Los vegetales aportan sabor y menos calorías a la pizza
Los vegetales aportan sabor y menos calorías a la pizza - ABC

Cómo tomar la pizza para que sea menos «pecado»

Claves para elegir las mejores envasadas o prepararla en casa con ingredientes y cantidades más saludables

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Pan, tomate y queso. Visto así no parece ningún atentado contra una dieta equilibrada. Sin embargo, cuando nos comemos una pizza, cuya base son estos tres ingredientes, casi siempre nos sentimos culpables. «La pizza en origen es un poco de harina, base de tomate y queso. No deja de ser un bocadillo. Insalubre no es. Pero la hemos convertido en producto de comida chatarra», asegura a ABC Jesús Román, presidente del comité científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca).

Tras realizar un análisis de tres marcas de pizza, dos envasadas y una a domicilio, el experto en nutrición concluye que estos productos pecan en la cantidad y calidad de las grasas y en la sal.

«Hay pizzas con solo un aporte del 16% de los requerimientos diarios de grasa de una persona pero hay otras que proporcionan hasta un 48%», señala en el informe. Además, la mayor parte de esa grasa es saturada porque, además del queso, en la masa, en lugar de aceite de oliva, se suelen utilizar otras grasas, como la de palma, que facilitan la elaboración y hacen el producto más cómodo de comer, pero que no son cardiosaludables.

En cuanto a la sal, en una ración de 200 gramos de pizza preparada, podemos encontrar entre el 36% y el 70% de lo que necesitaríamos tomar como máximo. «Es el saborizante más barato que hay», explica Jesús Román, que aboga por bajar estas cantidades. [Comprueba la sal que ocultan los alimentos]

Si a una ración de pizza preparada, le añadimos un refresco y un helado podemos llegar a ingerir unas 1.000 calorías de una sola sentada. Una cantidad realmente alta para una sola comida si tenemos en cuenta que una dieta equilibrada implica una ingesta de unas 2.000 calorías diarias para los hombres y 1.800 calorías para las mujeres. Además, entre un 45-55% de esta energía debe provenir de los hidratos carbono, entre un 15-25% de las proteínas, y un 25-35% de grasas totales, según el consenso Fesnad-Seedo.

¿Es imposible entonces integrar la pizza en una alimentación saludable? La respuesta es no. Hay dos opciones para hacer esta ingesta más equilibrada y reducir a casi la mitad las calorías. La primera es la mejor, nutricionalmente hablando, porque se controlan las cantidades e ingredientes, pero la que más tiempo nos lleva: preparla nosotros mismos. «Se puede hacer una pizza sabrosa y saludable utilizando aceite de oliva en la masa, no abusando del queso y añadiendo vegetales», señala el experto en nutrición, autor del estudio. Si no tenemos tiempo o ganas de elaborarla y preferimos comprarla ya hecha, lo ideal es fijarnos en la etiqueta nutricional del producto para escoger la que contenga menos valor calórico, grasa y sal.

El acompañamiento también es importante. Agua para hidratarnos, una ensalada verde y fruta completan el menú. ¿Y la cantidad?. «Depende del grosor de la masa. Si la masa es fina podemos tomar la mitad, si es gruesa, con un cuarto es suficiente», recomienda Jesús Román.

Se puede comer sin remordimiento, como mucho, una vez a la semana, pero lo mejor es elegir un día que hayamos tenido una intensa actividad física para compensar.

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