15 de febrero: el día maldito de Terranova

El mismo día en que se hundió el 'Villa de Pitanxo', pero hace cuarenta años, estas mismas aguas de Terranova sufrieron su peor tragedia

Asciende a diez el número de fallecidos y once continúan desaparecidos

Imagen del pesquero gallego 'Villa de Pitanxo' hundido en Terranova EFE

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Dice el diccionario que el azar es «casualidad, caso fortuito», pero también «desgracia imprevista». Las dos acepciones, la coincidencia y el accidente trágico, se mezclan en las aguas picadas de Terranova. Si hay un día marcado para la tragedia en esta costa de faena ingrata, es el 15 de febrero. Ese día, este martes, se hundió el pesquero gallego ' Villa de Pitanxo ' en una de esas tormentas feroces y congeladas que baten el Atlántico Norte. La peor tragedia para un pesquero español en casi medio siglo, con una decena de fallecidos confirmados y muy pocas esperanzas sobre la supervivencia de otros once marineros desaparecidos.

Pero el día está grabado en la memoria de los vecinos de St. John's, la principal ciudad y capital de la provincia de Terranova y Labrador .

Hace con exactitud cuarenta años, también un 15 de febrero, también por el impacto de una tormenta invernal violenta, sus vecinos vivieron la jornada más trágica que recuerda la mayoría: el desastre de la plataforma petrolífera ' Ocean Ranger ', en el que fallecieron 84 personas.

La plataforma, que exploraba la región para futuras prospecciones petrolíferas, operaba en la misma zona en la que se hundió el 'Villa de Pitanxo'. En su caso, estaba a unos 300 kilómetros al este de St. John's, la ciudad que nutría muchos de sus operarios. Uno de ellos fue Douglas Putt , de 33 años, que decidió aceptar un trabajo de dos semanas en la plataforma después de haber perdido su trabajo como soldador. «Quería ganar un dinero extra y llevaron a Toronto a ver a su hermana ese verano»; recordó hace unos días su hija, Tina, a la cadena estatal CBC.

En San Valentín de 1984 muchos de ellos estarían echando de menos a sus mujeres y novias. Por la tarde de ese 14 de febrero, todos preferirían estar en cualquier otro lado. La mar se complicó cuando cayó la noche. El servicio meteorológico había advertido de una tormenta de invierno que iba en su camino. Cuando entró la madrugada del 15 de febrero, esa zona del Atlántico se convirtió en un infierno , con una tormenta de una furia imprevista. Vientos de 190 kilómetros por hora y olas como edificios con una altura de la que no hay tantos en St. Johns, de 17 metros. De vez en cuando, impactaban otras todavía mayores, de hasta 20 metros.

La 'Ocean Ranger', una de las mayores plataformas de su clase en su tiempo, que flotaba sujeta a enormes balastos sumergidos y a doce enromes anclas de 20 toneladas cada una, se creía entonces incapaz de hundirse. Con esa tormenta, se agitaba como un barquito de papel en la tormenta.

Una de esas olas descomunales acabó por destrozar una de las compuertas, que protegía la cámara con sistemas de control electrónico de los balastos.

Poco antes de la una de la mañana, la 'Ocean Ranger' lanzó la señal de 'mayday' para que fueran a socorrerla. Pero era imposible acercarse hasta ella con la mar en esas condiciones.

«No habrá más comunicaciones por radio desde 'Ocean Ranger'. Vamos a los botes salvavidas», fue el último mensaje que se escuchó desde la plataforma. Los 84 hombres que estaban en ella trataron de salvar el pellejo. Con un frío, un viento y una mar agitada que solo los supervivientes del 'Villa de Pitanxo' podrán explicar, los canadienses buscaron escapatoria en botes de salvavidas que después se demostró que no estaban preparados para circunstancias así. Fallecieron todos . Algunos buques de rescate pudieron llegar cerca de ellos, pero lo único que encontraron fueron cuerpos sin vida por la hipotermia.

La tragedia de esa tormenta no acabó allí. Al día siguiente, sorprendió a un carguero ruso, el ' Mekhanik Tarasov ', cien kilómetros al este. La galerna acabó por tumbar al buque después de embestirlo durante horas, y fallecieron 32 de sus 37 tripulantes.

El día fatídico emparenta a St. John's con Marín, la localidad gallega en la que el ' Villa de Pitanxo ' tenía su base y de la que eran varios de sus marineros. En ninguna de las dos orillas se desconoce la dureza del mar, y no habrá 15 de febrero en el que no se acuerden de ella, en Galicia y en Terranova.

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