La biorresistencia nos amenaza

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La naturaleza ha diseñado antibióticos como agentes capaces de matar a las células microbianas vivas y el hombre amplía mucho su número mediante síntesis química. Pero, tan natural es sucumbir a los agentes tóxicos, como ser capaces de contrarrestar su acción; antes de que la penicilina se utilizara como fármaco se conoció la penicilinasa , un enzima que destruye a la propia penicilina.

Diversos microbios, insectos o vegetales que complican las cosechas, son combatidos eficazmente con antibióticos, insecticidas y pesticidas. Pero l os resultados están siendo contrarrestados por la aparición y extensión de organismos resistentes que se multiplican con rapidez. Un efecto antropogénico, como el de la presencia en ambiente de agentes biocidas, se refuerza con la aparición de vertidos de petróleo, disolventes clorados y otros, ampliando mucho el fenómeno de la resistencia en el medio natural.

En Medicina humana los datos son reveladores: la cifra global por año de muertes por microbios resistentes , como el estafiloco o el bacilo tuberculoso, alcanza ya los 700.000 . Pero el elenco de organismos resistentes se amplía, la previsión para 2050 sería de 10 millones de muertes, de seguir con esta tendencia. Ello obliga a modificar pautas terapéuticas, porque hay antibióticos que dejan de ser útiles y han de ser reemplazados por otros. El problema es que los incentivos para investigar y desarrollar nuevos antibióticos son escasos, las autoridades sanitarias buscan una solución para este problema, al objeto de estimular la introducción de nuevos agentes en un mercado tan regulado como el de los medicamentos.

Emergen también hongos resistentes a los fármacos utilizados en la terapia en humanos pero, siendo el arsenal antifúngico más reducido, existe resistencia cruzada con agentes frente a hongos utilizados para la conservación de la madera o para pinturas de recubrimiento de barcos. Igualmente, se amplía la resistencia a insecticidas y herbicidas . El fenómeno de la biorresistencia tiene consecuencias sanitarias, económicas y sociales, lo que demanda soluciones imaginativas. Una de ellas puede ser la biorremediación, con microbios que combaten la polución. Tampoco cabe olvidar que es posible desarrollar plantas transgénicas que no son afectadas por insectos u otras plagas.

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