El Papa Francisco saluda a la multitud a su llegada al Parque Samanes de Guayaquil (Ecuador)
El Papa Francisco saluda a la multitud a su llegada al Parque Samanes de Guayaquil (Ecuador) - efe
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«¡Francisco, te amo!»

El Papa bendice a cientos de enfermos durante su visita al santuario de la Divina Misericordia en Guayaquil

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Fueron diez minutos de emoción intensa. Lágrimas, sonrisas y una Ave María colmaron el ambiente del Santuario de la Divina Misericordia, que este lunes fue visitado por el Papa Francisco, en su segunda jornada de visita pastoral al Ecuador.

El Papa bajó de las alturas de Quito (2.850 m.) a la ciudad costera de Guayaquil, donde sintió el calor no solo de la ciudad, sino de la gente que lo recibió con bailes y música a su llegada al Santuario que él pidió visitar cuando decidió viajar a Ecuador.

Unas dos mil personas coparon el templo, muchos de ellas enfermos que recibieron la bendición de manos del Pontífice. En más de una ocasión, Francisco debió agacharse para poder tocar con su mano a las personas que eran llevadas en camillas.

“Les llevo a todos en mi corazón, voy a rogar por ustedes a Dios, él sabe el nombre de cada uno”, les dijo el Papa visiblemente emocionado por el ambiente de fe y recogimiento que rodeó esta breve visita, antes de trasladarse al parque Samanes, donde ofició una misa a cielo abierto.

A la salida, Mariuxi, una chica de 23 años al verlo pasar le gritó: “¡Te amo, Francisco!”. Su madre también se mostró emocionada. Dijo que el Papa “es un hombre carismático, que derrocha amor y ternura”.

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