24 horas con Valentín Fuster

La agenda del cardiólogo más influyente se mide al minuto. Es la fórmula para dirigir dos centros punteros a casi 6.000 kilómetros de distancia: el Instituto Cardiovascular del Hospital Monte Sinaí de Nueva York y el CNIC en Madrid. ABC ha compartido con este hombre metódico y disciplinado una de sus jornadas maratonianas

Son las 04.45 horas. Fuster atraviesa el umbral del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares antes de que sean las 5 de la mañana FOTOS: MATÍAS NIETO

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El día para Valentín Fuster (Barcelona, 1943) comienza cuando la mayoría aún duerme. Su despertador suena a las 4 de la mañana . Tres cuartos de hora más tarde atraviesa el umbral del Hospital Monte Sinaí de Nueva York mientras el personal de limpieza aún finaliza su trabajo. Les conoce a casi todos, es el primero en llegar y a veces el último en marcharse. En su despacho se reserva 15 minutos para él . Es su momento, un paréntesis para la reflexión en silencio. Solo piensa, nada más. Después comienza una de sus jornadas maratonianas como director de dos centros que se han convertido en templos de la cardiología: el Hospital Monte Sinaí y el CNIC.

Aunque el cardiólogo español es mucho más que eso. Es el divulgador que quiere convertir la salud en una de nuestras grandes preocupaciones, el científico con una capacidad de convocatoria similar a la de una estrella de rock y, sobre todo, el cardiólogo que tiene bajo su ojo clínico a más de 3.000 enfermos , desde presidentes de gobiernos a personas que duermen en la calle. Todos reciben el mismo trato, asegura. «Lo saben quienes trabajan conmigo. A los médicos jóvenes les insisto mucho: no hay una medicina especial para personajes importantes. El enfermo siempre es sagrado. El secreto para establecer un buen criterio clínico es saber guardar las distancias». No existe trato especial, pero el cardiólogo sabe que la enfermedad modula a las personas de forma diferente. «Es más difícil manejar a los que han ejercido un poder ejecutivo en la sociedad», reconoce.

Duerme cuatro horas, trabaja 16 horas diarias y mantiene la misma pasión que con 20 años

Fuster lleva medio siglo curando corazones ajenos y aún se maravilla de esa máquina perfecta que late 60 veces por minuto y no requiere mantenimiento, salvo cuando nos encargamos de estropearla, claro. Un misterio que, según dice, aún no conocemos bien. Él es también un misterio. A punto de cumplir 77 años, duerme cuatro horas, trabaja 16 diarias y mantiene la misma pasión por el conocimiento que cuando tenía 20. Ese es su tormento y, quizá, su suerte porque «tener un propósito da vida» , asegura. La ilusión por buscar algo nuevo fue la razón que le llevó a aceptar el reto de dirigir el CNIC en España hace doce años, un reto que le obliga cada semana a cruzar el Atlántico dos veces en menos de 24 horas.

ABC ha compartido con él una de esas jornadas en Madrid, sin tiempo para distracciones porque es un hombre de acción, pero con pausas para reflexionar sobre su vida, salud y los males que aquejan a la investigación española.

Conferencia telefónica para evaluar el ensayo de la polipíldora

27 de noviembre. 09.55 horas. Directo al CNIC

Abandona Nueva York cuando allí está terminando el día y aprovecha el tiempo de avión para seguir trabajando. Salvo cuando reclaman un médico a bordo. «Ahí pienso: el día ya está hecho», sonríe. Le ha pasado ya tantas veces que no vuela sin material médico a mano, una bolsa caqui que parece un botiquín de campaña . Si no hay imprevistos prolonga la jornada laboral. Nunca ha necesitado dormir más de 4 horas diarias. A él le basta ese tiempo para descansar en profundidad, así que resta importancia a una de sus peculiaridades más conocidas. Durante el vuelo también ojea los periódicos y suele deprimirse con las noticias. «Al llegar al CNIC se me pasa. Veo a gente joven, motivada y solo pienso en lo que podemos hacer. No estaría aquí si este centro estuviera igual que hace doce años. Mi vida es motivación y solo me interesa si hay “something new”», algo nuevo que hacer. ¿Me entiende usted?, una coletilla que repite para reforzar sus mensajes. Cuando Fuster pone un pie en Madrid se dirige directamente al campus del Carlos III donde está el CNIC. Desde ese momento se pone en marcha una agenda cronometrada al minuto.

«Un mismo día puedo ver al presidente de un gobierno y a alguien que duerme en la calle. No hay diferencias»

11.30 horas. Primera reunión para evaluar la polipíldora

Este fármaco es uno de sus proyectos estrella. Desarrollada con el CNIC y el laboratorio Ferrer ofrece en una sola cápsula tres principios activos que están pensados para evitar un segundo infarto: una estatina para reducir el colesterol, aspirina para hacer más fluida la sangre y un compuesto que mantiene a raya la tensión arterial. Es una idea simple con la que los pacientes de riesgo toman una sola pastilla diaria en lugar de tres . La polipíldora ha demostrado que mejora la adherencia al tratamiento y evita olvidos. Ahora debemos demostrar que evita la aparición de un segundo infarto. Esto es lo que quiere averiguar el estudio Secure, un ensayo clínico con 2.500 pacientes. «Si funciona, contaremos con un tratamiento eficaz y económico para la prevención del infarto », dice con entusiasmo.

