El empleo del hogar en España equivaldría al 2,8% del PIB si estuviera remunerado por ley

Muchas de las 630.000 trabajadoras domésticas que hay en España reconocen que no pueden permitirse ponerse enfermas por miedo a perder su trabajo

Rafaela Pimentel, dominicana, activista y empleada del hogar, llegó a España en 1992. Trabaja como empleada doméstica en Madrid. Forma parte de Territorio Doméstico, colectivo en el que se organizan empleadas de hogar, migrantes y no migrantes, para reivindicar sus derechos FOTOS CEDIDAS POR OXFAM
Érika Montañés

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Un informe elaborado al alimón por la ONG Oxfam Intermón y el Laboratorio de Derecho Social del Instituto Universitario de Estudios de Género de la Universidad Carlos III de Madrid resuelve muchas dudas que se ciernen sobre el ámbito de las empleadas del hogar. En primer lugar, ¿cuántas son? El estudio acredita que hay más de 630.000 personas dedicadas al empleo del hogar , casi el 4% de la población activa, y si su labor estuviera legalmente remunerada, supondría el 2,8% del Producto de Interior Bruto (PIB) anual.

Ese dato aumenta ligeramente año tras año, aunque disminuye desde 2015 el número de aquellas que están registradas en la Seguridad Social y cotizan. La brecha entre las personas que declaran dedicarse al empleo del hogar y las registradas ha se ha incrementado en 10.000 personas en los últimos tres años. Las personas trabajadoras del hogar que, a día de hoy, no están registradas en la Seguridad Social y, por tanto, no cotizan ninguna de las horas trabajadas alcanza ya las 163.925. De las que cotizan, subraya el mismo estudio, no lo hacen «por todas las horas trabajadas». De hecho, de una encuesta que han elaborado estas dos entidades entre 205 empleadas del hogar, se ha extraído el resultado de que 89 de ellas, un 43,4%, no cotizaban ninguna hora al mes; y sólo 18 cotizaban todo su trabajo.

Falta de estabilidad y consideración de su trabajo

La precariedad y la infravaloración de su trabajo están a la orden del día, remarcó ayer la ONG en la presentación del informe. También destacó la necesidad de poner en marcha las medidas necesarias para reducir la precariedad y la pobreza laboral de un colectivo que en un 34,3% vive en hogares pobres.

«La ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, y los cambios normativos que llevaría aparejados para equiparar sus derechos laborales al del resto de los asalariados y facilitar la cotización del empleo doméstico , contribuirían a avanzar hacia la formalización total de un sector que mantiene un crecimiento constante en términos de empleo , a pesar de que disminuyen las personas registradas en la Seguridad Social», dice el trabajo.

Rotación de puestos de trabajo

En relación a la calidad del empleo del hogar, las mujeres del sector doméstico llegan incluso a superar la media estatal de temporalidad del mercado laboral español. Mientras que, para el conjunto de la población asalariada, uno de cada cuatro contratos son temporales , en las empleadas del hogar no internas se llega al tercio (uno de cada tres). Además, sufren más rotación que la del resto de la población, lo que les impide, según denuncian los autores del informe, acumular antigüedad: mientras que el contrato temporal medio dura 128 meses, en el caso de estas trabajadoras apenas se llega a los 70 meses .

Mientras que la tasa de parcialidad entre la población asalariada ronda el 15%, ésta se multiplica por 4 y llega hasta el 62,2% de las trabajadoras de hogar no internas.

Si desgranamos la situación de las empleadas internas, lo que sufren no es de pocas horas trabajadas, sino de todo lo contrario: la media semanal de horas efectivas de trabajo es de 60,92 horas, siendo «dramático», denucia el pormenorizado estudio, el caso de aquellas (un 16,5%) que trabajan más de 70 horas y de un 4,5% que supera las 90 a la semana. Si lo traducimos a números absolutos, esto equivale a con prácticamente 3.000 personas se incumple la legalidad establecida en el Estatuto de los Trabajadores que dispone de un descaso obligatorio de 12 horas entre jornada y jornada, ya que es matemáticamente imposible trabajando más de 90 horas a la semana.

Jessica Guzmán tiene 50 años y vive en Zumaia, País Vasco. Llegó a España de Chile, donde está su familia, hace 10 años y ha trabajado desde entonces en el cuidado de personas mayores en casas . Aunque ahora tiene contrato y cotiza en la Seguridad Social, reconoce haber trabajado por 500 euros brutos al mes sin contrato en momentos de gran vulnerabilidad de su vida. Ahora es presidenta de Malen Etxea, organización de trabajadoras del hogar y de cuidados que denuncia la violación de derechos humanos que sufren estas trabajadoras diariamente en las casas en las que trabajan.

Otros datos que facilita la Encuesta de Población Activa son, por ejemplo, bajas laborales y ausencias del puesto de trabajo por enfermedad o incapacidad: es llamativo, de acuerdo al informe, que «las trabajadoras del hogar se ausenten del puesto de trabajo, por enfermedad o accidente, la mitad que el resto de los empleados», porque argumentan personas del sector, como la dominicana Rafaela Pimentel , que no pueden permitirse «ponerse enfermas»o temen «la pérdida de ingresos o la pérdida del propio empleo».

Mujeres y hogares más pobres

Según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, en 2017, el 16,3% de las personas que trabajan por cuenta ajena vivía por debajo del umbral de la pobreza, cifra que asciende al 34,3% en el caso de los y las empleadas del hogar.

No hay ningún indicador en el que los hogares dependientes de este tipo de trabajo salgan mejor parados que los demás. Igualmente 1 de cada 3 de ellos declara que llega a fin de mes con dificultad o mucha dificultad (frente al 23,7% del resto de la población trabajadora por cuenta ajena). El 5,4% ha sufrido algún retraso en los 12 meses anteriores en el pago del alquiler o la hipoteca, incidencia que multiplica por 2,13 veces la presente en el resto de la población asalariada. Más de uno de cada dos de estos hogares no pueden enfrentarse a gastos imprevistos. El 15,7% no puede permitirse mantener la casa a una temperatura adecuada en invierno (frente al 8% del resto de población asalariada).

El último dato preocupante sobre el que llaman la atención los autores del informe es que, según la EPA, hay aproximadamente unas 6.000 mujeres mayores de 65 años que viven solas y que necesitan seguir trabajando limpiando o cocinando en otras casas.

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