Investigación clínica

La conclusión es siempre la misma, se requiere tiempo para aplicar, con éxito y seguridad, los nuevos hallazgos

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El trasladar los resultados de la investigación biomédica a la cama del enfermo, mejorando el diagnóstico y tratamiento de patologías, constituye un objetivo fundamental. También es una demanda por parte de los ciudadanos. Ante cualquier noticia de hallazgos sobre genes relacionados con cáncer, enfermedad neurológica, trastornos metabólicos, etc. se reclaman las aplicaciones prácticas de todo ello en los cuidados de salud. Pero, a pesar del entusiasmo que los científicos sentimos la conclusión es siempre la misma, se requiere tiempo para aplicar, con éxito y seguridad, los nuevos hallazgos.

Sucede incluso que la investigación clínica puede desmontar cuestiones establecidas. La revista New England Journal of Medicine (referencia para casi todo el mundo) da cuenta de un ensayo clínico de cinco años, con casi veinte mil personas sanas mayores de 65, que desmonta la creencia de que una dosis baja diaria de aspirina reduce el riesgo de ataques cardiacos. De hecho, la aplicación de este tratamiento, supuestamente preventivo, parece incrementar el riesgo de hemorragia y cáncer, sin el beneficio cardiovascular que se presumía. La investigación clínica, para descubrir o confirmar la eficacia y la seguridad de procedimientos diagnósticos y terapéuticos, sigue constituyendo el patrón de desarrollo de una Medicina basada en la evidencia. Cada vez depende más de un diseño adecuado, que defina bien los objetivos y las variables, para alcanzar conclusiones adecuadas. Muchos sanitarios insisten en descalificar cualquier procedimiento que no esté avalado por investigación clínica reglada.

Sin embargo, organismos clave como la OMS pretenden aprovechar también conocimientos tradicionales como los de la Medicina China, basados en principios y procedimientos muy distintos de los de la Medicina Occidental, y fundamentados en una visión como la de la energía vital individual que fluye a través de los canales (meridianos) para mantener la salud. La polémica está servida; algunos remedios chinos basados en plantas, han permitido descubrir la artemisina como eficaz antipalúdico. Pero, en muchos casos no se ha podido confirmar la validez de muchos tratamientos tradicionales. La investigación clínica ha de avanzar más, tal vez la clave está en el conocimiento más completo de la individualidad de cada paciente que propicia la Genómica humana.

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