13 horas. Con el corazón operativo del CNIC

El secreto de Fuster para simultanear la dirección de dos centros de investigación es la «horizontalidad». Cada trabajador tiene su papel y todos son igual de importantes. En el corazón de esta institución cuenta con tres manos derechas: Alberto Sanz, su gerente; Vicente Andrés, director de investigación básica y Borja Ibáñez, responsable de la clínica. Con ellos ha puesto en marcha una filosofía de trabajo basado en la competitividad y la colaboración, donde investigadores básicos se mezclan con médicos. «Esta reunión nunca falta. Cada martes a las 5.30 de la mañana si estoy en Nueva York y a las 11.30 en Madrid.

La ministra de Sanidad aplaude a Fuster tras entregarle el Premio ABC Salud al Médico del Año I. PERMUY

20.15 horas. Médico del Año en la Casa de ABC

Premio Príncipe de Asturias, Nacional de Investigación, presidente de la Federación Mundial del Corazón, doctor honoris causa de 34 universidades de prestigio… No hay distinción en su campo que no haya recibido. Sin embargo, este galardón le hace «especial ilusión» porque reconoce sus esfuerzos por comprender la conexión corazón-cerebro en la aparición de la demencia . «Si hoy volviera a nacer creo que me dedicaría al estudio del cerebro. Ahora entro en el cerebro por la puerta de atrás, a través del sistema cardiovascular». La cita en ABC tiene un significado añadido. Es la primera vez que coincide con la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, tras renunciar a presidir el Consejo Asesor de Sanidad por la falta de interlocución con el ministerio y la inactividad del organismo. Tenía encomendado elaborar nuevas estrategias para mejorar el Sistema Nacional de Salud y no fue posible por desidia política. Se le nota tenso. En su discurso de agradecimiento hubo claves para la ministra y el consejero de Salud de Madrid, Enrique Ruiz Escudero. A ellos les reclamó tiempo para que los médicos puedan dedicarse a investigar más allá de su participación en ensayos clínicos. «Ese es uno de los grandes problemas de España. Necesitamos profesionales competitivos, capaces de atraer dinero, que sirvan de puente entre la investigación básica y los enfermos». ¿Le afectan los vaivenes políticos? «Claro que afectan, pero somos un grupo que compite a nivel internacional y no podemos distraernos. Al menos, existe un ministerio de Ciencia».

«Nos morimos más tarde pero con una calidad de vida peor. Estamos prolongando la vida a un precio alto»

28 de noviembre. 05.00 horas. Vuelve al CNIC

Antes de las 5 de la mañana ya se le puede ver cargando con su maleta a la entrada del CNIC. «Ay, señor, señor», resopla. Valentín Fuster es un hombre metódico y disciplinado. Lo aprendió con los jesuitas en su niñez. No importa a la hora que se acueste el día anterior, repite su rutina. El CNIC enciende las luces para él. Aprovecha la primera hora para grabar los podcasts de la revista de la JACC, la publicación de cardiología de la que es editor. Lleva cinco años al frente y la ha llevado a otro nivel.

0.730 horas. Tiempo para la divulgación

Conoce bien la importancia de comunicar la ciencia a la sociedad y sus mensajes de promoción de salud. En cada una de sus visitas suele estar incluida alguna entrevista. En esta ocasión es ABC. Habla de su preocupación por saber más de la enfermedad y no de salud, de la paradoja de conocer casi todo de la enfermedad cardiovascular y de que sea aún la primera causa de muerte en el mundo. «Hemos dado la salud por «forgiven» (perdida) cuando en realidad es el futuro. ¿Entiende? La única fórmula hacia la sostenibilidad del sistema sanitario es promover la salud porque será más económico que tratar la enfermedad y no tenemos cultura de prevención en sanidad». Si hay una cosa que no entiende es que en España aplaudamos nuestros nuevos récord de longevidad. «No sé de qué nos felicitamos . La salud está en un estado muy crítico en estos momentos. Hay más obesidad, más diabetes, más alzhéimer... Nos morimos más tarde pero con una calidad de vida peor. Estamos prolongando la vida a un precio muy alto».

Fuster con la directora del ISCII, Raquel Yotti, y representantes de la Fundación Pro CNIC: Luis de Carlos Bertrán, Francisco de Bergia, Julio Domingo Souto y Juan José Torres

08.30 horas. Con el sostén del CNIC

Una vez al mes Fuster se reúne con la Comisión Delegada del CNIC donde hay representantes de la Fundación Pro CNIC, las empresas que aportan financiación estable al centro y colaboran en la toma de decisiones y la organización. Entre ellas, Mapfre, Banco Santander, Telefónica y la Caixa. La reunión, como la mayoría de las que celebra, no dura más de media hora. «Con extensiones, te pierdes». Es fácil entenderse con ellos. «Es gente ejecutiva, muy capaz que busca resultados»

Con representantes de Philips Internacional

09.30 horas. Una resonancia en menos de un minuto

La última reunión del día es para otro de los grandes proyectos: utilizar tecnología de imagen avanzada para mejorar el diagnóstico y desentrañar los secretos más ocultos del cerebro y el corazón. El CNIC trabaja con Philips en una resonancia magnética que acortará los tiempos: frente a los 40 minutos de una prueba convencional escuchando un ruido machacón a un minuto. La reducción mejorará el bienestar del paciente, acortará las listas de espera y ofrecerá un diagnóstico más preciso.

En el aeropuerto de Barajas, minutos antes de partir hacia Nueva York

10.30 horas. Regreso por Acción de Gracias

Es la víspera de Acción de Gracias, una jornada de celebración en Estados Unidos tan importante como la Navidad. Es tiempo para estar con sus hijos y nietos. Antes se despide de ABC en el aeropuerto. El hombre práctico muestra su lado más cariñoso. «Por favor, hágame saber de su vida de vez en cuando», le pide al periodista. Esta vez solo dormirá dos horas en el vuelo de vuelta.

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