Así es el dron sumergible
Así es el dron sumergible - Javier Chagoya/US Navy

Drones a la caza de submarinos por mar y aire

La última generación de drones promete controlar el tráfico submarino en los mares: flotan, bucean y vuelan de forma autónoma

Nueva York Actualizado: Guardar
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Desde la Segunda Guerra Mundial, el control de los océanos ha sido una obsesión para las grandes potencias. El seguimiento del tráfico de submarinos es una de las prioridades, para lo que desde hace décadas se utilizan boyas sumergibles armadas con un sónar para la detección de estas naves y otras operaciones.

Estas boyas se lanzan desde aviones o barcos al océano, pero tienen el inconveniente de su corto periodo de vida o de que las corrientes submarinas las alejen de sus objetivos. Los drones -omnipresentes ya en el cielo en todo tipo de operaciones militares y también en la vida civil- han encontrado también su lugar bajo las aguas. Los ejércitos de EE.UU., Rusia, Francia o Canadá ya han desarrollado pequeños submarinos no tripulados que se utilizan para detectar submarinos ajenos, rastrear la presencia de minas submarinas o dotar de seguridad a puertos estratégicos.

La siguiente frontera es conseguir drones capaces de moverse por el agua y por los cielos. Eso es lo que parece haber conseguido el Aqua-Quad, un aparato desarrollado por el investigador Kevin Jones y su equipo en la Naval Postgraduate School (NPS) de Monterey (California). A simple vista, parece un dron habitual, plano y con cuatro rotores que le permiten volar. Pero el Aqua-Quad, además está preparado para flotar y navegar en la superficie del océano. En realidad, ese será su principal desempeño. «Estará en el agua unas 23 horas al día, y volando quizá una hora», explicó Jones recientemente a «New Scientist».

La gran ventaja del aparato es que puede navegar por sí solo durante mucho tiempo, ya que está dotado con paneles solares que proveen de energía a los rotores. Además, el Aqua-Quad ejecuta despegues y aterrizajes verticales, lo que le permite maniobrar con olas y condiciones meteorológicas adversas.

Jones explicaba hace poco en el boletín informativo del Consorcio para la Investigación en Sistemas Robóticos no Tripulados (Cruser, en sus siglas en inglés), que había realizado experimentos en la bahía de Monterey con olas de uno a tres metros, y el aparato «se comportó a la perfección».

«Uno de los mayores desafíos ha sido identificar materiales y técnicas de montaje para construir un aparato lo suficientemente impermeable y resistente como para sobrevivir en el mar, pero a la vez ligero para poder volar» proseguía Jones. El dron en pruebas -que también puede alojar sensores para medir la temperatura o la acidez de los océanos o controlar el flujo de animales- pesa tres kilos y se espera que pueda vivir de forma autónoma hasta tres meses en el mar.

Otro dron volador y sumergible en camino es el Cracuns, ideado por un equipo del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins. El Craucuns está preparado para sumergirse varias decenas de metros en el mar, donde puede pasar hasta dos meses, para después elevarse hasta la superficie y despegar en vuelo.

Algo similar ha conseguido un dron que desarrolla un equipo de la Universidad de Rutgers y al que la Marina de EE.UU. le ha concedido una beca de 618.000 dólares para proseguir con su perfeccionamiento.

«Un ave acuática vuela mejor de lo que nada, y un pez volador es mucho mejor nadando que en vuelo. Nuestro aparato es igual de bueno en ambos», explicó Javier Diez, profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial de Rutgers. Para Diez, las aplicaciones de estos drones son muy amplias: desde descubrir de nadadores o marineros hasta la detección e inspección de barcos hundidos o el seguimiento desde el aire y en las profundidades del mar de un escape de petróleo.

Pero la razón por la que el ejército de EE.UU. ha financiado el proyecto es por la promesa de mejorar la detección de minas. «Hay muchas detecciones que son falsas. Esto podría ser una tecnología más eficiente para investigar con rapidez esas amenazas», aseguró el investigador.

Muchos de estos prototipos están pensados para que actúen en grupo, como una bandada de aparatos sumergibles capaces de ser desplegados en cualquier parte del océano y trabajar en la detección de minas o en el tráfico de submarinos sin poner en peligro vidas humanas. Los drones ya han transformado para siempre las operaciones militares en tierra y están cerca de hacerlo también en mar abierto.

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