Pastoras anglicanas esperan en la puerta de la sede de la Iglesia anglicana donde se celebró en julio de 2012 el Sínodo general que debatió la ordenación de mujeres obispo
Pastoras anglicanas esperan en la puerta de la sede de la Iglesia anglicana donde se celebró en julio de 2012 el Sínodo general que debatió la ordenación de mujeres obispo

La Iglesia Anglicana aprueba por amplia mayoría que las mujeres puedan ser obispos

Hace 20 años se les permitió acceder al sacerdocio, pero la congregación pierde cada vez más fieles

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El sínodo general de la Iglesia de Inglaterra, cuya cabeza es la reina Isabel II, aprobó esta tarde a mano alzada en Londres y por una amplia mayoría que las mujeres puedan ejercer como obispos. El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, aseguró que la votación “marca el inicio de una nueva manera de estar en la Iglesia”. La Iglesia de Inglaterra, que es la cuna y referencia de la comunión anglicana, está presente en 160 países y cuenta con 85 millones de fieles. Ya se permitía el acceso al obispado en Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Irlanda y Estados Unidos. En Reino Unido la última vez que se planteó, en 2012, la propuesta fue rechazada por seis votos.

La Iglesia Anglicana aprobó hace 20 años que las mujeres podrían ejercer el sacerdocio.

Hoy en día son féminas 1.781 de los 7.798 pastores con que cuenta en total la congregación en Reino Unido. La decisión de 1994 fue muy contestada por algunos clérigos anglicanos y su número tres se pasó entonces a la Iglesia Católica. La modificación aprobada hoy ha merecido críticas del grupo Reforma, que representa al ala más tradicionalista del anglicanismo: “Es inapropiado. Hay una orden divina de mandato de los hombres”, han replicado, sin mucho éxito a tenor de la votación. Reforma estima que la cuarta parte de los creyentes anglicanos verán inapropiada la apertura.

La votación obligará a cambiar el artículo 33 del canon anglicano, que quedará así: “Un hombre o una mujer podrán ser consagrados obispos”. Women and the Church, el lobby que fomentaba la promoción femenina, ha celebrado la decisión, pero advierte que ahora hay que hacerla efectiva: “Mientras no tengamos alrededor de un tercio de mujeres en el obispado no habrá cambiado la cultura. No se trata de tener a mujeres vestidas de púrpura, se trata de fomentar una iglesia con más igualdad”.

Las primeras obispas serán ordenadas el año próximo. Las que más suenan son Vivienne Faul, deán de York, y June Osborne, deán de la catedral de Salisbury. Las primeras vacantes son Southwell y Nottinghan.

Una Iglesia en declive

La Iglesia de Inglaterra nació a comienzos del siglo XVI por una pataleta del rey Enrique VIII, que quería casarse otra vez para tener la descendencia masculina que Catalina de Aragón no le daba. Tras varias peticiones al Papa para anular su matrimonio, en 1534 rompió con Roma y se proclamó cabeza única de la Iglesia en su país, creando así el culto anglicano y haciéndose llamar “Defensor de la Fe”, título que le había otorgado el Pontífice en 1521. Tras la ruptura, la persecución y a veces el martirio fue el sino de los católicos de las islas, empezando por la ejecución de Tomás Moro en la Torre de Londres. Los católicos estuvieron brutalmente proscritos hasta bien entrado el siglo XIX. Hasta 1850 no hubo obispos católicos en Gran Bretaña y de hecho todavía hoy los fieles papistas, como los denominan algunos ingleses de la vieja escuela, tienen negado por ley el acceso al trono.

Sin embargo, la Iglesia de Inglaterra está en declive y el catolicismo ha crecido mucho, en parte por la polémica adaptación a la modernidad de los anglicanos, pero sobre todo por la llegada de inmigrantes. En 1850 solo había 50.000 católicos reconocidos en Reino Unido. Hoy se calcula que rondan los seis millones, en un país con 61 millones de habitantes. En cuanto a la Iglesia de Inglaterra, aunque sigue siendo la primera del país, el número de fieles que asiste a sus oficios dominicales se calcula que ha caído al millón, en una nación cada vez más descreída y atea.

Figura estelar del impulso católico tras siglos de persecución fue el cardenal John Henry Newman, antiguo presbítero anglicano, que en 1845 se convirtió al catolicismo tras una reflexión intelectual que le llevó a la conclusión evidente: la Iglesia Católica es la raíz original, mientras que el anglicanismo es un pastiche creado por el enfado de un hombre. Newman fue canonizado en 2010, en una ceremonia en Reino Unido a la que acudió el papa Benedicto XVI. La conversión de Tony Blair tras dejar el cargo de primer ministro supuso otro gran impulso para la causa católica. Hoy hay ya numerosas figuras públicas de fe papista en el Reino Unido, como el ministro de Trabajo, Duncan Smith, o el ex dirigente de la BBC Mark Thompson.

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