Imagen del congreso «Galician Offshore International HUB 2016» celebrado en Ferrol
Imagen del congreso «Galician Offshore International HUB 2016» celebrado en Ferrol - EFE

La eólica marina se fija el reto de competir con otras renovables

El elevado coste sigue siendo la principal desventaja de una de las energías del futuro

FERROL Actualizado: Guardar
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El desarrollo de la energía eólica como fuente renovable provocó un fenómeno de rechazo de ciertos sectores sociales en algunos países a los nuevos parques por su supuesto impacto en el paisaje. Esto, unido a que en el medio marítimo el viento es más constante y otorga mayores capacidades productivas y de aprovechamiento del recurso, causó la aparición de la eólica marina.

Desde los primitivos aerogeneradores terrestres adaptados para su instalación en el océano hasta las nuevos modelos específicos, la industria se ha tenido que desarrollar a marchas forzadas para paliar su principal desventaja, la de los costes. La instalación de un megavatio (MW) de eólica marina cuesta hoy alrededor de 4 millones de euros, mientras la terrestre ronda los 1,5.

Este es uno de los factores que explica que en las subastas energéticas de Reino Unido el MMh se sitúe en unas 120 libras, mientras su hermana no llega a las 80.

Pasado y presente se han abordado en el congreso «Galician Offshore International HUB 2016» celebrado en Ferrol. En él se trataron el futuro y las expectativas de crecimiento de una energía que se revela no solo con amplios márgenes de mejora, sino como una de las menos agresivas en materia ambiental de las que se encuentran en el escenario económico actual, gracias a los exhaustivos controles a los que se ve sometida.

Complemento al naval

El emplazamiento de la ciudad gallega no es casual, puesto que la eólica «offshore» ha supuesto una oportunidad de reconversión para algunos astilleros en tiempo de vacas flacas en cuanto a nuevos pedidos. Este nuevo impulso en los diques también ha tenido su repercusión en la industria auxiliar, aunque en las conferencias recordaron que para introducirse en el sector tuvieron que «vencer muchos miedos» y adaptarse a una normativa internacional exigente. En un contexto de recuperación de carga de trabajo, esta industria se revela como un complemento a la construcción y reparación de buques, ya que ambas actividades, según los expertos, son compatibles. Pese a que España se posiciona como una potencia en la fabricación de estas estructuras, su instalación no se contempla como viable en el corto plazo, ya que las características de nuestras costas no permite proyectos rentables, como sí sucede en otros países europeos.

El sector mira ya a 2020 como fecha en la que poder competir y convertir esta industria en rentable por sí misma.

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