Milicianos del Ejército Libre de Siria a las afueras de la ciudad de Alepo
Milicianos del Ejército Libre de Siria a las afueras de la ciudad de Alepo - REUTERS

Calentamiento globalLa sequía en Oriente Medio fue el detonante de la guerra en Siria

La producción agrícola cayó a un tercio, desaparecieron los rebaños de ganado en el noreste, se duplicaron los precios de los cereales, aumentaron las enfermedades relacionadas con la nutrición entre los niños y se produjo una migración masiva de más de un millón de campesinos a la periferia de las ciudades

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En los últimos años los científicos han alertado de que la sequía que ha azotado Oriente Medio de forma continuada podía ser un desencadenante de inestabilidad y conflicto en la región. Ahora, los últimos estudios disponibles señalan la relación entre el cambio climático y la guerra en Siria.

A principios del mes de marzo la NASA publicaba un informe en el que se aseguraba que el período comprendido entre 1998 y 2012 fue el más seco de los últimos 900 años en Oriente Medio. Para ello, los investigadores de la NASA examinaron registros de anillos de árboles en el norte de África, Grecia, Líbano, Jordania, Siria y Turquía, y combinaron los datos con registros de España, sur de Francia e Italia determinando así patrones de sequía y humedad a través del tiempo en la región.

Teniendo en cuenta que los anillos delgados de los árboles indican años secos y los anillos gruesos revelan años con abundancia de agua, se llegó a la conclusión de que el lapso de tiempo comprendido entre 1998 y el 2012 fue el de mayor ausencia de lluvias en casi un milenio.

Ben Cook, el autor del estudio, asegura que la influencia de las actividades humanas sobre el clima ha triplicado el riesgo natural de que se produzcan sequías catastróficas en esta región al este del Mediterráneo. Y recuerda, a la vez, el impacto que el cambio climático ha ejercido sobre las sociedades del árido Levante.

En este sentido, otras investigaciones aparecidas sugieren que la severa sequía que ha sufrido Oriente Medio en la pasada década ayuda a explicar también las revueltas y posterior conflicto sirio. Un estudio de las universidades de California y Columbia publicado en 2015 señalaba a la sequía que afectó entre 2007 y 2010 a Irak, Siria, Israel, Líbano y parte de Egipto, como uno de los desencadenantes del levantamiento en Siria y la crisis bélica en el país. En el caso de Siria dicha sequía provocó que la producción agrícola ( por lo general un cuarto del producto interno bruto del país) cayera a un tercio. El duro golpe se hizo sentir especialmente en el noreste del país, donde los rebaños de ganado prácticamente desaparecieron, los precios de los cereales se duplicaron, y las enfermedades relacionadas con la nutrición entre los niños aumentaron de forma espectacular. A ello se sumó la migración masiva de al menos 1,5 millones de campesinos a la periferia de las ciudades que ya experimentaban tensión por la afluencia de refugiados de la guerra en Irak. «Para Siria, un país marcado por el mal gobierno y las insostenibles políticas agrícolas y ambientales, la sequía tuvo un efecto catalítico, contribuyendo a la inestabilidad política», concluía el estudio.

Las investigaciones que vinculan los climas extremos y los conflictos bélicos o la posibilidad de violencia se han incrementado en los últimos años. Algunos científicos consideran que el calentamiento global causado por el hombre agudizará aún más estos problemas en el futuro.

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