió ayuda a los niños de su diócesis abriendo un surco de solidaridad entre la infancia. De hecho en España, la primera niña que se registró como miembro de Infancia Misionera fue la infanta Isabel II. Fue precisamente su madre, la Reina Isabel II quien impulsó en 1852 la instauración en España de esta obra de la Iglesia.

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