Tres fieles a la espera de la misa de canonización
Tres fieles a la espera de la misa de canonización - m. erice
canonización de fray junípero serra

«Los católicos de Estados Unidos necesitamos tener más fe»

Miles de norteamericanos, anglosajones e hispanos ensalzan a Fray Junípero Serra en la ceremonia de su canonización

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Con la fuerza interior de quien ha seguido a varios Papas por el mundo, María Ramírez de Hinojosa muestra una debilidad especial por Francisco: «Es un ejemplo para todos». Con esta firmeza se expresa esta mexicana radicada en Texas al preguntarle si se encuentra en Washington por ver al Papa o por la figura de Fray Junípero Serra. Miles de pacientes fieles, víctimas de unas extremas medidas de seguridad, van accediendo con cuentagotas a la explanada que rodea la imponente Basílica Nacional de Nuestra Señora de la Inmaculada, llamada así en honor a la patrona de la capital estadounidense. Se acerca el momento esperado por muchos católicos norteamericanos, en especial de California, donde el mallorquín y ya casi primer santo español en Estados Unidos dejó una huella imborrable.

La combativa María cree adivinar por qué el Papa Francisco ha hecho hincapié últimamente en mensajes críticos hacia los excesos del capitalismo y el cambio climático, que no han sentado bien en los sectores más conservadores de la sociedad estadounidense. Y sentencia: «Los católicos de Estados Unidos necesitamos tener más fe». Antes de seguir adelante en compañía de sus amigos y familiares, María nos recuerda, enojada, que algunos «querían quitar la estatua de Fray Junípero Serra del Senado».

En el debate sobre el beato español a punto de ser canonizado tercia el seminarista español Javier Villar Ballesteros, a quien encontramos junto a compañeros venidos en su mayoría de Chesire (Connecticut), donde los Legionarios de Cristo cuentan con un noviciado. De Fray Junípero Javier resalta su «caridad y buen trato hacia los misioneros», virtudes a su juicio frontalmente alejadas de las acusaciones que algunas minorías vierten contra él por haber contribuido a las matanzas: «Siempre hay que poner los hechos históricos en el contexto en que se produjeron, pero no creo que Fray Junípero entregara su vida para matar a nadie…».

Los californianos se hacen notar entre la multitud con el orgullo de pertenecer a la tierra donde Fray Junípero creó sus célebres misiones. Margareth, venida de San Francisco en compañía de dos amigos, realza al nuevo santo como «figura increíble» que a su juicio «ha conseguido que durante siglos sus misiones de amor refuercen la fe de mucha gente».

En español nos habla Xochitl, que ha venido en compañía de su marido del californiano Valle del Napa y cuyo su nombre azteca contrasta con el origen indígena de los minoritarios peros a la figura de Fray Junípero. La jovial Xochitl, defensora de «la paz y el amor de este Papa», nos cuenta que «hace sólo tres años» regresó al camino de Dios. La felicidad que transmite es el mejor preludio para la misa de canonización que no se quiere perder bajo ningún concepto.

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