La carrera de los científicos

La endogamia que caracteriza a la universidad española en la selección de su profesorado, estrecha hasta un mínimo las opciones de los investigadores de regresar a nuestro país en un puesto académico

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Los recursos humanos son fundamentales para el desarrollo, mantenimiento y la imprescindible actualización del sistema de Ciencia y Tecnología de cualquier país. Por tanto, las oportunidades y los caminos para las carreras de los científicos y tecnólogos han de suponer un entramado de opciones que anticipe el futuro. De lo contrario, se pueden f rustrar una buena cantidad de esfuerzos personales de los candidatos al tiempo que despilfarrar cuantiosos recursos invertidos.

La revista Nature muestra la incierta perspectiva actual de los investigadores posdoctorales, que normalmente se emplean en proyectos dirigidos y controlados por un investigador principal durante varios años, pero que tienen pendiente su acceso a un empleo estable. La conclusión aplicable al mundo desarrollado en general es muy preocupante: la inmensa mayoría de ellos aspiran a un puesto en universidades y centros académicos, pero ni el 10% llega a conseguirlo en un tiempo razonable. Además, la formación y la orientación recibidas ignoran lo que sería necesario para su empleo como investigadores de empresas industriales y otros sectores no académicos. Sería fundamental una formación en emprendimiento y en gestión del conocimiento para sus aplicaciones, que escasamente reciben.

Si trasladamos estos análisis a la situación de España la preocupación es aún mayor. Una buena parte del talento formado en nuestros centros académicos –los mejores y más capaces de quienes alcanzan el doctorado- suelen emigrar para su formación postdoctoral, lo que resulta lógico y conveniente con frecuencia. Este personal fue decisivo hace tres o cuatro décadas, tras su retorno, para la expansión de nuestro sistema científico-tecnológico en producción y en calidad, lo que llamo el primer despegue (1980-2006). Pero actualmente, la endogamia que caracteriza a la universidad española en la selección de su profesorado , estrecha hasta un mínimo las opciones que cada cual tiene de regresar a nuestro país en un puesto académico. He aquí un motivo para plantear las reformas –ya tan demoradas– que tanto necesitamos, desde la expansión de nuestro sistema de I+D hasta las instituciones en las que se desarrolla.

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