«Aquí no hay que llevar mascarilla… que no tenemos un gobierno comunista»

Se extiende la tendencia de cruzar la frontera de España a Portugal para liberarse de la protección obligatoria en el rostro, pues en suelo luso solo se exige en espacios cerrados

Francisco Chacón

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Las escapadas a Portugal están servidas por cientos de ciudadanos españoles que viven en las proximidades de la frontera en el contexto de la pandemia del coronavirus . Objetivo: zafarse de la obligatoriedad de llevar mascarilla al poner un pie en la calle y experimentar una sensación más liberadora.

A día de hoy, el uso de la protección en el rostro no resulta un deber en el país vecino. Mejor dicho, no al aire libre, solo en los espacios cerrados : tiendas, bloques de oficinas, etc. De momento, se trata de una ‘recomendación’ y, ante el repunte de contagios, va a llegar al Parlamento una propuesta del Gobierno socialista que persigue extenderla por todas partes.

El debate en la Asamblea de la República está previsto para el 23 de octubre, pero ya se han alzado voces en contra desde la derecha y desde la izquierda: al conservador CDS no le duelen prendas en coincidir con el mismísimo Bloco de Esquerda, similar a Unidas Podemos, y rechazar la medida.

Mientras tanto, la ‘huida’ a territorio luso es un hecho de Ayamonte (Huelva) a Vila Real de Santo Antonio (solo 15 kilómetros de distancia), de Badajoz a Elvas (22), de Vigo a Valença do Minho (32), de Ciudad Rodrigo (Salamanca) a Vilar Formoso (32) y de Alcañices (Zamora) a Bragança (43).

La gente pasa al otro lado para comprar, pasear, comer o cenar, especialmente en fin de semana . Y, nada más perder de vista los puestos transfronterizos, guardan las mascarillas con toda tranquilidad.

Así lleva sucediendo todos estos meses, y eso que los rebrotes se están disparando ahora en determinadas zonas de Portugal: sobre todo, en las regiones que circundan Lisboa y Oporto. Esta sería la razón de un hipotético cambio hacia la obligatoriedad de la mascarilla, pero únicamente se sabrá el resultado después del debate parlamentario el último día laborable de la tercera semana de octubre.

Hasta entonces, continúa vigente la frase que le dijo hace unos días un hombre mayor a dos españoles en Elvas: « Aquí no hay que llevar mascarilla , ¿eh?... que no tenemos un gobierno comunista». Un detalle costumbrista que resume la percepción que han desarrollado nuestros vecinos ibéricos acerca de la deriva política emprendida por Pedro Sánchez, en sintonía con Pablo Iglesias.

«Qué alivio: es cruzar la frontera y todo cambia. Menuda diferencia», dice una mujer después de atravesar el puente de Tuy, vaso comunicante entre el sur de Galicia y el norte de Portugal.

Muchos hombres y mujeres de nacionalidad española se plantan en suelo luso con la mascarilla e, inicialmente, prefieren no quitársela por precaución. Pasados unos minutos, el panorama da un vuelco. Nada extraño si tenemos en cuenta que, por ejemplo, Elvas no ha registrado ningún fallecido desde el comienzo de la pandemia y la cifra actualizada de positivos indica 22… todo un contraste comparando con los datos de Extremadura. Y lo mismo sucede en Trás-os-Montes o en el Algarve.

Aquellos tres meses y medio que estuvo cerrada la frontera entre los dos países (del 17 de marzo al 30 de junio) lograron frenar la propagación del virus en la tierra del fado , algo que España no supo hacer en relación a Francia o a los aterrizajes en los aeropuertos. Hoy la isla portuguesa de Madeira financia con dinero público la realización de análisis a los pasajeros que desembarcan, procedan de la Unión Europea o de otro destino.

Los portugueses continúan sin dar crédito a los altos índices que se reportan desde Madrid y se han acostumbrado a ver matrimonios pacenses, cacereños o salmantinos dispuestos a dejar jugar a sus hijos sin agobios en los parques infantiles portugueses. Igualmente, se detecta una tendencia análoga en zonas como Vila Nova de Cerveira, que incluso ha sido testigo de avalanchas de gallegos para disfrutar de su Parque do Castelinho y hasta de los ‘outlets’ de Vila do Conde.

Además, no puede olvidarse que, nada más traspasar la popularmente conocida como ‘Raia’, los núcleos urbanos son mucho más pequeños y apenas hay ciudades del tamaño de La Coruña o Salamanca, por ejemplo.

Para colmo, el precio de las mascarillas es mucho más bajo en Portugal , pues las autoridades redujeron el IVA que se les aplica del 23% al 6% a instancias del presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa.

Por esta circunstancia, hay quien hace acopio en las farmacias del otro lado, ya que pueden adquirirse a 20 céntimos de euro cada una, en lugar de los 50 que suelen costar en España.

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