El Papa elogia las «casas de misión» que palían la prohibición de construir iglesias

Durante su homilía ante unos cien mil fieles del oriente de Cuba en la ciudad de Holguín, el Papa Francisco afirmó saber «con qué esfuerzo y sacrificio trabaja la Iglesia cubana». En ese contexto menciono el mérito de «las llamadas "casa de misión" que, ante la escasez de templos y de sacerdotes, permiten a tantas personas tener un espacio de oración, de escuchar la Palabra, de catequesis y de vida de comunidad».

Según el Papa, «esas "casas de misión" son pequeños signos de la presencia de dios en nuestros barrios». Se trata de casas familiares como en los primeros tiempos del cristianismo. En conjunto suman unas 2.600, repartidas por todo el país. En ellas se celebran misas, meditaciones espirituales, coloquios bíblicos, etc.

Como casi todos los remedios en Cuba, las «casas de misión» nacieron de una necesidad. Desde el triunfo de la Revolución en 1959, el gobierno cubano ha negado sistemáticamente los permisos para la construcción de nuevos templos.

El veto ha durado hasta hace muy poco, en que el gobierno ha autorizado la construcción de tres iglesias: una en Pinar del Rio, otra en La Habana, que será dedicada a san Juan Pablo II, y una en Santiago de Cuba.

El problema práctico es que los nuevos barrios en todas las ciudades que han crecido carecen de templos, lo mismo que muchas localidades rurales. Los cubanos han conseguido mitigar el problema recurriendo a la fórmula de los primeros cristianos: poner a disposición las propias casas de familia.