Uno de los aerogeneradores instalados frente a las costas de Viana do Castelo
Uno de los aerogeneradores instalados frente a las costas de Viana do Castelo - APREN (Asociación Portuguesa de Energías Renovables)

MedioambientePortugal adelanta a España en la producción de energía eólica marina usando nuestra propia tecnología

Los aerogeneradores instalados a solo 60 km de Galicia ya proporcionan electricidad mientras que aquí se renuncia a esta fuente renovable por la falta de un marco jurídico verdaderamente estable

Lisboa/Madrid Actualizado: Guardar
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El primer parque eólico marino de la Península Ibérica ya es una realidad pero frente al litoral de Viana do Castelo, en territorio portugués, a solo 60 kilómetros de la frontera con Galicia. Es la nueva y decidida apuesta del país vecino por las energías renovables, un terreno en el que Portugal nos saca una gran ventaja, pese a que España es toda una potencia mundial en lo que a energía eólica -terrestre- se refiere.

La eólica marina es indispensable para alcanzar en 2050 el 100% de renovables

El Ejecutivo socialista de António Costa ha dado este nuevo paso gracias a la contribución del consorcio Windplus, liderado por la estadounidense Principle Power y que integra también a la empresa lusa EDP y a Repsol.

El proyecto se pone en marcha justo cuando el Gobierno luso acaba de aprobar un paquete de medidas para impulsar aún más este sector con una inversión de 800 millones de euros y el listón en unos 750 Megavatios, de acuerdo con los planes anunciados por el secretario de Estado de Energía, Jorge Seguro Sanches.

Según la Comisión Europea, Portugal tuvo en 2015 la séptima mayor cuota de energías renovables de la UE al totalizar el 27% de su producción, cuando la media de la Unión se sitúa en 16,4%. De hecho, el vecino luso consiguió el pasado mes de mayo un verdadero hito: todo el país funcionó durante cuatro días (107 horas) exclusivamente gracias a las renovables.

La paradoja española

En el caso de la energía eólica marina, la paradoja española es total. En nuestro país no hay parques eólicos «offshore», solo algunos prototipos experimentales. Y sin embargo nuestras empresas son punteras a nivel mundial también en esta tecnología. A la red española no entra un solo Megavatio desde el mar cuando en Reino Unido Iberdrola inauguró a finales de 2014 el parque de West off Duddon Sands (389 MW), tiene en construcción en Alemania el de Vikinger y adjudicado (otra vez en Reino Unido) el East Anglia One (714 MW), el mayor proyecto español de la historia en el sector de las renovables. Además de Iberdrola, empresas como Ormazabal o Gamesa, son igualmente referentes.

«La eólica marina es la revolución energética del s. XXI», aseguran fuentes del sector a ABC, «pero aunque nuestras empresas sean líderes a nivel mundial, como país nos hemos quedado fuera», lamentan. Y lo malo es que si queremos cumplir con el compromiso europeo de alcanzar el 100% de producción energética procedente de renovables para 2050, hay que contar con ella.

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Fiable y potente

«La eólica marina tiene que estar dentro del mix energético nacional. Los vientos marinos son muy estables y con ella, el sector energético podría ser 100% renovable», asegura a este diario Sara Pizzinato, responsable de la campaña de Renovables de Greenpeace. Desde Iberdrola, recuerdan que la producción del parque británico de Duddon Sands «ya ha superado en un 20% las estimaciones más optimistas». Es más fiable, con mucha mayor capacidad de generación de energía que su hermana terrestre y, además, «en las instalaciones en el mar no existe una limitación de espacio y el impacto visual y acústico es menor», añaden fuentes de Gamesa.

Por si lo anterior fuera poco, los impactos medioambientales de esta tecnología «están muy por debajo de los beneficios de sustituir con ella otras energías sucias», afirma Pizzinato.

Rechazo de los alcaldes

Sin embargo, el rechazo que mostraron muchos municipios cuando en tiempos del Gobierno de Zapatero se realizó un mapa de posibles zonas de instalación de parques marinos fue una de las causas de que esta tecnología no arraigase en España. «Las zonas en las que había mejor viento estaban en su mayoría protegidas, y en las que se podía, no había interés en los municipios, porque decían que la playa era sagrada. Pasó en Tarifa, en Castellón...», recuerdan fuentes del sector.

Otro de los problemas para la eólica «offshore», quizás el más importante, es el de la peculiar orografía costera de España. «Nuestra plataforma continental es prácticamente inexistente. A poca distancia de la costa, las profundidades ya superan los 40 metros, que es la profundidad a partir de la cual el anclaje de aerogeneradores se complica desde un punto de vista técnico y económico», señala Sonia Franco, portavoz de la Asociación Empresarial Eólica. A esta dificultad técnica, que no obstante se podría solventar sin demasiados problemas, «cosas más complicadas hemos hecho», afirman desde Iberdrola, hay que sumar la falta de un marco regulatorio fiable que anime a las empresas a embarcarse en este tipo de proyectos. Tan incierto es el escenario de las renovables en España, que en los últimos tres años, de eólica terrestre, solo se han instalado 65 MW, cuando veníamos de 2.334 MW en los años anteriores. «Si el panorama no cambia, las empresas podrían plantearse su presencia aquí cuando casi el 100% de su producción se exporta fuera», avisan desde AEE.

La esperanza está en las plataformas flotantes con aerogeneradores. Pero las empresas piden más seguridad jurídica. «El Gobierno puede revisar la normativa cada seis años, con lo que es imposible estimar realmente la rentabilidad de un parque. Así es difícil que las empresas se animen con un sector que es el futuro pero está comenzando».

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