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Mascotas: también fumadores pasivos

Los riesgos para la salud de un fumador no acaban en sí mismo, sino en todo su entorno cercano, incluidos los animales domésticos

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Fumar nunca ha sido la mejor idea, pero si alguien elige hacerlo o por desgracia se encuentra «enganchado» a su consumo, hágalo en espacios abiertos, pues los efectos negativos no sólo son para usted, si no también para su entorno. En dicho entorno se sitúan como fumadores involuntarios, nada más y nada menos que niños, personas afines al «aire puro» y también perros, gatos y otros animales de compañía. En este artículo se evidenciarán los perjuicios de fumar desde otro prisma: el de nuestras mascotas, nuestros animales de compañía.

Gatos: los más sensibles

Comenzaremos con un grupo de animales muy sensibles a la contaminación: los gatos. «Los felinos domésticos» -comenta el doctor Javier Álvarez de la Villa- «tienen sus orígenes nada más y nada menos que en los bosques.

Véanlos allí, campando a sus anchas en el interior de un pulmón viviente: el bosque. Oxígeno a raudales y un aire tan transparente que parece no existir». Ahora -añade el veterinario del Centro Veterinario Víctor de la Serna «imagínense al mismo felino en una habitación invadida por el humo. Ese humo proveniente del exhalado por su propietario y lo que es aún peor, del producido directamente desde el cigarrillo que descansa inmóvil sobre el cenicero, mientras se combustiona. El gato respira y su maravilloso aparato respiratorio comienza a sufrir». Desde ese momento, comenta el veterinario «el humo avanza por tráquea, se bifurca en bronquios, bronquiolos y llegará hasta los alvéolos. El organismo se intentará defender. El epitelio respiratorio comenzará a segregar moco para atrapar al invasor. Además, los cilios, unas maravillosas protuberancias microscópicas que a modo de pelillos se mueven continuamente para expulsar el moco al exterior, se encontrarán al límite, extenuados. Los pequeños bronquios y bronquiolos se cerrarán para no dar paso al invasor humo». En el final de este trayecto, en los alvéolos respiratorios, el humo habrá llegado al fin y allí tendremos monoxido de Carbono y otros potentes tóxicos, en vez del preciado y natural oxígeno. Pues bien, son muchos los gatos aquejados de bronquitis crónica y de asma felino que acuden a las consultas veterinarias.

«Tos de fumador»

El gato con patología respiratoria, respira con dificultad , disnea. Respira un mayor número de veces, taquipnea. Respira con pitidos audibles, sibilancias. Se encuentra muy mal y además puede presentar «tos de fumador». Hemos convertido a nuestra mascota en enfermo crónico. He aquí otra víctima involuntaria del tabaquismo. Pero sigamos un poco más con la especie felina. Es un plato de mal gusto asistir a un gato en crisis asmática. Los bronquios se rodean en esta especie, más que en otras, de músculo contractil. Cuando llega el humo, el músculo se cierra y, como consecuencia , comienza una dura lucha para conseguir aire puro. El felino, materialmente se ahoga. Las crisis graves conllevan a una muerte rápida y angustiosa. En los Centros Veterinarios la actuación ha de ser expeditiva. Broncodilatadores,, inhaladores (que muchos de nosotros usamos también) y cámara de oxígeno. ¿Cuántos medios y derroche asistencial por unas cajetillas de cigarrillos, verdad?. «Cuando el propietario se da cuenta de lo sucedido, flagela su sentido común , pleno ahora de culpabilidad. Se propone no fumar más delante de su mascota. Abren ventanas y ventilan a tope, pués han asociado , al fin, el humo con la enfermedad», comenta el doctor Álvarez de la Villa.

Los perros también

En los Perros, sucede otro tanto de lo mismo. No son tan reactivos aparentemente como los gatos, pues tienen menos músculo liso peribronquial y, por lo tanto, menos procesos asmáticos derivados del bronco espasmo (cierre de los bronquios y bronquiolos)... pero el enemigo mayúsculo, el humo, invade y va minando poco a poco la integridad de sus sistema respiratorio. Todas las razas están evidentemente amenazadas, pero en el caso de los braquicefalos, es decir, los «chatos» ( Carlino, Bulldog, boxer….) los efectos son más notorios. Estas razas tienen un aparato respiratorio muy particular. Son perros simpáticos, ¿verdad? Bueno, creemos que sí, pero a cambio de su particular aspecto, su aparato respiratorio es sumamente delicado. Orificios nasales angostos, paladar blando elongado que amenaza ocluir la laringe, tráqueas finas e inextensibles. Estos perros lo pasan muy mal con el calor, pues apenas pueden intercambiar el suficiente aire para refrigerarse, pero lo pasarán peor en una habitación cerrada y llena de humo, créannos. «Sucederá que las células caliciformes de su tráquea y bronquios comenzarán a producir mucina sin tregua y su fina tráquea se colapsara de flemas, toserán y las expulsarán sin tregua y se comprometerá gravemente su salud y , aún más, su vida», asegura nuestro veterinario consultado. En los Centros Veterinarios las medidas volverán a ser urgentes y enérgicas. Cámaras de oxígeno, bronco dilatadores, eliminación de flemas y un largo etcétera. Pero además, si no se toman medidas hogareñas adecuadas, convertiremos a nuestro fiel compañero en un bronquitico cronico, en un fumador pasivo, en una víctima.

Hoy les hemos puesto el ejemplo de primera mano, desde la directa experiencia veterinaria de lo que sucede en parte con el tabaco cuando se quema e inhala de manera directa o indirecta como fumador pasivo. Es evidente que amenaza esta conducta a todas las especies, incluida la nuestra, por supuesto. El decir que a nosotros no nos afectará o que fumamos porque de «algo hay que morir» o que «tal persona vivió hasta los cien años fumando» son bálsamos de auto engaño para no aceptar la realidad. Forman parte de un fenómeno de disonancia cognitiva, es decir, cambiamos y no aceptamos la realidad para ser felices. Pero esto sólo será una tregua hasta la aparición de la temida enfermedad en nosotros mismos,, y peor aún, en nuestro entorno que se perjudica pasivamente.

No sólo el humo

El tabaco es de procedencia vegetal, todos lo sabemos, pero se le ha añadido un montón de sustancias tóxicas. La nicotina es una de ellas. Esta famosa sustancia acredita un DL 50 de 9,2 mg / kg, la mitad de animales que ingieren medio cigarrillo por cada kilo de su propio peso corporal, podrían intoxicarse y morir de manera agónica. Esto ilustra sobre otro problema frecuente, que es la ingestión de colillas por parte de perros y gatos que adquieren este peligrosisimo hábito. Ingerido o inhalado, el tabaco y otros productos como la marihuana y sus derivados, son altamente tóxicos para nuestros animales de compañía. Si lo son para ellos, lo son para nosotros por desgracia, es un hecho indiscutible. «Animales que han inhalado marihuana, acuden a los Centros Veterinarios en estado crítico. Una intoxicación aguda por ingestión o por inhalación genera convulsiones, vómitos, midriasis o dilatación pupilar intensa, babeo profuso,in coordinacion, bradicardia ( latidos cardíacos débiles y muy lentos) pudiendo llegar al coma y muerte de nuestro querido animal de compañía», puntualiza Álvarez de la Villa. Muchos propietarios no se lo podían imaginar. No se lo creían, pero sucede de forma, por desgracia, frecuente. Por lo tanto, no será mala idea ventilar nuestros hogares, pero mejor aún no consumir estos peligrosos productos que tan nocivos efectos producen.

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