Izda a Drcha.: Simon Chan,Jan Sadlak, Yan Wu, Gero Federkeil, Isidro Aguillo y Ben Sowter
Izda a Drcha.: Simon Chan,Jan Sadlak, Yan Wu, Gero Federkeil, Isidro Aguillo y Ben Sowter - abc

Los rankings reconocen sus limitaciones para reflejar la calidad de las universidades

El listado de Shangái, uno de los referentes internacionales, anuncia en un congreso en la Universidad de Navarra que incorporará nuevos criterios de valoración

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La creciente globalización del mercado de las universidades ha desatado en los últimos años una dura competencia internacional entre las instituciones de educación superior que, a su vez, ha hecho que los rankings universitarios cobren cada vez mayor importancia, tanto en la toma de decisiones de los alumnos como de las autoridades educativas.

Sin embargo, estos listados adolecen de limitaciones a la hora de reflejar la realidad de las universidades y buscan fórmulas para que los resultados sean más fiables y útiles. Así se puso de manifiesto durante el primer congreso en España dedicado a la reputación de universidades, que organiza hasta hoy en Pamplona la Universidad de Navarra, y que reunió este jueves en una mesa redonda a representantes de cinco de los principales rankings de referencia.

El presidente del Observatorio de Rankings y Excelencia Académica (IREG, por sus siglas en inglés), Jan Sadlak, que actuó como moderador del encuentro, señaló que la masiva incorporación de estudiantes, la diversificación de los sistemas de educación superior, la competencia entre estudiantes, investigadores y profesores, la internacionalización y movilidad global, las tecnologías digitales, la intensificación de las relaciones con la industria y los recortes de financiación pública han hecho que los rankings sean aceptados y adquieran relevancia.

Sin embargo, también reconoció que «es muy difícil comprimir algo intangible en una cifra» y destacó que a menudo se les critica por estar demasiado enfocados a las universidades más elitistas y con mayor intensidad investigadora, que desprecian las artes, las humanidades y las ciencias sociales, que su metodología es arbitraria y poco transparente, que se basan en estudios de reputación y que favorece las publicaciones en inglés, entre otros reproches.

Yan Wu, la representante del Academic Ranking of World Universities (ARWU), conocido popularmente como el ranking de Shangái, defendió que este listado emplea un método transparente y estable, así como únicamente indicadores objetivos, por lo que mantendrán básicamente el mismo sistema, basado sobre todo en los resultados científicos de las universidades. Sin embargo, vino a reconocer que su metodología no refleja en la actualidad toda la realidad universitaria y, en este sentido, avanzó que se están estudiando mejoras para incorporar todos los «indicadores que sea posible». En este sentido, los creadores de este ranking anual, que depende de la universidad Jiao Tong de Shangái, están trabajando para añadir en sus criterios más clasificaciones por materia, más premios científicos, publicaciones de libros y antiguos alumnos de renombre internacional.

Por su parte, Ben Sowter, representante del ranking británico QS, otro de los más reconocidos, admitió que «los rankings son solo la punta del iceberg de lo que ocurren en los centros educativos» y abogó por esforzarse «para que todo lo que hacemos se conozca, para que la calidad y la reputación sean visibles».

Menos autocrítico fue Simon Chan, del también británico Times Higher Education, que defendió que su ranking «hace una comparativa teniendo en cuenta no solo el éxito de las universidades, sino también la financiación y cómo atraen al mejor profesorado y alumnado».

En un esfuerzo por superar las limitaciones de los rankings más asentados, en la Unión Europea se ha puesto en marcha el llamado U-Multirank, con una metodología multidimensional, que incluye treinta indicadores y cinco dimensiones. En su nombre, Gero Federkeil, señaló que se ellos se niegan a establecer un listado único, sino que buscan que cada cual se haga el suyo a través de los distintos indicadores, y que pretenden «hacer visibles» cuestiones como la docencia, la tansferencia de conocimientos o la implicación con su entorno, y no solo los resultados de investigación.

También intervino el español Isidro Aguillo, de Webometrics, quien aseguró que «los rankings no deben ser manuales de usuario ni reflejar un único modelo». A su juicio, de hecho, los rankings «han influido muy poco en la comunidad universitaria» y «su único impacto ha sido en las fusiones universitarias». Su ranking, por el contrario, emplea distintas fuentes y cubre casi 24.000 univesridades e instituciones de educación superior de todo el mundo, señaló Aguillo.

Ver los comentarios