Los chalecos amarillos destruyen miles de radares en Francia

En su origen último, a mediados de noviembre pasado, la franquicia de los chalecos amarillos comenzó protestando contra el precio de los combustibles y las normas de circulación en las carreteras, «culpando» a los radares de un «acoso policial»

Protesta de los chalecos amarillos en París el pasado diciembre AFP

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Más de 1.500 radares de las carreteras y autopistas francesas han sido destruidos, total o parcialmente, por alguna de las familias de la franquicia de los chalecos amarillos, partidarias del vandalismo callejero.

Oficialmente, en Francia existen 3.200 radares. Oficiosamente, se estima que esa cifra pudiera ser ligeramente mayor y llegar a los 4.000 o 5.000 radares.

En su origen último, a mediados de noviembre pasado, la franquicia de los chalecos amarillos comenzó protestando contra el precio de los combustibles y las normas de circulación en las carreteras, «culpando» a los radares de un «acoso policial».

Emmanuel Macron hizo concesiones en ese terreno, pero la destrucción de radares se ha convertido en un «deporte amarillo» de difícil persecución policial.

Según Christophe Castaner, ministro del Interior, más de la mitad de los radares instalados en las carreteras nacionales habrían sido destruidos , desde el estallido de la «fiebre amarilla» a mediados del mes de noviembre pasado.

Según ese cálculo oficial, los chalecos amarillos habrían destruido entre 1.000 y 2.000 radares , entre los cálculos oficiales y oficiosos del gobierno y varios medios de comunicación, de la cadena (RTL, primera radio privada francesa) y el diario financiero Les Echos.

¿Qué chalecos amarillos protagonizan esa ola de vandalismo? La policía no consigue aclararse.

Sin organización, sin líderes, sin portavoces, la franquicia de los chalecos amarillos puede tener muchas «variantes», que las fuerzas del orden no siempre consiguen reprimir.

La extrema izquierda se pone chalecos amarillos para denunciar el «capitalismo salvaje», pegando fuego a cajeros automáticos y otros símbolos del orden financiero.

La extrema derecha se pone chalecos amarillos para denunciar el «totalitarismo» de la Unión Europe (UE) y organiza «happenings» con símbolos y canciones racistas.

Marginales anti sistema se ponen chalecos amarillos y pueden meter fuego a lo que tengan más a la mano.

En la Francia profunda y periférica , alejada relativamente de las grandes ciudades, el vandalismo amarillo puede tener, todavía, otras variantes, de difícil clasificación.

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