Jóvenes de Acción Católica, héroes de la vida cotidiana

Ignacio Echeverría participó durante dos años en esta asociación de laicos, una escuela de jóvenes comprometidos

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  1. «Si veo a alguien peleando, los separo»

    Marina es voluntaria en un centro de educación especial en Torrelavega
    Marina es voluntaria en un centro de educación especial en Torrelavega - ABC

    La Acción Católica es una verdadera escuela de vida. En sus más de 150 años de andadura, esta asociación de laicos ha formado a generaciones de jóvenes con una calidad humana y una hondura espiritual extraordinarias. Precisamente en ese ambiente cristiano se forjó la personalidad de Ignacio Echeverría, el joven abogado de 39 años que murió el pasado 3 de junio al enfrentarse con su monopatín a tres yihadistas en Borough Market, junto al puente de Londres.

    Ignacio pertenecía al grupo de Acción Católica de la parroquia de San Miguel en la localidad madrileña de Las Rozas. Allí estuvo dos años antes de encontrar un puesto en el banco HSBC en la capital londinense. «Ignacio vivía intensamente cada momento y por eso no se lo pensó dos veces cuando decidió ayudar a ese policía. Tenía claro que todos podemos ser santos con lo que nos toca en cada momento», asegura a ABC María José de la Esperanza, una de sus compañeras en aquel grupo con el que Ignacio se reunía semanalmente.

    Jóvenes «muy normales»

    El principal objetivo de Acción Católica es generar espacios dentro de las parroquias donde los laicos puedan formarse para ponerse luego al servicio de la Iglesia y de la sociedad. «Son jóvenes muy normales, pero que tienen algo que decir y hacer porque todo lo que acontece a su alrededor lo ven a la luz del Evangelio y de la fe», comenta a ABC Antonio Muñoz, el presidente de esta asociación de laicos, que aglutina en España a más de 36.000 personas, entre miembros de la organización y simpatizantes.

    El ámbito de la juventud es el sector que más crece dentro esta realidad diocesana, que a lo largo de su siglo y medio de historia ha pasado por muchos vaivenes. La fórmula del éxito —apunta su presidente— «es que los jóvenes encuentran ese protagonismo que no encuentran en otro sitio».

    Francisco José Ramírez Mora, responsable del sector de jóvenes, explica a ABC que esta asociación de laicos está presente en 40 diócesis y estima que cerca del 40 por ciento de sus miembros son jóvenes. «La Acción Católica —explica— no es otra cosa que la propia parroquia, donde las personas se cargan las pilas para cambiar el mundo».

    Descubrir la vocación

    Marina Ruiz Junquera tiene 20 años y el próximo curso estudiará Educación Especial. Descubrió su vocación después de hacer un voluntariado en un colegio para niños con discapacidad, organizado por el grupo de Acción Católica de su parroquia. «Siempre había dicho que quería ser maestra pero cuando ví la realidad de esos niños sentí dentro de mí que yo servía para eso».

    Marina llegó a Acción Católica cuando tenía 9 años y sus padres la apuntaron en la Catequesis. «Ellos querían que hiciera la Comunión por seguir la tradición pero luego no estaban de acuerdo con que siguiera en la parroquia. No son muy católicos». Pero ella se negó. «Paso más tiempo allí que en casa porque ves diferentes realidades y te ayuda a pensar en ti, en los valores que tienes. Eso es bueno porque los jóvenes a esta edad vivimos un poco en el caos y el hecho de poder reflexionar y rezar te ayuda a centrarte en la vida», asegura.

    Precisamente uno de los principales objetivos de Acción Católica es la formación de los laicos. Por ello, a Marina no le resulta extraño que Ignacio Echeverría no dudara en ayudar a un policía durante el atentado de Borough Market, en Londres. «Si ves una injusticia tienes que actuar porque tu vales para hacer algo. Si voy por la calle y veo una pelea los separo. Luego pienso. ¿qué estoy haciendo? Podría haber recibido un puñetazo, pero lo primero que me sale es ayudar». A sus 20 años, esta joven está convencida de que «se puede ser santo con los gestos más pequeños de la vida cotidiana».

