María Seguí abandona la DGT cercada por los escándalos de prevaricación

En la calle Josefa Valcárcel, donde tiene su sede la Dirección General de Tráfico (DGT) en Madrid, merodeaban los escándalos desde hacía varias semanas. «Le quedan horas en la silla», confesaban fuentes de la entidad a ABC en alusión a María Seguí, la comandante de la institución desde su nombramiento en febrero de 2012. Ese periodo de «gracia» duró hasta el pasado lunes cuando Seguí comunicó al ministro del Interior que abandonaba el cargo, toda vez que, según ha podido saber este periódico, está próximo a conocerse el resultado de la investigación abierta por el departamento de Jorge Fernández Díaz hace una semana.

En Tráfico se enfilaba el fin de «mandato» nada más conocerse que el ingeniero Francisco López Valdés, marido de Seguí -al que conoció en 2003- había sido uno de los seis expertos elegidos para representar a la DGT en un congreso de seguridad vial en Cancún en septiembre de 2014.

Pero la directora se zafa de esta primera polémica. Según fuentes de la organización del viaje, «no es cierto que ella acudiese a esa cita, como se ha publicado, y además su marido fue en calidad de profesor cuyo departamento en la Universidad de Zaragoza tenía un contrato en vigor con Tráfico». «Cada año se organiza esa cita internacional, y se paga el viaje de los 3.000 ponentes. Seguí no escoge quién va. Este año se celebrará en España, y al año próximo en Santiago de Chile, y volverán a ir especialistas como López Valdés», añaden esas fuentes.

El pasado 30 de junio se filtra a un medio digital una conversación entre la subdirectora adjunta de Conocimiento Vial, Marta Carrera, y el presidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas, en la que la primera sugiere que redactará el pliego de condición de adjudicación de la licitación de los cursos de formación vial ajustado a uno de los postulantes. Ocho días después, Carrera es «apartada» de sus funciones por el Ministerio del Interior y recolocada en otra «taquilla» de la misma institución. Seguí explicó ayer a ABC que Carrera no era un cargo de su confianza, pero que su actitud le provocó un gran malestar.

Fulminada Carrera, las aguas no vuelven a su cauce. El escándalo coincide con una acusación mayúscula: el profesor Juan José Alba, exjefe de su marido en el área de Ingeniería de la Universidad de Zaragoza, acusa a Seguí del arbitrio de la DGT en la concesión de contratos. Entre otros, Alba afirma que la DGT benefició a López Valdés con tres proyectos que fueron desarrollados en el Laboratorio de Tecnologías y Sistemas para la Seguridad en Automoción, instalados en el Parque Tecnológico Technopark del circuito Motorland de Alcañiz (Teruel), donde se disputa el premio de motociclismo. Alba trabajaba con López Valdés en el momento de esa concesión. El profesor, en conversación telefónica ayer con este periódico, rechazó haber perseguido la dimisión de la directora de Tráfico o actuar con resentimiento. «No es mi batalla, necesito tranquilidad y reflexionar los próximos días», objetó el profesor.

Cruzada personal y laboral

La cruzada entre el matrimonio y el profesor sí ha puesto en la casilla de salida a la ex directora general de Tráfico, cuyas funciones asumirá por el momento Cristóbal Cremades, secretario general de la DGT. Seguí asegura que actúa para defender su dignidad y trabajar, algo que dado estos tiempos de tempestad no podía desarrollar.

Desde el Gobierno en funciones, tanto la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, como el titular de Interior, agradecieron la labor de Seguí en una «etapa en la que se ha alcanzado el mínimo histórico de víctimas mortales por accidente de tráfico desde 1960». Para Fernando Martínez Maillo, vicesecretario de Organización del PP, este caso de muestra que «en España sí se dimite», aunque las irregularidades «no están contrastadas», dijo en descarga de la ya exdirectora.