Un mes de cuarentena frena el coronavirus en China, pero Corea del Sur declara la alerta roja

Tras propagarse la epidemia rápidamente y dejar en pocos días 602 contagiados y cinco muertos, Seúl cree que los próximos diez días son cruciales para contenerla

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Trabajadores de Sanidad desinfectan las calles en Corea del Sur AFP
Pablo M. Díez

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Tras un mes de cuarentenas masivas y controles estrictos, China está logrando contener la epidemia del coronavirus, pero el problema ahora es que se extiende rápidamente por el mundo. Hace justo un mes, el autoritario régimen de Pekín ordenaba algo que parecía imposible: el cierre total del foco de la enfermedad, la ciudad de Wuhan , con once millones de habitantes. Al día siguiente, las autoridades hacían lo mismo con el resto de la provincia de Hubei, encerrando a casi 60 millones de personas en una región que es algo menos de la mitad de España.

Aunque muy criticada porque se ha confinado a todo el mundo en sus casas como si fuera una « zona de guerra », tan draconiana medida ha surtido efecto al frenar el coronavirus en el resto del país. El sábado, el número de nuevos casos detectados fue solo de 397, un 55 por ciento menos que el viernes, cuando repuntaron por los brotes en varias cárceles. Aunque las cifras oficiales de la Comisión Nacional de Salud siguen subiendo y son ya más de 77.000 los infectados y 2.445 los fallecidos en China, su ralentización ofrece lecturas positivas. La primera es que sigue disminuyendo el número de enfermos hospitalizados, que ya son 51.648, y aumentando el de los pacientes que se recuperan, que rozan los 23.000. Unas 18 provincias llevan varios días sin registrar nuevas infecciones, como Jiangsu, Liaoning, Gansu, Mongolia Interior y el Tíbet , y otras han rebajado su nivel de alerta. «Los cambios indican que, con el continuo refuerzo de la prevención nacional y las medidas de control, se han logrado progresos positivos en el tratamiento médico y el número de casos ha visto una reducción acelerada», se congratuló el portavoz de la Comisión, Mi Feng, según recoge el periódico «South China Morning Post».

Además, las grandes ciudades van volviendo al trabajo, pero todavía falta mucho para recuperar la normalidad habitual y megalópolis con más de 20 millones de habitantes como Shanghái y Pekín siguen presentando un aspecto desolador. Aunque los empleados están regresando a sus puestos y oficinas tras las alargadas vacaciones del Año Nuevo Lunar , siguen las restricciones de movimientos en edificios, calles, barrios, pueblos y ciudades, que llevan a cabo los comités vecinales controlados por el Partido Comunista.

Y es que todavía no se puede bajar la guardia porque, como avisó el viernes el presidente Xi Jinping en una reunión del Politburó, la epidemia no ha alcanzado aún su pico, el punto de inflexión a partir del cual empieza a bajar. Coincide con él el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien alertó el sábado de que “la ventana de oportunidad” para contener la propagación internacional del coronavirus se está «estrechando».

Los logros de China se ven empañados por el estallido de la epidemia en Corea del Sur, que lleva ya cinco fallecidos y 602 contagiados. Tras doblarse el sábado, este domingo se han detectado otros 169 casos nuevos . Según informa la agencia de noticias Yonhap, más de la mitad están ligados a las misas multitudinarias de un culto cristiano que algunos consideran una secta, la Iglesia de Shincheonji, en la ciudad de Daegu. Con 9.000 fieles en cuarentena, son ya 329 los infectados, varias decenas por una mujer de 61 años que, médicamente, se considera una «supercontagiadora». Cerca de esta ciudad de 2,5 millones de habitantes ubicada al sudeste del país, que se ha vaciado presa del pánico, también ha sido declarada «zona de especial atención» la localidad de Cheongdo, en cuyo hospital de Daenam se registró la primera muerte del coronavirus y hay más de 110 infectados. Además, la epidemia se va extendiendo a otros lugares, como la ciudad de Busan y la isla de Jeju, pese a los intentos del Gobierno por pararla. Para el ministro de Salud, Park Neung-hoo, los próximos siete o diez días son cruciales. «El Covid-19 se está expandiendo rápidamente, pero está limitado a una región y un grupo específicos», aseguró mientras el presidente, Moon Jae-in, declaraba que «los siguientes días son un momento muy importante, un punto de inflexión».

También es preocupante la situación en Japón, donde ha dado positivo una de las pasajeras desembarcadas del crucero «Diamond Princess» tras el fin de su cuarentena y ha fallecido de neumonía otro de sus ocupantes, un hombre de 80 años. De los 750 infectados en el archipiélago nipón, más de 620 proceden de dicho barco , cuya cuarentena ha sido muy criticada por convertirse en una «incubadora» de coronavirus. Con la imagen del Gobierno muy dañada por este caso, el primer ministro, Shinzo Abe, ha ordenado una nueva política para combatir la enfermedad. «Frenar la velocidad del aumento del número de pacientes es extremadamente importante para contener la epidemia», señaló Abe, quien alertó de nuevas infecciones de origen desconocido, informa la agencia Kyodo.

Y en Irán, con seis fallecidos y 28 contagiados, las propias autoridades sanitarias ya reconocen que podrían ser solo la punta del iceberg. Así lo han anunciado tras diagnosticársele el coronavirus a un canadiense que acababa de regresar de ese país. Más aterradora es la propagación de la epidemia en Italia, que amenaza a toda Europa.

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