Obituario

Fallece Antonio Fernández-Rañada: Enminente profesor y científico humanista

No sólo hizo Ciencia de calidad, sino que supo reflexionar sobre sus alcances para el ser humano y para la sociedad en la que se enmarca su vida

César Nombela

El fallecimiento del catedrático de Física Antonio Fernández-Rañada deja un notable vacío en nuestro mundo académico. El profesor Rañada compaginó de manera destacada el ejercicio de la docencia universitaria, la práctica de la investigación científica y la reflexión sobre los alcances de la Ciencia. Toda una vida, plena de Ciencia y Humanismo.

Tras licenciarse en Ciencias Físicas en la Universidad Complutense se doctoraba en la Universidad de París en 1965, para hacerlo poco después también en su alma mater cisneriana. Su recorrido por diversos desempeños docentes e investigadores ha sido muy enriquecedor. Trabajó en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) y fue catedrático de Mecánica Cuántica en la Universidad de Barcelona. Pero la mayor parte de su carrera profesional la consagró a la Universidad Complutense donde se desempeñó como profesor de Física Teórica y de Electromagnetismo. Dejó su impronta investigadora estudiando la Física de partículas elementales y diversas cuestiones de Física Matemática y dinámica no lineal, dedicando también esfuerzos a desentrañar el misterio de los llamados rayos bola.

Conferenciante obligado en numerosas instancias, siempre atendió a su firme compromiso con hacer llegar su sabia palabra y sus reflexiones a cuantos lugares y audiencias se pudieran beneficiar de ello, de lo cual puedo dar fe. También presidió la Real Sociedad Española de Física (2005-2010). Comprometido con sus raíces asturianas colaboró extensamente con la fundación que otorga los Premios Príncipe (hoy Princesa) de Asturias, contribuyendo de manera decisiva en los primeros años a configurar los criterios para otorgar estos galardones que hoy destacan en el panorama internacional.

Antonio Fernández-Rañada no sólo hizo Ciencia de calidad, sino que supo reflexionar sobre sus alcances para el ser humano y para la sociedad en la que se enmarca su vida. Su libro ‘Los científicos y Dios’ (Trotta, 2008) supone un recorrido por la actitud, ante la trascendencia y la cuestión de la existencia de Dios, de muchos de los científicos que han forjado los fundamentos del conocimiento que actualmente tenemos. Desde Faraday a Darwin y Hawkins, o desde Einstein a Monod y tantos otros, su pensamiento y sus reflexiones discurren por este texto. Otro libro fundamental del profesor Rañada es ‘Los muchos rostros de la Ciencia’ en el que muestra cómo en las leyes que rigen el comportamiento de la materia se puede percibir una belleza intemporal; «La dinámica newtoniana, la cosmología relativista, la topología algebraica o la evolución biológica pueden suscitar una fascinación no muy distinta de la emoción de la música, la pintura o la poesía en sus creaciones más altas», afirma Rañada, suscribiendo una autorizada opinión sobre la unidad del conocimiento.

Aunque nunca los buscó, no le han faltado los reconocimientos y distinciones. Entre ellos, la medalla de la Real Sociedad Española de Física (1985) , el premio Internacional de Ensayo Jovellanos (1994) y la medalla de Plata del Principado de Asturias (1999) . Descanse en paz quien tanto bien hizo desde la dedicación que tanto le entusiasmó.

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