Angelina Jolie ha anunciado la extirpación de sus ovarios dos años después de la intervención en las mamas
Angelina Jolie ha anunciado la extirpación de sus ovarios dos años después de la intervención en las mamas - REUTERS

La extirpación de ovarios de Angelina Jolie, una decisión acertada contra un cáncer traicionero

Expertos defienden la cirugía preventiva en las mujeres portadoras de la mutación genética BRCA a partir de los 40

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Angelina Jolie tenía una cirugía pendiente desde hace dos años, cuando anunció que era portadora de una mutación genética relacionada con un riesgo muy elevado de padecer cáncer de mama y ovario. Tenía la misma mutación en el gen BRCA1 que había precipitado la muerte de su madre, su abuela y de su tía. Entonces, aconsejada por sus médicos, decidió extirparse las dos mamas y reconstruirlas con dos prótesis de silicona para reducir al mínimo las posibilidades de sufrir un cáncer de mama. Pero con esa intervención la actriz estadounidense no alejó por completo el peligro. Aún le quedaba el riesgo de cáncer de ovario, un tumor muy traicionero que cuando da la cara ya suele ser demasiado tarde.

La mutación genética que había heredado Jolie le daba un riesgo estimado del 87 por ciento para cáncer de mama y de un 50 por ciento para ovario.

Tras unos análisis rutinarios, la actriz decidió no retrasar más la intervención y ayer anunció en el diario « The New York Times» que había vuelto al quirófano para extirparse tanto los ovarios como las trompas de Falopio.

«La decisión no podía ser más acertada», asegura sin dudar Antonio González, presidente del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Ovario ( Geico) y jefe de servicio de Oncología Médica de MD Anderson Cancer Center Madrid. Jolie ha seguido los mismos pasos de muchas pacientes españolas. «Es la mejor recomendación que podemos hacer a una mujer que es portadora de esta mutación genética, haya cumplido 40 años y no quiera volver a ser madre o no desee tener hijos», explica González.

Aún no se cuenta con ninguna prueba suficientemente eficaz para diagnosticar a tiempo este tipo de tumores. Ni tampoco hay síntomas específicos que permitan dar la voz de alarma porque la mayoría se confunden con molestias gastrointestinales o sangrados vaginales a los que no se suele dar importancia. Lo cierto es que el 80% de los casos de cáncer de ovario se diagnostican cuando la enfermedad ya está avanzada y puede ser muy difícil de curar.

También en España

En España la cirugía preventiva, tanto de mama como de ovarios, se ofrece de rutina en la mayoría de los hospitales. Antes de aconsejarla, se estudia el árbol genealógico de la paciente para conocer cuántos familiares han tenido cáncer y se realiza un análisis de sangre para descubrir si es portadora de la mutación genética. Este tipo de análisis también están financiados por la Sanidad pública española. Cuando los resultados son positivos, se aconseja la cirugía; si son negativos, no quiere decir no hay ningún riesgo de cáncer sino que tiene el mismo que la población normal. Las mutaciones en el gen BRCA explican los tumores hereditarios y representan solo el 10-12% de todos los tumores de mama y ovario.

Hace diez años solo se extirpaban los ovarios, «pero ahora sabemos que no es suficiente», señala el presidente de Geico. La eliminación de las dos trompas y de los ovarios logra una reducción del riesgo del 99%. «La aparición de un cáncer de ovarios en una mujer operada sería excepcional, casi anecdótico», apunta González.

Como a Jolie, a la mayoría de las pacientes españolas que deciden pasar por el quirófano se les practica una cirugía por laparoscopia, mínimamente invasiva y con una cicatriz mínima. Esta intervención es bastante menos traumática que la extirpación de mama y no requiere una reconstrucción. En el caso de la eliminación de trompas y ovarios, basta una noche de ingreso hospitalario y a las 48 horas se puede hacer una vida normal.

Controles cada seis meses

A la actriz estadounidense le ha costado dos años dar el paso. La experiencia de los expertos en cáncer ginecológico indica que la mayoría acaba optando por la cirugía preventiva para eludir el riesgo, aunque tardan en tomar la decisión.

Para quienes optan por esperar, la única opción es someterse a un control y seguimiento médico más estrecho durante algunos años hasta que se decide entrar en el quirófano.

Ese control pasa por hacerse ecografías vaginales cada seis meses o un año, así como un análisis de sangre que busca un marcador llamado CA-125. Esta prueba mide la cantidad de una proteína en la sangre y funciona como un centinela del cáncer de ovario «aunque no es perfecto», recuerda Andrés Poveda, coordinador jefe del área clínica de oncología ginecológica de la Fundación del Instituto Valenciano de Oncología. Se está estudiando también si la toma de anticonceptivos orales reduce el riesgo «pero aún no existe suficiente evidencia científica», indica.

Todas estas pruebas sirven para controlar a las pacientes de riesgo hasta que optan por el bisturí. «No es una cuestión de dinero ni de presupuestos es que no hay ninguna prueba suficientemente sensible para detectar precozmente el cáncer de ovario, por eso la decisión de Jolie es acertada», insiste Poveda.

La extirpación es segura y poco agresiva, pero provoca la llegada abrupta de una menopausia precoz que se intenta compensar con tratamientos hormonales. Jolie cuenta en su carta al «New York Times» que ya recibe estos fármacos. Lleva un parche que libera estrógenos y un DIU con progesterona para mantener su equilibrio hormonal y prevenir el cáncer de útero.

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