El papa Francisco saluda a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro
El papa Francisco saluda a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro - maurizio brambatti

El Papa escoge los tres países más pobres para su primer viaje a la América española

Una gira agotadora por Ecuador, Bolivia y Perú pondrá a prueba su resistencia a los 78 años

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El Papa que inició sus viajes a Europa por las «periferias» de Albania y Bosnia Herzegovina, ha escogido los tres países más pobres para su primera visita a Hispanoamérica. Del 5 al 12 de julio, Francisco recorrerá Ecuador, Bolivia y Perú en una gira agotadora para un anciano de 78 años al que le falta medio pulmón.

Será un viaje de sabor multiétnico. Bolivia, el segundo país más pobre del continente americano después de Haití, cuenta con una mayoría indígena, pues los aymaras, la etnia de Evo Morales, suman el 24 % de la población y los quechuas el 29 %. Hay también minorías indias en Ecuador, donde los quechuas suponen el 15 % del censo, y en Paraguay, donde los guaraníes suman el 21 %.

En las misas y encuentros populares del Papa habrá intervenciones en los tres idiomas indios.

La gira incluirá momentos de gran emoción, como la visita a la gigantesca cárcel de Palmasola, en Bolivia, o a la inmensa zona de chabolas del Bañado Norte en Asunción, que se inunda parcialmente cada año durante las crecidas del Río Uruguay.

Francisco experimentará en Ecuador el dinamismo del presidente Rafael Correa, un economista de gran prestigio, y sufrirá en Bolivia las maniobras populistas del presidente Evo Morales, antiguo líder del sindicato de los cocaleros, que aprovechará la visita para hacer publicidad del mascado de hoja de coca, un uso permitido por Naciones Unidas.

En Paraguay, su anfitrión es el presidente Horacio Cartes, uno de los mayores empresarios de un país que prospera gracias a la exportación de soja pero ha sufrido la deforestación del diez por ciento de la superficie del país desde el año 2000.

La visita, día a día

El domingo por la tarde, al cabo de un vuelo de 13 horas, el Papa llegará a Quito, una ciudad situada a 2.800 metros de altitud, pero no se tomará tiempo para descansar o adaptarse a la altura. Después de los discursos en el aeropuerto, recorrerá ocho kilómetros en «papamóvil» para que los ecuatorianos puedan saludarle.

Al día siguiente, lunes, el Santo Padre volará a Guayaquil, la ciudad más importante del país, situada en la costa del Pacifico, para una misa con más de un millón de personas cerca del Santuario de la Divina Misericordia. Por la tarde subirá de nuevo a los 2.800 metros de altitud de Quito para encuentros con las autoridades.

El martes celebrará misa en la capital para millón y medio de personas en la gran explanada del antiguo aeropuerto, y mantendrá sucesivos encuentros con el mundo de la educación, secundaria y universitaria, y con representantes de la sociedad civil.

La jornada del miércoles incluye un encuentro con las autoridades bolivianas en La Paz, una etapa que implica riesgos pues el aeropuerto de la capital –el quinto más alto del mundo después de cuatro situados en China– está a casi 4.100 metros de altitud.

En su viaje de 1988, Juan Pablo II hizo frente al «soroche» con un té de hoja de coca, parecida al laurel, que tiene efectos saludables pero no alucinógenos, a diferencia del producto refinado. La hoja de coca es, respecto a la cocaína, algo así como la uva respecto al aguardiente.

Pero los principales encuentros en Bolivia tendrán lugar el jueves en Santa Cruz de la Sierra, la mayor ciudad del país. Se trata de la misa con dos millones de personas y el II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, que incluyen los cartoneros, los recicladores, vendedores ambulantes, las cooperativas de empresas quebradas y todos los sectores de la economía informal que no cuenta con derechos laborales.

El Papa les dará su apoyo y les animará a proseguir en la línea de la autoayuda, «sin esperar de brazos cruzados» ni «dejarse domesticar por el asistencialismo», como les dijo el año pasado en el primer encuentro mundial, celebrado en el Vaticano.

El punto fuerte del viernes es la visita a la peligrosa cárcel de Palmasola, cuya sobrecargada población penal de 3.500 presos ha sido rebajada a 2.800 para evitar una vergüenza internacional. Como los tribunales bolivianos son tan lentos, cuatro quintas partes de los reclusos son delincuentes en espera de juicio.

El programa en Paraguay incluye el sábado una misa en el santuario mariano nacional de Caacupé, a 40 kilómetros de Asunción, y el domingo a primera hora la visita a las chabolas del Bañado Norte, donde viven más de cien mil personas.

El último gran encuentro será la misa del domingo con unos dos millones de fieles, incluidos muchos de Argentina, que espera su visita en 2016.

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