Parroquia de San Juan María Vianney, donde Román, uno de los sacerdotes dentenidos por presuntos abusos a un menor, era párroco
Parroquia de San Juan María Vianney, donde Román, uno de los sacerdotes dentenidos por presuntos abusos a un menor, era párroco - josé maría gonzález molero

Vecinos de Román, uno de los sacedotes detenidos por abusos en Granada: «Conducía una gran moto y montaba en bici»

El barrio donde daba misa el cura vio como lo apartaban de su cargo de una día para otro «sin explicaciones»

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La moderna parroquia San Juan María Vianney, en la zona más nueva del popular barrio del Zaidín de Granada y enclavada junto a un gran centro comercial, estaba cerrada a cal y canto este lunes por la tarde, pero las cámaras de televisión y los vecinos no cesaban de arremolinarse alrededor de un edificio cuyo párroco, «Don Román», durmió anoche en comisaría junto a otros dos curas, detenidos por un presunto delito de abusos sexuales.

Los residentes de la barriada estaban sorprendidos, pero solo en parte. Román solía ir acompañado de hombres jóvenes y el trasiego de personas en la casa aledaña al templo era continuo, pero nadie pensaba en ello como algo anormal. Todos de una manera u otra conocían al sacerdote, quien fue apartado «misteriosamente» de su iglesia hace un mes y medio aproximadamente.

«Vine a misa el nueve de octubre y la dio él. El domingo siguiente, ya no estaba», narraba una señora, quien, como la mayoría, no podía imaginar el desenlace de su peculiar guía espiritual.

Junto a la parroquia, que se construyó aproximadamente hace 15 años, se levantó un bloque de tres pisos y una casa sacerdotal que era muy frecuentada –según los testimonios de todos los vecinos– por el cura titular y varios párrocos más, entre ellos, Francisco y Manuel, los otros dos detenidos.

«Ahí dormían muchas noches, claro. Salía y entraba mucha gente, hombres jóvenes, yo creo que eran todos sacerdotes. Román últimamente iba en bicicleta de montaña, pero también tiene una moto de gran cilindrada, tipo trial, con la que se movía por Granada. A la cochera solían entrar un Citroen C3 y un Suzuki Gran Vitara», explicaba un joven trabajador de la zona, a cuyo negocio de restauración acudían los denunciados. 

«Conozco a la víctima aunque no se haya publicado su nombre, que por supuesto no es Daniel. Sé quienes son sus padres y pongo la mano en el fuego sobre la veracidad de lo que dice. La familia está destrozada», comentaba otro vecino de la parroquia.

Román ha bautizado a muchos bebés de la zona, les ha dado la comunión a decenas de niños zaidineros, ha celebrado misas de difuntos y ha casado a parejas por estos lares desde hace años. «Claro que vivía ahí, mujer, esa era su casa», aseguraba una de sus feligresas, incrédula ante la ristra de posesiones inmobiliaras del sacerdote, quien según ha desvelado la investigación pernoctaba en varios domicilios de la capital, aunque tenía su residencia fijada en la sede parroquial de la calle Félix Rodríguez de la Fuente, en el Zaidín.

«Yo he visto salir de esa cochera a un Audi A6 de color champán, que me encanta, se me quedó grabado. De esos hay pocos», apostillaba otra persona con el domicilio en el bloque de pisos frente a la parroquia.

Al margen de esas apreciaciones materiales y de algunas referencias a Román como un hombre «estricto, autoritario y a la vez moderno», casi nadie tildaba las actitudes del párroco de sospechosas, sino más bien las «de una persona normal». «Paco, Román y Manuel, los tres sacerdotes, venían mucho juntos a tomar café por aquí. Te puedo enseñar una foto de él bautizando a mi hija hace seis años (la muestra). Ahora claro que me da rabia, pero nunca he pensado nada raro de él, salvo que le gustaba tener una moto grande,... aunque bien pensado era raro tanto entrar y salir de mozuelos del piso y ese tren de vida tan alto», argumentaba otro de los feligreses de la zona.

Los medios de comunicación han desvelado estos días que dentro de la propia Curia se denominaba a estos tres párrocos como los Romanones o Romanes, en alusión a su cabecilla, pero los vecinos desconocían ese apodo. Algunos residentes pensaban que el cuarto detenido, un profesor de Religión seglar, que responde a las iniciales de Sergio Q. M., había impartido clases en el colegio religioso del Carmelo, ubicado a pocos metros de la parroquia de San Juan María Vianney; sin embargo, la dirección de ese centro desmintió este lunes a Ideal que en su centro hubiera impartido clases ninguna de las personas implicadas en este caso de supuestos abusos sexuales.

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