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Monjas de las Misioneras de la Caridad asisten a misa en la Casa de la Madre Teresa de Calcuta - FOTOS: PABLO M. DÍEZ

La Madre Teresa, santa de todas las religiones

En Calcuta, católicos, hindúes, musulmanes y sijs quieren por igual a la misionera por dedicar su vida a los más necesitados

ENVIADO ESPECIAL A CALCUTA Actualizado: Guardar
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A pocos pasos de la Casa de la Madre Teresa de Calcuta, la tienda Ankit de artículos religiosos vende todo tipo de recuerdos de la misionera: medallas, rosarios, estampitas, libros, cuadros, tazas, imanes… Además de estarle agradecido por darle un buen negocio, cuyas ventas han aumentado estos días previos a su canonización, su dueño, Nurul, solo tiene palabras de elogio para la Madre Teresa, a quien conoció personalmente cuando era pequeño y su padre regentaba en este mismo local un comercio de electrodomésticos.

A la vista de sus bien surtidas existencias, cualquiera diría que Nurul en un devoto católico. Pero un cartel con las letras en árabe del Corán revela algo muy distinto: Nurul es musulmán. Al contrario que a muchos de sus correligionarios, que siguen anclados en la época de las cruzadas, su fe no le impide admirar el sacrificio de la Madre Teresa por los más pobres.

«Los musulmanes que tienen problemas con los cristianos son gente que no ha sido bien educada», razona con toda lógica Nurul, quien zanja la cuestión de forma tajante. «La Madre es la Madre», concluye como si no fuera necesario dar más explicaciones.

«Los musulmanes que tienen problemas con los cristianos son gente que no ha sido bien educada»
Nurul , musulmán

Y, en realidad, no hace falta. En Calcuta, católicos, hindúes, musulmanes y sijs quieren por igual a la Madre Teresa, cuya vida en pos de los más necesitados está por encima de la religión y es un ejemplo a seguir para cualquier ser humano. A Tanveer Ahmed, otro tendero del vecindario también musulmán, la Madre Teresa le ayudó cuando era niño a entrar en un buen colegio católico, donde podía seguir todas las clases sin necesidad de acudir a misa. Con los ojos enrojecidos por la emoción, todavía se le eriza el vello cuando la recuerda. «La Madre es para todos, como Dios. Además, con quien más se volcó es con los musulmanes, que son mayoría en esta zona», aclara Tanveer, quien a sus 32 años vende agua, refrescos, café y chocolatinas en la pequeña tienda al lado de la casa donde vivió y está enterrada la misionera. La mayoría de sus clientes son, por tanto, los turistas que visitan la tumba de la Madre Teresa y los voluntarios que acuden a la ciudad para ayudar en los treinta centros de acogida donde las Misioneras de la Caridad atienden a los más desamparados. Presentes en unos 140 países, las 5.000 monjas de esta orden fundada en 1950 han abierto ya más de 700 casas siguiendo el modelo de estos centros de Calcuta.

Las Misioneras de la Caridad reparten entre los fieles indios medallas de la Madre Teresa de Calcuta
Las Misioneras de la Caridad reparten entre los fieles indios medallas de la Madre Teresa de Calcuta

Guiada por la caridad que la ha hecho santa, la Madre Teresa jamás se fijó en la religión de nadie a la hora de tenderle su mano. «Fue una gran mujer que hizo mucho por quienes más lo necesitan en esta ciudad», resume Namdu, un hindú representante de tejidos, el sentir general de Calcuta. Buena prueba de ello es el río humano que, al fallecer en 1997, acudió durante una semana a su capilla fúnebre en la iglesia de Santo Tomás y el multitudinario funeral multirreligioso que la despidió, al que acudieron representantes de numerosos países como la Reina Doña Sofía de España y la entonces primera dama estadounidense, Hillary Clinton.

Por la admiración que la Madre Teresa genera en el mundo entero, a las misas que estos días se celebran en la sede de las Misioneras de la Caridad asisten, además de los católicos, indios ortodoxos como Roben Raj, quien se emociona con los sacrificios que hizo en su vida. «Los obispos viven en palacios lujosos, pero ella no. Es un ejemplo para todo el mundo», alaba este joven de Kerala que trabaja en Australia, quien pertenece a la Iglesia ortodoxa de Siria por tradición familiar.

«Me la encontré un día en el aeropuerto y se interesó por los alumnos que formábamos. En nuestro centro de formación tenemos un 20% de alumnas gracias a ella. Me preguntó si Dios no había creado a las mujeres igual que a los hombres»
El hermano salesiano TV Matthew conoció a la Madre Teresa

Para quienes la conocieron, como el hermano salesiano TV Matthew, la huella que dejó la misionera es una bendición. «En nuestro centro de formación profesional Don Bosco tenemos un 20 por ciento de alumnas gracias a ella», desgrana el religioso en una anécdota que refleja a la perfección el carácter de la Madre Teresa. «Me la encontré un día en el aeropuerto y se interesó por los alumnos que teníamos en el centro. Cuando le respondí que formábamos a 250 chicos, se quedó pensativa y, asintiendo con una sonrisa, me preguntó si Dios no había creado a las mujeres igual que a los hombres. Se me saltaron las lágrimas al escucharla», relata el hermano Matthew, a quien todavía se le pone el vello de punta al revivir aquel momento. Siguiendo sus enseñanzas, ha puesto en marcha un programa, denominado «Nariprise» («Mujeres Emprendedoras»), que ha ayudado a once alumnas a montar seis pequeñas empresas de construcción que ya han empezado a trabajar para varias promotoras inmobiliarias. «Para ayudarme con mis niñas, ahora le pediré su intercesión porque la Madre Teresa es mi embajadora en el cielo», se encomienda el hermano Matthew a su antigua amiga, que mañana será canonizada por el Papa Francisco en el Vaticano.

En estos tiempos convulsos, en que la religión se ha convertido en otra excusa más para matarnos los unos a los otros, la Madre Teresa se erige como una santa para todas las religiones.

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