Gonzalo López Alba, el ejemplo del buen periodismo

Fue un excepcional cronista político y ejemplo de profesional riguroso

Gonzalo López Alba (1959-2018), periodista Sigefredo
Pablo Muñoz

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Solo Dios sabe cómo duele escribir en pasado sobre Gonzalo López Alba . Sin duda, era uno de los periodistas más sólidos que he encontrado en el oficio. Pero era mucho más que eso: ante todo era un tipo honesto, digno, sensible, serio, fiable , cariñoso dentro de su timidez, amigo de sus amigos y conversador interesante.

Soy de los afortunados que no solo ha compartido con él la Redacción de ABC durante muchos años, sino que además he disfrutado de su amistad, mantenida después de que tomara otro rumbo profesional. Han sido muchas las horas de conversación, pero siempre me quedará la tristeza de no haber concretado esa comida pendiente desde ya hacía demasiado tiempo.

La vida le dio algún mazazo atroz. La muerte de su hermano, al que estaba especialmente unido y a quien consideraba su segundo padre, y la de su madre, a la que cuidó hasta el último día, fueron especialmente duras para él. Siempre mantuvo una media sonrisa, pero su mirada se había apagado en parte.

La carrera profesional de Gonzalo López Alba ha sido larga y brillante. Desde sus primeros tiempos en OTR/Press dio el salto a Diario 16 , ABC en dos etapas, El Sol, Público, El Confidencial, Interviú, Infolibre y se iba a incorporar como colaborador de Vozpópuli. Ha sido premio Luis Carandell al mejor cronista parlamentario y ha escrito tres libros. El primero, «El Relevo», un ensayo imprescindible sobre el cambio generacional del PSOE entre 1996 y 2000, que culminó con la llegada a la Secretaría General del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero. Los otros dos, las novelas «Los años felices» (Planeta) y «My dear Love» (Amazon), eran probablemente sus «criaturas» preferidas, pues su ilusión en los últimos años era vivir de la escritura.

Nunca conocí a un buen periodista que no lo admirase; nunca nadie me dedicó un elogio como el que me hizo en cierta ocasión, que guardo como el mejor premio que pueda recibir en mi vida. Gonzalo supo ser jefe, y todos los que han trabajado a sus órdenes lo ponen de ejemplo; y también redactor, con una lealtad absoluta que nunca le agradeceré lo suficiente. Era uno de los mejores analistas políticos –desde ABC, un medio muy crítico con las posiciones del PSOE, consiguió decenas de exclusivas– y actuaba con una humildad que impresionaba.

Hace días publicó una reflexión al hilo del cierre de Interviú que leída hoy estremece: «Mis tres entierros han sido igualmente dolorosos porque en cada cierre patronal se enterró también algo de lo que soy –he procurado ser– como periodista: un ciudadano al servicio de los demás que relata, analiza e interpreta lo que ocurre para facilitar la formación de juicio y la toma de decisiones aportando conocimiento».

Gonzalo, no solo lo conseguiste sino que has dejado un ejemplo entre todos los que te conocimos que nunca olvidaremos. Amigo, para ti la Paz.

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