Playa de la Manga del Mar Menor afectada por la contaminación
Playa de la Manga del Mar Menor afectada por la contaminación - Juan Carlos Soler

La Manga del Mar Menor: un paraíso que pierde 19 banderas azules manchado por algas y lodo

El Gobierno murciano aplica 40 medidas de choque como un gran humedal artificial y multas de hasta 100.000 euros para regenerar la laguna

Murcia Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Seguramente la playa de todo el Mediterráneo donde antes se calienta el agua lo suficiente para bañarse es la de la Manga del Mar Menor. Kilómetros y kilómetros con apenas medio metro de profundidad y sin oleaje convierten a la laguna salada más grande de Europa en un paraíso que ahora está amenazado por la contaminación originada por nitratos. Esta sustancia, contenida en algunos abonos agrícolas, con temperaturas elevadas hace proliferar las algas, igual que acelera el crecimiento de las otras plantas. Como consecuencia, esta misma semana el Mar Menor ha perdido las 19 banderas azules que lucían en sus playas.

Pero el verano pasado ya se «dispararon las alarmas de todas las administraciones, primero los municipios, pero también la regional, estatal y la europea, que autoriza el uso de fondos comunitarios», subraya el consejero de Medio Ambiente de Murcia, Javier Celdrán.

Con el fin de impedir los vertidos de agua con fertilizantes desde el Campo de Cartagena y de alcantarillado de las zonas urbanizadas, así como las corrientes salobres desde el subsuelo, el Gobierno autonómico aplica cuarenta medidas de choque.

Los tres frentes de acción se pueden resumir en el tratamiento de caudales agrícolas en la Rambla de Albujón –con un humedal de 180.000 metros cuadrados–, el desvío de desagües de ocho municipios y el abastecimiento para riego a los agricultores, de forma que no necesiten extracciones en la zona. Y para los infractores, se prevén sanciones de hasta 100.000 euros.

«Explosión» de fitoplancton

Hace un año y medio se produjo «un episodio de aumento de la turbidez y un crecimiento explosivo del fitoplancton», relata Pedro García, director de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE). El Mar Menor está declarada zona contaminada según una directiva comunitaria, precisa García.

En el ámbito más local ya se han empezado a tomar medidas para no causar mala impresión a los turistas. Un equipo con una docena de efectivos limpiará la orilla del litoral de algas secas y lodo negruzco semanalmente, según relata María Jesús Cerezo, del restaurante Rincón de Nicole y Nadine, en Punta Brava, una de las zonas más afectadas por la contaminación, junto con Los Urrutias y Los Alcázares. «Conozco gente que había comprado casa aquí y me cuentan que se van a marchar porque su hija no puede bañarse; o una mujer mayor que se metió en el agua y casi no podía salir: se te quedan los pies dentro del fango», relata esta hostelera, que avisa al grupo de limpieza antes del fin de semana para que los visitantes se encuentren la playa medianamente en condiciones. «El dinero para arreglarlo está, porque vino de Europa, y esto no lo pueden dejar así, y que estemos aquí para servir desayunos y poco más, porque la gente se va a otros sitios a bañarse y ya se queda a comer y no vuelve, cuando es tan bonito y tenemos hasta flamencos», se lamenta. Tampoco se puede hacer circular el agua para alejar la suciedad, porque enfrente, en la zona de la propia Manga del Mar Menor, ese cordón arenoso de 21 kilómetros de largo, no quieren que les llegue el lodazal.

Otros sortean las algas navegando, caso del centro Arbolar, para campamentos y náutica. «Ha cambiado el color del agua, la contaminación lleva ya por lo menos veinte años, en algunos sitios se ve más», describe Mari, una de las coordinadoras de vela, mientras guía a un grupo de chavales que se adentran en la lagua en una embarcación pequeña. Antaño, había también unas minas que vertían residuos.

Mediciones constantes

«Probablemente se trata ahora del espacio natural de toda Europa más monitorizado y controlado», asegura el consejero de Medio Ambiente. De hecho, desde agosto del año pasado hay dos institutos marítimos, uno de la Universidad Politécnica de Cartagena, y otros científicos que miden varios parámetros de su agua. Entre aquella fecha y el pasado 4 de mayo, se han reducido más de un 70% el grado de turbidez y la clorofila.

«No creemos que vuelva a suceder este verano, pero debemos ser precavidos, porque llegan las altas temperaturas», señala Celdrán. En cuanto a la pérdida de las banderas azules, el dirigente autonómico puntualiza que es «paradójico», puesto que «el año pasado estaba el agua turbia y los turistas veían ondear las banderas azules, mientras que este verano será al revés, con el agua limpia y sin distinción, porque los municipios tienen que enviar sus solicitudes de bandera azul un año antes».

Los grupos políticos en la Asamblea Regional acordaron la semana pasada dar carácter de ley a un decreto que contiene las medidas urgentes, entre otros ámbitos, en la «agricultura intensiva». El ecologista de ANSE puntualiza que algunos regantes hacen las cosas bien y otros no, por lo que no se puede simplificar el problema.

Faltan trasvases

En cuanto a otra «paradoja», la de que fueran los propios regantes quienes reivindicaran el plan director del Mar Menor en una tractorada en el centro de Murcia, García aclara que la falta de agua de trasvases para regar hace que se recurra más a la desalación, lo que también empeora la contaminación al generar más salmueras, para las que faltan conducciones.

Desde junio, cualquiera podrá consultar en una web el grado de limpieza o suciedad, en esa «red de datos» que mide oxígeno, clorofila, turbidez, temperatura y salinidad. Ya se puede acceder a documentos de la decena de proyectos pendientes. En el caso del posiblemente principal foco contaminante, la Rambla de Albujón, se prevén balsas de sedimentación y el gran humedal para la eliminación de nitratos a través de grava y vegetación.

Ver los comentarios