Educación deja en el aire las reválidas de ESO y Bachillerato

Tranquilidad y diálogo fueron ayer las dos palabras más repetidas en la conferencia sectorial de Educación tanto por el ministro como por los consejeros del PP y también de la oposición. Dos palabras que nadie esperaba escuchar en un encuentro que se inició con la petición de «paralización del calendario de implantación de la Lomce» por parte de las doce comunidades autónomas no gobernadas por el PP. Sin embargo, al término de la sectorial, el resultado fue que la Lomce sigue adelante y que las comunidades opuestas a ella la seguirán aplicando, tal y como ya se ha hecho el año pasado en los cursos que tocaba. Lo que sí queda abierto a posibles modificaciones es la configuración final de las pruebas de evaluación externas (conocidas como reválidas) previstas para Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato.

El Real Decreto que debe desarrollar las características de las reválidas de Primaria (final de etapa), ESO y Bachillerato está aún en fase de elaboración y es ahí donde la ventana de la negociación se abrió ayer para todos. El ministro fue tajante en la rueda de prensa posterior a su primer encuentro con los consejeros de Educación. «La postura del Ministerio es clara, las leyes deben cumplirse y por tanto la segunda fase de aplicacion de la Lomce se producirá en septiembre». Pero con las reválidas la cosa cambia. Con las de Primaria no hay problema porque son «pruebas de diagnóstico» que realizan las propias comunidades sin repercusión en el expediente académico del alumno; mientas que para las de la ESO y Bachillerato, que sí afectan al expediente, el ministro anunció que se desarrollarán en un Real Decreto diferente al de Primaria. De esta manera, habrá margen para «reflexionar» sobre ellas, dijo Méndez de Vigo. Eso sí, reflexionar no quiere decir que se pueda aplazar su calendario de implantación «porque eso está en la Ley».

Tiempo para negociar

En el curso pasado ya se realizó con carácter experimental la reválida de tercero de Primaria y este se hará lo mismo con la de sexto de Primaria, que también es una prueba de diagnóstico. En cuanto a las de ESO y Bachillerato, según el calendario de la Lomce, no entrarán en vigor realmente hasta el curso 2017-2018, por lo que como apuntó el consejero de Educación de Madrid, Rafael van Grieken Salvador, «hay tiempo para hablar sobre ellas». Van Grieken no obstante insistió también en que una cosa es que se puedan modificar características de las pruebas y otra su calendario de implantación «que está en la ley».

Entre las características que se podrían modificar estaría el que las puebas de ESO y Bachillerato no fuesen externas sino realizadas por las comunidades (lo que calmaría los ánimos de las comunidades gobernadas por los nacionalistas, que se oponen a que sus alumnos sean examinados desde fuera), que el peso del porcentaje de la prueba de Bachillerato (40% sobre la nota final) pudiese rebajarse o incluso que, como sucede con las de Primaria, pasasen a considerarse como «pruebas de diagnóstico», es decir, sin consecuencias para el resultado académico del alumno.

Sin cambios este curso

En cualquier caso y a la espera de esa negociación sobre la configuración definitiva de las reválidas, el ministro de Educación quiso recalcar al inicio de la rueda de prensa que había encontrado «un clima dialogante y constructivo aunque en algunos temas no hayamos estado de acuerdo». Méndez de Vigo quiso dejar claro a «docentes, alumnos y familias que el curso 2015- 2016 se va a iniciar con absoluta tranquilidad».

Sobre el resto del orden del día propuesto por el Ministerio a los consejeros, Méndez de Vigo explicó que se ha propuesto a las comunidades autónomas trabajar en 7 grandes ejes: la elaboracion de un Libro Blanco de la funcion docente no universitaria «para asegurar el afecto social, la autonomía y la autoridad de los profesores»; la convocatoria en octubre de una reunión para elaborar un plan de convivencia escolar que aborde los «preocupantes casos de acoso escolar»; la implantación de la conectividad de los centros escolares; la elaboración de una ponencia sque analice de qué manera se puede incrementar la aceptación social de la Formación Profesional en España; la elaboración junto al Ministerio de Sanidad de una batería de medidas que fomenten la vida saludable y activa en los centros escolares y el impulso al aprendizaje de las lenguas extranjeras.