  2. «Solo se evangeliza con el ejemplo»

    Mario participa en un grupo de Acción Católica en una parroquia de Toledo
    Mario participa en un grupo de Acción Católica en una parroquia de Toledo - EFE

    Mario trabaja en una consultora ambiental, tiene 26 años y desde hace cuatro participa en un grupo de Acción Católica en la parroquia de San Julián en Toledo. Para este joven cristiano «solo se puede envangelizar con el ejemplo».

    Por eso cada semana, junto a sus doce compañeros de la parroquia realizan algún voluntariado. Ayudan en el ropero de Cáritas, reparten por las noches bocadillos a las personas sin techo o colaboran con el proyecto Mater, que se dedica a ayudar a las mujeres embarazadas para evitar que aborten.

    Mario está convencido de que el cristianismo es «una forma de ser y actuar» y así debe percibirse en la sociedad. Esa forma comprometida de ver la vida es, según Mario, «desgraciadamente» la que impulsó a Ignacio Echeverría a socorrer al policía en el pasado atentado terrorista de Londres. «Nos formarmos como personas y a veces vivir el amor de Dios implica dar la vida por los demás», apunta.

  3. «Ayudo a los niños a vivir la misa»

    Irene Arroyo dirige el coro de niños de su parroquia
    Irene Arroyo dirige el coro de niños de su parroquia - ABC

    Formar parte de Acción Católica ha sido para Irene Arroyo «la mejor excusa para vivir comprometida con los demás y con la Iglesia». «A mí me han hecho un favor porque contar con el apoyo de una comunidad me ha ayudado mucho», asegura esta joven psicóloga de 23 años.

    Irene tomó contacto con Acción Católica cuando tenía apenas diez años en su parroquia, Nuestra Señora de los Apóstoles, en Moratalaz. Luego participó en algunas convivencias de jóvenes en el embalse de Atazar, en la sierra de Madrid y a los 18 años decidió «dar el paso» y ser militante. «Con el paso del tiempo se convirtió en una elección más madura y por eso decidí adquirir un compromiso público frente a la asociación».

    Después de más de una década en esta realidad eclesial, Irene colabora ahora en la Delegación de Juventud (Deleju) del Arzobispado de Madrid y en el coro de niños de su parroquia, pero antes también fue catequista. «Estoy para servir en lo que sea necesario. Ahora ayudo a los niños a vivir la misa de otra manera y hacerla suya». En el coro participan 40 niños de entre los 7 y los 14 años. «Es una tarea muy agradecida y necesaria», apunta esta joven, que estudia un Máster en Psicología General Sanitaria.

    Para Irene poder formar parte de Acción Católica ha sido un regalo porque le ha ayudado a crecer en la fe. «Saber que hay gente que te apoya, encontrar una comunidad que te ayuda a acercarte al Señor es algo básico y debería estar en todas las parroquias», afirma.

  4. «Reflexionamos sobre cómo vivir la fe día a día»

    Ángel prepara a un grupo de jóvenes para recibir la Confirmación
    Ángel prepara a un grupo de jóvenes para recibir la Confirmación - ABC

    Ángel Álvarez es ingeniero industrial y estudia un Máster en Comercio Exterior. Pero dedica gran parte de su tiempo libre a preparar a chavales de entre 14 y 17 años para recibir el sacramento de la Confirmación.

    Desde hace dos años también es el responsable del grupo de jóvenes de Acción Católica en la parroquia Nuestra Señora del Prado en Valladolid. «Tenemos lo que nosotros llamamos un grupo de vida en el que reflexionamos cómo vivir la la fe en la vida cotidiana», comenta. A sus 22 años, este joven afirma que pertencer a este grupo diocesano significa «llevar una vida con la visión de Jesucristo».

    Este año su comunidad ha dedicado su etapa de voluntariado a colaborar en diversas campañas para recaudar fondos en favor de Manos Unidas, como el bocadillo solidario. Del 27 de julio al 2 de agosto además participarán en el Camino de Santiago, al que asistirán jóvenes de Acción Católica de toda España.

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