El río Estena, en la Demarcación Hidrográfica del Guadiana, una de las 82 Reservas Naturales Fluviales declaradas en España
El río Estena, en la Demarcación Hidrográfica del Guadiana, una de las 82 Reservas Naturales Fluviales declaradas en España - A. CARRA

Medio ambienteLos últimos ríos vírgenes de España

Con la declaración de las Reservas Naturales Fluviales se pretende conservar las pocas masas de agua que han permanecido inalteradas durante siglos

HORCAJO DE LOS MONTES (CIUDAD REAL)MADRID Actualizado: Guardar
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Encajonado entre pequeñas hoces, el río Estena discurre por las estribaciones de la Sierra Fría. En sus orillas, plagadas de margaritas, amapolas y lirios tras una primavera en la que no han faltado las lluvias, compiten fresnos y sauces por sus aguas. Un poco más lejos, bajo un sol que ya se muestra implacable a principios de junio en esta zona limítrofe entre Ciudad Real y Badajoz, resisten encinas, madroños y rebollos.

El agua es cristalina y se pueden ver barbos, bogas y calandinos brujuleando entre los cantos rodadados que aún permanecen sumergidos. Exactamente la misma escena que debieron ver los romanos hace más de dos mil años, cuando ocuparon esta región de España. El Estena es uno de los 82 ríos declarados Reserva Natural Fluvial.

Su mérito, haber permanecido inalterado durante siglos. Ahora está blindado y seguirá así otros dos mil años más, si el cambio climático lo permite.

Protección complementaria

Los ríos siempre han sido las arterias de la humanidad. Todas las grandes civilizaciones han surgido en sus márgenes. Y les hemos pagado su hospitalidad envenenándoles. Con el desarrollismo descontrolado de los siglos XIX y XX, hemos estado a punto de convertirlos en auténticas cloacas al aire libre. Este delirante proceso ha empezado a revertirse con la creación de una figura complementaria de protección para nuestros últimos ríos vírgenes, las Reservas Naturales Fluviales.

«Uno de los elementos ambientales que más se han degradado por la acción del hombre son los ecosistemas fluviales, que además ahora se ven sometidos a la presión adicional del cambio climático. En la Cumbre del Clima de París presentamos un informe en el que se prevé que en los próximos años se reduzcan los recurso hídricos disponibles en un 20% a la par que aumenta la demanda de agua en un 10%», explica a ABC el coautor de ese informe, Santiago Martín Barajas.

España sufrirá en 2040 el mismo estrés hídrico que ahora padece Túnez

Según el World Resources Institute, España y Grecia son los países europeos que presentan un mayor riesgo de estrés hídrico. Para 2040 se estima que nuestro país podría sufrir una presión sobre el agua similar a la que actualmente padecen Afganistán o Túnez. Por eso es vital el impulso de la figura de las Reservas Naturales Fluviales. «Con la aprobación por parte del Gobierno de los planes hidrológicos de cuenca, que prevén por primera vez el desarrollo de esta nueva figura de especial protección medioambiental de los ríos, España está cumpliendo sus compromisos con Europa», asegura a este diario la directora general del Agua, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, Liana Ardiles.

Ríos «blindados»

Las Reservas Naturales Fluviales se pueden definir como aquellos ríos –o tramos de estos- con escasa o nula intervención humana y con una elevada naturalidad. Cuando un tramo de un río queda declarado Reserva Fluvial se le blinda literalmente contra cualquier actividad que pueda alterarlo. «Los convertimos en el Arca de Noé de los ríos de España», afirma Martín Barajas.

En 2005 se incluyó –a propuesta de Ecologistas en Acción- la figura de las Reservas Fluviales en la ley de Aguas, pero no fue hasta 2015, con el Gobierno de Rajoy, cuando se dio luz verde a las primeras. En concreto, el 20 de noviembre de 2015, el Consejo de Ministros aprobó la declaración de 82 reservas fluviales en las demarcaciones hidrográficas intercomunitarias (competencia del Gobierno central), en total 1.755 km. A estos, se sumaron los 319 km de las 54 reservas de las demarcaciones intracomunitarias aprobadas por las comunidades autónomas, para dejar un total de 2.074 km de ríos blindados para las siguientes generaciones.

