CORONAVIRUS

Científicos creen que la vuelta de las mascarillas a la calle es una decisión «absurda» y «contraproducente»

Creen que este tipo de decisiones, un «teatro político», puede favorecer la fatiga pandémica de los ciudadanos

Cuándo entran en vigor las mascarillas en exteriores

Una calle en Sevilla con gente paseando por una calle concurrida con mascarilla Vídeo: El Gobierno aprueba la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores - EUROPA PRESS

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La variante Ómicron nos ha devuelto a la casilla de salida de la pandemia. La libertad de andar por la calle sin mascarilla solo nos ha durado seis meses. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha convocado un Consejo de Ministros para imponer el uso de la mascarilla en exteriores y no solo en interiores y zonas concurridas como se permitía hasta ahora. El Gobierno, cede así, a la petición de siete presidentes autonómicos que antes de la Conferencia de Presidentes ya se habían pronunciado a favor. Ante la subida vertiginosa de casos, Castilla y León, Navarra, Andalucía, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Galicia y País Vasco habían pedido su vuelta.

La vuelta de la mascarilla al aire libre nos retrotrae a situaciones absurdas del pasado: cuando se caminaba con la boca tapada por la calle y nos la quitábamos en un restaurante o un bar cerrado para comer o beber. Si buscáramos un símil de riesgo, sería algo así, como ponerse un casco para caminar y quitárselo al montarse en la moto. El peligro de transmisión está en los espacios cerrados o en zonas abiertas con aglomeraciones de personas o muy cerca de un posible infectado. Por eso, la medida anunciada no convence a la mayoría de los expertos que trabajan en la lucha contra la pandemia con los que ha contactado ABC. «Obligar a llevar mascarilla en la calle mientras se permite quitarla en el interior de un bar es una medida absurda», afirma José Luis Jiménez, profesor de Química de la Universidad de Colorado. Jiménez, uno de los científicos que más ha estudiado la transmisión del virus, considera «teatro político» estas y otras medidas como seguir usando gel hidroalcohólico y desinfectar superficies . «Tal vez quieren hacer ver que hacen algo para parar la variante Ómicron, para que no les acusen de no hacer nada. Y eligen una medida que no molesta a ningún actor económico, como es la hostelería. Muestra que la prioridad no es parar el virus, sino simplemente la percepción politica», opina. Este experto propone medidores de CO2 e intensificar la ventilación en los espacios cerrados.

José María Martín-Moreno, catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Valencia califica de «insuficiente» y «demagógica» la medida. «Políticamente es fácil de implementar y traslada simbólicamente el mensaje de que se están tomando medidas. Mientras tanto se eluden el debate y las decisiones sobre cómo limitar las actividades sociales ». Esta sería su propuesta de medidas, de forma temporal y mientras la curva esté dispara: refuerzo de la atención primaria, cierre temporal del ocio nocturno, la reducción de aforos y limitación horaria, la suspensión de grandes eventos, limitar las reuniones sociales a no más de diez personas y el control de la ventilación de los establecimientos de hostelería con monitores de CO2 y filtros HEPA.

Martín Moreno también apunta a la responsabilidad de las administraciones públicas de testar, secuenciar, aislar, cuarentenar y rastrear «que se ha relajado de forma preocupante». E insiste: «Sólo saldremos bien de esta si tanto los responsables de la toma de decisiones como los propios ciudadanos se conciencian de la necesidad de reducir los contagios por aerosoles mientras se consigue la inmunización mediante la vacunación llevada a cabo con rigor».

Más riesgo de fatiga pandémica

El epidemiólogo de la Universidad de Alcalá, Pedro Gullón apunta en otra dirección. Obligar a llevar la mascarilla en espacios al aire libre no solo es una medida «cosmética», sino que puede tener efectos secundarios , advierte. «En una pandemia en la que se genera cansancio, frustración e incertidumbre, una medida cosmética puede hacer perder credibilidad isntitucional respecto a como van a actuar en el futuro», informa Isabel Miranda .

Para Sonia Zúñiga, viróloga del Centro Naciona de Biotecnología, si se hubiese cumplido la norma anterior, ya se llevaría puesta en exteriores. Aun así, recalca que el peligro es mayor en interiores. «Pero supongo que ahí no se ha querido entrar» , dice. Para el director de la Sociedad Española de Inmunología, Marcos López Hoyos, la mascarilla en exteriores sirve en situaciones de alta densidad, por ejemplo, en campus de fútbol, conciertos o zonas comerciales y, aunque opina que ante el nivel de contagios actual «no está de más» imponerla al aire libre, también cree que «a estas alturas, la gente sabe de sobra en qué situaciones se debe poner mascarilla en exterior. Ahora bien, ¿lo vas a imponer en cualquier situación en exterior y luego me dejas quitármela en el interior de un restaurante mientras como?».

«¿Mascarilla en exteriores en cualquier circunstancia? ¿También paseando por el campo o por un pueblo de pocos habitantes?». El microbiólogo de la Universidad Autónoma, José Antonio López Guerrero, se siente como en el día de la marmota . Opina que hay «miopía política» para abordar lo verdaderamente efectivo. Está convencido de que la variante Ómicron se hará crónica con toda probabilidad y si sucede, ¿abordaremos un futuro indefinido con la mascarilla en exteriores?

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