Entrevista Mujeres al mando

Elena Moral: «La perseverancia femenina ayuda a no rendirte en proyectos tan grandes como el AVE a la Meca»

Elegida mejor ingeniera ferroviaria de Europa por la obra más osada de la tecnología nacional: un tren que circula por medio del desierto

Elena Moral, en el taller que Talgo tiene en Las Rozas, en Madrid REPORTAJE GRÁFICO: ISABEL PERMUY
Érika Montañés

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Lleva 17 años trabajando en la empresa Talgo y sus compañeros «tuvieron» que recibirla el pasado mes de mayo con una gran ovación y un ramo de flores. Elena Mora l había logrado la noche anterior –en una gala celebrada en Londres– un premio muy disputado entre ingenieros, el WICE 2019, que escoge cada año al mejor de toda Europa y que, esta vez, tuvo marca España.

Tal vez Elena sea la mejor ingeniera ferroviaria de todo el continente porque su equipo diseñó el primer tren de alta velocidad, el conocido como «pato» por la forma exterior que tiene, con «pico» frontal; o quizás sea porque lleva desde finales de 2011 embadurnada en la arena del desierto saudí para trazar el llamado «tren del peregrino», ese que une dos ciudades sagradas para el Islam a 300 kilómetros por hora. La directora de Talgo para el AVE Meca-Medina recibe a ABC en Madrid , ciudad que ama por su luz, su Retiro y sus rutas de vinos, pero en la conversación no olvida reivindicar a «su» Navas del Marqués, el pueblo de Ávila donde nació hace 41 años.

¿Cómo se siente alguien cuando es elegida la mejor ingeniera ferroviaria de toda Europa?

No trabajamos habitualmente para que nos den ningún premio. Pero cuando llega, es un reconocimiento (muy satisfactorio) a tu carrera profesional. Creo que el proyecto de Arabia es el gran culpable de que lo haya recibido.

¿Cómo es dirigir equipos en un sector tan masculino como la ingeniería?

Es un sector muy masculino, con un 18-20% de mujeres, aunque dentro de mi departamento estamos un poquito mejor, hay un 32% de mujeres. Al final, lo que importa no es el género, sino tratar con personas con profesionalidad, independientemente de que sea mujer u hombre.

En un país como Arabia, ¿no ha sido un doble reto: ser mujer e ingeniera?

El hecho de no conocer nos pone barreras, al principio pensábamos que iba a ser más complicado. He trabajado con normalidad en aquel país; es más el miedo ante lo que no conoces que la realidad. Es importante no tener esos miedos y cuando hay una gran oportunidad, tenemos que ir a por ella.

«Es importante no tener prejuicios y cuando ves una gran oportunidad, ir a por ella. Con independencia de que seas hombre o mujer, tienes que ser profesional»

¿En su entorno sí despertaría recelos?

Existen esos prejuicios, pero cuando trabajas, lo haces igual que en otros países. Tienes que vestir la «abaya», la túnica negra, y respetando la cultura no hay más problema. He tratado de normalizarla. Es una herramienta de trabajo, como lo son los equipos de seguridad en los talleres. Lo tenemos que hacer todos. Y es el resultado del trabajo el que va hablando. El cliente quiere resultados. Creas una relación de confianza porque son proyectos muy largos y ha salido bien.

¿Qué ha sido lo más difícil?

El proyecto ha tenido un componente técnico y tecnológico retador, teníamos que hacer circular un tren de alta velocidad por medio del desierto. Esto no tenía precedente, hemos tenido que desarrollar mucha investigación. Teníamos la experiencia de la alta velocidad en España, aunque hemos ido incorporando tecnología del sector militar, que no teníamos en nuestro sector, y hemos ido haciendo muchos ensayos para ir creando un tren que pudiera circular con la arena, que actúa como una lija a 300 km/h o con el polvo, que es tan fino que hubo que hacer el tren muy estanco.

¿Qué investigación destacaría?

Tenemos muchas soluciones implantadas. Hemos tenido que afrontar tres factores. Primero, la temperatura: tenemos más de 50 grados gran parte del año y hemos tenido que seleccionar equipos tecnológicos de control y electrónicos que funcionen a 85 grados porque si no no funciona nada. S egundo, para la arena, que es un abrasivo, las cabezas de los tornillos debajo del tren tendían a desaparecer, así que la parte inferior del tren está tratada. Las ruedas, por ejemplo, tienen una dureza mayor que en Europa para que no tengan desgaste, empleamos pinturas especiales más elásticas debajo del tren, hemos quitado los equipos de debajo del tren y los hemos subido al techo o en el interior del tren, donde tenemos un soplador que va delante del primer eje para quitar la arena por encima del carril. El tercer factor es el polvo , muy fino, como un polvo de talco que daña los equipos. Para tratarlo tenemos filtros muy especiales, para que entre el aire ya limpio en el tren, hemos mejorado la estanquidad y tenemos un poquito de sobrepresión en el tren para evitar que entre el aire hacia dentro. Hay 30 tecnologías incorporadas en el proyecto, es lo que llamamos «nuestro pack del desierto» y lo hemos ido reajustando durante todas las pruebas.

FOTOS: ISABEL PERMUY

¿Y ser mujer ha ayudado a afrontar ese inmenso reto con mayor espíritu de lucha?

Me gusta tener retos por delante, soy luchadora, siempre he buscado trabajar en proyectos complejos que hacen crecer a las personas. Y una oportunidad como ésta no la puedes desaprovechar. Y no creo que sea por ser hombre o mujer, aunque es cierto que es una característica asociada a mujeres la capacidad de perseverancia. Y en este proyecto no te puedes rendir.

Tuvo dudas en algún momento...

Ninguna, es un regalo poder trabajar en algo así, no me lo pensé, lo quise desde el minuto cero.

Hasta la entrada en operación del tren en octubre pasado, ¿cómo evalúa el proyecto?

Hasta que no llegas al final, no sabes qué resultados vas a tener, en otros proyectos que tienen un marco regulatorio muy marcado, vas siguiendo una pauta y la probabilidad de que salga bien a la primera es mayor: pero aquí nos enfrentamos a algo nuevo, hasta que no hemos hecho las pruebas dinámicas, no hemos visto cómo iban a salir las cosas. Llevamos en operación desde octubre de 2018 y tenemos unos niveles de fiabilidad y de asistencia de público muy buenos. Hemos generado un medio de transporte muy bueno para el país. No puede ir mejor.

Este hito marca su carrera...

Es «mi proyecto», llevo trabajando de manera intensa en él desde 2011. Y es «mi tren», yo lo siento así, hemos estado más de mil personas en Talgo en el proyecto, es de todos evidentemente, pero lo he vivido como creado desde cero, como si te dieran un papel en blanco que has ido construyendo hasta hoy.

¿Y cómo reacciona al ver ahora que se ha dado la posibilidad a muchos peregrinos de culminar su experiencia espiritual?

Con un medio tan seguro, rápido y efectivo , estás facilitando la comunicación de forma clara. Entre Meca y Medina, que son las ciudades a las que tienen que ir, hay 450 kilometros. Antes todos los peregrinos iban en autobús. Cuando el tren esté plenamente operativo, vamos a cubrir el trayecto en 2 horas y veinte minutos , hemos ofrecido al país algo claramente beneficioso.

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