La iglesia de Todoque reza para salvarse de la lava

El padre Alberto Hernández es el párroco de cuatro barrios de La Palma. Ve a sus feligreses resignados e implora que lleguen los ríos de empatía y ayuda

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El padre Alberto Hernández, sacerdote de Las Manchas, Todoque, Puerto Naos y La Laguna Ignacio Gil
Helena Cortés

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«Nos hacemos a la idea de que no va a estar, pero la realidad es que la iglesia de Todoque aún sigue en su sitio» . Habla el padre Alberto Hernández, sacerdote de Las Manchas , Todoque, Puerto Naos y La Laguna. Solo esta última es accesible. Desde el pasado miércoles, los bomberos tratan de abrir caminos que eviten que la colada de lava engulla el templo de Todoque, el núcleo que está siendo arrasado por el nuevo volcán.

«Por ahora -contaba ayer por la tarde tras la visita de los Reyes a la isla- la lava ni siquiera ha llegado al lugar donde los bomberos han trabajado y donde colocaron obstáculos con material de obra intentando que la colada se metiera en el caserío que rodea la iglesia. Al presidente del Gobierno le escuché decir que no servían para nada esas labores, pero al menos nos da la sensación de que estamos haciendo algo», comenta a este diario. « Se ha detenido la lengua que llega a la iglesia , una intermedia que avanza muy despacito camina a otra estructura [alude a la lengua del norte]. Y la que hace más daño es la que va hacia el sur», resume, con dotes geológicas.

El cura sigue contando que sacaron «lo que se podía» , mano a mano con la alcaldesa, entre otros. «Esta Iglesia tiene sesenta años de vida como parroquia y el templo no es centenario. Hay tallas de nueva construcción, sin valor artístico pero con mucho valor afectivo», manifiesta.

Sus pensamientos y oraciones están también en la ermita de San Nicolás, en Las Manchas: «Hoy la ha visitado Patrimonio. Es una ermita, pero también es un bien de interés cultural (BIC) y el Gobierno se ha hecho cargo del traslado de las obras. Incluso han traído técnicos de Tenerife».

El cura agradece las almas rescatadas de la lava, pero confiesa la dureza del golpe. «Está siendo tremendo» . Como al resto de los palmeros, le cuesta encontrar palabras adecuadas para expresar sus sentimientos. Nacido en Santa Cruz, el padre Hernández lleva doce años en estas parroquias y conoce a muchas familias. «A medida que pasan los días yo experimento en mí y en las personas con las que voy hablando, no sé si por el cansancio, las horas sin dormir y el nivel de tensión, cierta resignación. Contra esto no podemos luchar. Nos hacemos a la idea de que hay que ponerse en lo peor y luego conservar la fuerza para rehacernos».

Los cultos se mantienen

Aunque solo le quede La Laguna, el padre Hernández quiere volver a llenar ya los templos de feligreses: «Como párroco, pienso que será la única a la que podré acceder en mucho tiempo y quiero que vuelva a ser un centro de referencia. Si no hay riesgos, los cultos seguirán». De hecho, comenta con ilusión, «el sábado hay bautismos al mediodía y el domingo eucaristía, por supuesto». «Si se nos permite, quiero que el templo abra y la vida continúe» , porfía.

El párroco rememora con emoción que en la casa parroquial estuvieron alojándose varias personas por la tragedia y ahora ha quedado solo una. Los demás están con familiares. «Hay gente que nos ofreció segundas viviendas y les pusimos en contacto», dice.

Va a hacer falta una gran labor de solidaridad , sentencia. «Cuando la gente empiece a asumir su realidad y que tiene que volver a pensar en un medio de vida, vamos a necesitar empatía pero también ayuda material», culmina el párroco. Su trabajo, tan necesario, es a largo plazo

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