El cardenal Parolin pide «evitar al mundo la locura y los horrores de la guerra»

El número dos vaticano dice que «aún hay espacio para la negociación»

Qué países tienen frontera con Ucrania y cuáles acogerán refugiados

El Papa Francisco en la audiencia de ayer, cuando realizó un llamamiento contra la guerra Reuters

Javier Martínez-Brocal

A lo largo de la mañana, la oficina de prensa del Vaticano ha repetido que las declaraciones del Papa de ayer para intentar detener la guerra en Ucrania siguen siendo vigentes, y que no estaba previsto añadir nada nuevo. Sin embargo, como la espiral de violencia no se ha detenido, el número dos de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, ha intervenido a primera hora de la tarde con un insólito videomensaje en tres idiomas para intentar calmar la situación.

Como es tradicional, Parolin evita apoyar a uno de los bandos para mantener abierta la puerta a la mediación. Sin embargo, usa palabras insólitamente duras para el lenguaje vaticano. El cardenal secretario de Estado del Vaticano lamenta que «los trágicos escenarios que todos temían se están haciendo realidad». En tono calmado pero muy serio, Pietro Parolin asegura que « aún hay tiempo para la buena voluntad , aún hay espacio para la negociación , aún hay lugar para el ejercicio de una sabiduría que impida que prevalgan los intereses creados, proteja las legítimas aspiraciones de cada uno y evite al mundo la locura y los horrores de la guerra».

Parolin dice que en este momento, las palabras del Papa del miércoles en la audiencia general «resultan aún más claras y apremiantes» y adquieren «una urgencia dramática tras el inicio de las operaciones militares rusas en territorio ucraniano». Subraya que « el Papa evocó un 'gran dolor', 'angustia y preocupación '. Y pidió a todas las partes implicadas que 'se abstengan de cualquier acción que pueda causar aún más sufrimiento a las poblaciones', 'desestabilice la convivencia pacífica' y 'desacredite el derecho internacional'».

También asegura que «los creyentes no perdemos la esperanza en un rayo de conciencia de aquellos que tienen los destinos del mundo en sus manos ». Además, invita a los católicos a rezar «por la paz en Ucrania y en el mundo entero».

El principal líder de la Iglesia greco-católica de Ucrania, el arzobispo mayor Sviatoslav Shevchuk, tenía previsto viajar a Italia, pero ha anulado la visita para seguir en Kiev. Según su portavoz, « se encuentra en la capital, en un refugio antiaéreo bajo la catedral de la Resurrección junto con muchas otras personas, pues la ciudad de Kiev está siendo bombardeada por el ejército ruso». La Iglesia de Ucrania solicita que se detenga esta «agresión injusta», dice que su prioridad «será, la cercanía a la población herida», y pide «solidaridad y apoyo».

Horas antes, en un dramático mensaje, Shevshuk aseguraba que Ucrania está defendiendo los valores europeos «a costa de la sangre de sus propios hijos» , y que hoy su país corre el peligro de ser «convertido en un campo de muerte».

A lo largo del día se han sucedido los mensajes de apoyo por parte de representantes cristianos. El principal líder de la Iglesia anglicana, el arzobispo de Canterbury Justin Welby ha dicho que la invasión es « un acto de maldad » y se ha sumado a la propuesta del Papa de vivir el próximo miércoles 2 de marzo un día de oración y ayuno por la paz.

También este jueves, unos 60 obispos de ciudades del Mediterráneo reunidos en Florencia, han pedido « detener la locura de la guerra ». Entre los firmantes está Juan José Omella, presidente de la Conferencia episcopal española. Los prelados, que participan en un encuentro sobre la paz con unos 60 alcaldes de la región, han recordado que «todo conflicto trae consigo muerte y destrucción, sufrimiento a las poblaciones y amenaza la convivencia entre naciones».

Por su parte, el arzobispo Gintaras Grušas, que preside el consejo de conferencias episcopales europeas, condena «enérgicamente lo ocurrido esta noche en Ucrania» y pide a la «comunidad internacional, y en especial la Unión Europea» que haga lo posible para « que las armas dejen paso al diálogo y a las negociaciones , para que se defienda el derecho internacional y la independencia y soberanía territorial de Ucrania». Clama para detener una «guerra que inevitablemente se extendería de Ucrania a los estados vecinos y se convertiría en una amenaza para toda Europa».

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