A la espera de otras 53 Reservas

Pero este es solo el primer paso. Fuera de esta figura de protección han quedado 53 tramos de ríos (928 km) que fueron aprobados por el Consejo Nacional del Agua pero no pudieron ser declarados Reservas Naturales Fluviales por el Consejo de Ministros porque la ley establece que para ello el estado ecológico de un río debe ser clasificado de «muy bueno». Estos ríos solo reunían la calificación de «buen estado» ecológico.

Afortunadamente, «es solo el principio; hasta ahora solo se han podido declarar las Reservas Naturales Fluviales que están en muy buen estado, pero cuando se modifique el Reglamento del Dominio Público Hidráulico y se puedan declarar las Reservas Naturales Fluviales en buen estado llegaremos a 135, con 2.669,17 kilómetros», adelanta Ardiles.

Más allá de la protección, la declaración de una Reserva Fluvial supone también la creación de un observatorio privilegiado de los efectos del cambio climático al ser tramos con alteraciones mínimas por la nula interferencia de perturbaciones antrópicas. «Cuando le adelantamos a los ciudadanos cómo estarán nuestros ríos dentro de veinte o cien años lo hacemos en base a modelos matemáticos, que pueden cumplirse o no. Y además sobre ríos muy alterados en general por la acción humana. Pero en estas reservas, se trabaja con masas de agua que no han sido modificadas. Son un auténtico laboratorio para ver cómo se están comportando los ríos frente al cambio climático en ausencia de interferencias humanas», dice Martín Barajas.

Estos ríos son un importante corredor ecológico para las especies amenazadas

Y aún hay otra razón para proteger estos ríos vírgenes. «Juegan un importante papel en la conservación de las especies porque actúan como corredores ecológicos. La tupida vegetación de ribera permite a los animales desplazarse de un territorio a otro sin ser vistos. Si un lince quisiese ir desde Doñana a los Montes de Toledo o a Madrid, lo haría justo por aquí», señala el responsable del proyecto de Reservas Naturales Fluviales de Ecologistas en Acción, Raúl Urquiaga. «En estos ecosistemas encuentran agua, comida y protección. Sin estos pasillos verdes quedarían confinados sin posibilidad de extenderse a otras zonas para garantizar su supervivencia», sentencia.

El laberinto autonómico

Una de las razones por las que Ecologistas propuso la creación de esta figura, tan bien acogida en el Ministerio de Medio Ambiente, fue la clarificación del laberinto de competencias autonómicas que en materia hidrográfica, y en otras, caracteriza a nuestro país. Una prueba de ello son los casos de Andalucía, Baleares y Mallorca.

La Junta de Andalucía, por ejemplo, no ha hecho uso de sus competencias en el caso de 24 reservas intracomunitarias que sus servicios técnicos han aprobado pero que todavía están pendientes de declaración formal por el Consejo de Gobierno de la propia Junta. Estas nuevas reservas sumarían 261 km.

Canarias no se ha propuesto la creación de ninguna Reserva Fluvial

En las islas Baleares es aún peor. Aunque existen varios cauces y cursos de agua que reúnen todos los requisitos para ser declarados RNF, en su Plan Hidrológico no se incluye ninguna. Y ello a pesar de que en Mallorca existen 14 masas de agua clasificadas como muy buen estado ecológico, mientras que en Menorca e Ibiza las hay con clasificación de buen estado. De hecho, se trata del único Plan hidrológico aprobado en este segundo ciclo que no incorpora la declaración de ninguna Reserva Natural Fluvial.

Algo similar ocurre en Canarias, donde no se ha propuesto la creación de ninguna Reserva, en un territorio en el que pese a la presión turística aún subsisten cursos fluviales de gran valor. A día de hoy, todavía se puede disfrutar en estas islas de los únicos ríos propios de la Región Macaronésica de todo el territorio español; mañana...

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