Un año desaparecida tras fugarse de un centro tutelado de menores en Baleares

La familia de la joven de 17 años denuncia la pasividad del Govern tras conocer la noticia de su desaparición por la prensa

J., la prima de la menor desaparecida, asegura que se enteraron de la noticia por los medios de comunidación M. Amorós

Mayte Amorós

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La última vez que habló con Pilar fue el día de su cumpleaños, el 4 de junio, en 2020. Le deseó un feliz día y ella respondió: «Te quiero. Gracias». Dos meses después, esta menor de 16 años –ahora 17– desapareció del centro de menores de Santa María (Mallorca), donde estaba tutelada por el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales Mallorquín (IMAS) . SOS Desaparecidos ha publicado una alerta para localizarla. «Desaparecida el 18 de agosto. Pelo largo y liso. Ojos marrones».

El anuncio ha puesto, de nuevo, el foco en el descontrol dentro del IMAS con las tutelas de los niños apartados de sus padres. La familia materna de María Pilar Canseco Fernández denuncia que nadie le informó de su desaparición y que se enteró por la prensa: «Creíamos que estaba aislada pero nunca nos pensamos que Pili llevaba más de un año en paradero desconocido» , asegura a ABC J., prima hermana de la menor, mientras marca el teléfono por enésima vez para tratar de localizarla, pero la línea está apagada.

Tras la difusión pública de su desaparición este fin de semana, la presidenta del Govern balear, la socialista Francina Armengol, aseguró el martes en el parlamento autonómico que Pilar «está en contacto con el IMAS» y que llamó a la institución insular al ver su fotografía publicada en los medios de comunicación. Sin embargo, la alerta de búsqueda de la joven sigue activa. Desde el IMAS explicaron este miércoles a ABC que Pilar «está en contacto con el IMAS» y que «está bien» pero se negaron a dar más información, aunque confirmaron a ‘Diario de Mallorca’ que la chica ha pedido emanciparse y está viviendo con su pareja.

«Si Armengol sabe dónde está ¿por qué no va a buscarla?», asegura la familia materna de la menor

Mientras tanto, la familia materna sigue sin información y con muchos interrogantes abiertos: «¿Cómo dice Armengol que mi prima está en contacto con ellos y no van a buscarla? ¿Cómo puede ser que la Policía no sepa dónde está y el IMAS sí?», plantea J., que ruega que la pongan en contacto para hacerse cargo de ella. «La familia materna está al 100% con Pili, deseando volver a verla», asegura su prima, de 24 años, quien se define como «una hermana mayor» para ella.

«Lo último que supe de ella es que estaba durmiendo en un coche abandonado en la calle. Por entonces ya no tenía móvil. No sé por qué es muy común en estas niñas tuteladas los cambios de número... Pili se había fugado muchas veces del centro porque no quería estar allí. Odiaba ese sitio. Nunca olvidará la primera noche cuando la llevaron a ella y a su hermano. Él lloraba en la habitación de al lado y ella fue a consolarlo. Lo hizo varias noches más hasta que los monitores se lo prohibieron. Era una cárcel, allí nadie les daba cariño», critica amargamente.

«Una vez, cuando era más pequeña y estaba en otro centro –en Nazaret (Palma)– fui a buscarla y lo que vi allí daba miedo: los niños estaban en las habitaciones liándola, sin supervisión ; había niños pequeños por las escaleras. Me podría haber llevado a cualquiera sin que nadie se enterase», rememora indignada J. Explica que su prima llevaba «mucho tiempo» bajo la tutela del IMAS y en los últimos años era víctima de explotación sexual con la equidistancia de los monitores y la administración pública: «Cada vez que se escapaba sabían perfectamente dónde se refugiaba pero no iban a por ella, parecía que les daba igual».

Pilar era «un diez de niña», dulce, familiar, a quien le encantaba estar con su abuela. Pero las cosas en casa se complicaron y ella y su hermano fueron entregados a una familia de acogida; y más tarde, entraron en un centro de menores. «Allí se empezó a juntar con malas compañías y Pili dejó de ser Pili. Tomaba drogas, cocaína y posiblemente le daban algo más para tenerla sumisa. También se prostituía para conseguir dinero y se escapaba continuamente. Lo sé porque me decían que habían visto a mi prima en los barrios de Corea o en Son Gotleu, en tal bar... y de allí se iba con hombres». Alguna vez se lo preguntó directamente, pero ella evitaba el tema porque «no estaba orgullosa de lo que hacía», lamenta J., que revisa las redes sociales de Pilar en busca de alguna pista que la lleve a ella. «A veces hay que arriesgarse». «Vivo entre mentiras». «Ya me cansé». «Le rezo a Dios para no verte nunca más». Son algunos de los últimos mensajes que la joven desaparecida escribió en su Instagram. Después es «como si la tierra se la hubiera tragado. Nadie la ha vuelto a ver».

La presidenta de Baleares afirma que el IMAS «está en contacto» con la joven mientras la alerta de búsqueda sigue activa

Durante estos días se han escuchado muchas hipótesis pero lo que más ha molestado a J. es que el padre de Pilar deslizara que la madre de la niña podría haberla metido en la prostitución. «Eso es mentira. Mi tía lleva tres años fuera de España y ahora está en una situación en la que le es imposible», apunta sin querer entrar en más detalles sobre su paradero. «Lo más triste es que ella no sabe que su hija está desaparecida».

La asociación sin ánimo de lucro Ardip denuncia que llevará a la Fiscalía este caso y alerta de que ya son más de 20 casos los que se conocen de menores tuteladas prostituidas. Su presidente Antonio Estela denuncia que el IMAS ha tardado 13 meses en informar al Consejo Rector, y que sólo lo ha hecho tras aparecer el caso en la prensa . A Ardip le consta que hay más niños fugados pero el IMAS se niega a dar esa información . «Mientras tanto, siguen cobrando por ellos», critica Estela, que lleva años reclamando una auditoría externa ante los casos de explotación sexual, abusos y violencia institucional en este organismo dependiente de la socialista Catalina Cladera, quien preside el Consell insular de Mallorca.

El Gobierno conformado por el PSOE, Podemos y los nacionalistas de Més per Mallorca se han negado a hacer una investigación a fondo, pese a la denuncia de monitores, familias y niños. En su lugar, hicieron una comisión política que concluyó que la culpa era de la sociedad y exculpó de cualquier responsabilidad a los políticos. Ninguno ha dimitido pese a ser el mayor escándalo social de Baleares, y mientras tanto, el goteo de casos es incesante.

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