«Estamos confinados en el pueblo, rodeados por el fuego y no sabemos hasta cuándo»

Los vecinos del municipio de Artenara no han sido evacuados por seguridad

Un helicóptero en el incendio declarado este sábado en la zona de Artenara en el oeste de la isla de Gran Canaria EFE

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Dina González coge el teléfono con las pocas fuerzas que le quedan. Está afónica, el humo ha consumido su voz y solo ha dormido dos horas. El embotamiento es tal que pide un poco de tiempo para enterarse de lo que ha pasado cuando la venció el sueño . Pero poco cambió. Su municipio, Artenara, uno de los ocho afectados por las llamas del incendio desatado en Gran Canaria el pasado sábado, está confinado. La gente está en sus casas pero no se ni salir ni acceder a él.

Unas 90 personas siguen confinadas, procedentes tanto del casco histórico de Artenara como de los barrios periféricos. Ayer, el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres , señaló que era más «arriesgado» evacuarlos, informó Ep. El resto de vecinos (el municipio tiene en total son 1150 habitantes) han sido evacuados a otros municipios más seguros. « Seguimos aquí, rodeados por el fuego , somos alrededor de 90 personas confinadas desde ayer (domingo) a las dos de la tarde y no sabemos hasta cuándo, nos lo indicará el 112», cuenta Dina.

Pero Artenera ha vivido otro confinamiento dentro del que ya viven desde que quedaron cortadas las carreteras que permiten acceder a él. Las llamas obligaron a concentrar a la gente en un centro cultural porque era un sitio seguro, según informó el 112 Canarias en su cuenta de Twitter. Allí permanecieron encerrados casi 24 horas , desde las tres de la tarde del domingo hasta las 11 de este lunes. Sin embargo, las condiciones en el interior eran buenas. «Es una cueva como todas las que hay en la zona, con buena temperatura y espacio», explica Dina. Sin embargo, nada era suficiente para luchar contra los nervios y el miedo a la pérdida del hogar. « Los sentimientos son encontrados , hay tristeza, rabia e impotencia...el encierro ha puesto a algún vecino nervioso somos conscientes de que esto se sale de nuestro control y ahora no podemos flaquear». A esto se suma que los vecinos están soportando temperaturas de 40 grados y si bien ahora se respira mejor, «cuando se inició el fuego, el sábado, el aire era irrespirable porque el humo llegó al pinar, se hizo mucho más denso y entró por todo el municipio ». «Es un infierno», resume esta vecina.

«Estamos devastados, desolados, esto es algo que ningún gran canario ha vivido. Pero pese a la intraquilidad y la gran tristeza la gente está muy unida, nos hemos ayudado entre todos, hay mucha solidaridad entre las zonas afectadas de Agaete, Valleseco, Tejeda, Galdar...».

95 años y en sila de ruedas

La intranquilidad la comparten también los vecinos de Valleseco, el municipio donde se desataron las llamas y que están «a la expectativa» de saber cuándo volverán a casa. Isabel, sus padres y su hermano recibieron el domingo el aviso de que tenían que desalojar su hogar. «Es una catástrofe, temo por mi casa y por el casco histórico, donde aún no han llegado las llamas » , confiesa esta vecina de Valleseco. «En principio íbamos a volver esta tarde (por ayer) pero como se han reactivado los focos es mejor mantener el pueblo sin gente». Ella y otros vecinos esperan en el colegio Monseñor Socorro Lantigua del municipio de Teror, adonde fueron trasladados. Isabel pudo irse por su propio pie y coger lo imprescindible para ponerse a resguardo.

El colegio de Teror fue la segunda opción en el desalojo de los vecinos de Valleseco porque primero fueron trasladaron al polideportivo de Valleseco pero ante el avance de las llamas tuvieron que alejarse cada vez más. Uno de los vecinos evitó estos traslados pero tuvo que abandonar su casa y dirigirse a la que su familia tiene en Arucas, a unos 20 minutos en coche de Valleseco.

«Lo material va y viene pero lo que más nos preocupan son las personas mayores, mi abuela tiene 95 años y está en silla de ruedas, gracias a Dios pudimos evacuar con tiempo y coger lo necesario sobre todo para ella, como las medicinas», cuenta su nieto de 22 años que he pedido no desvelar su identidad.

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