sierra de grazalema

La Sierra de Grazalema se consolida como destino turístico también en verano

Tras dos veranos turísticamente muy buenos durante la pandemia, la comarca serrana resiste con reseñables números estivales en 2022, a pesar de que no sea esta época su temporada alta

El alcalde de Grazalema y presidente de la Mancomunidad, Carlos García, apuesta por la diversificación turística, las sinergias comarcales y el refuerzo del sector primario

Huéspedes del hotel Fuerte de Grazalema cenan con vistas al accidentado y privilegiado paisaje serrano MLS

manuel lópez sampalo

GRAZALEMA

La Sierra de Cádiz no es sólo, como dice el tópico, cruzar el río Majaceite, desfilar por la Garganta Verde y comer queso payoyo. La comarca serrana ofrece muchas más alternativas a poco que se rasque.

Paseos a caballo bajo la luna llena, observaciones estelares, recreaciones históricas, avistamiento de aves, estancias en completísimos resorts y alojamientos rurales, deportes de agua en el embalse Zahara de la Sierra, parapente en Olvera, recolecta de setas en temporada, rutas en bicicleta, senderos por descubrir…

Dentro de las limitaciones generales, los dos veranos de pandemia ‒2020 y 2021‒ fueron extraordinariamente buenos para el Parque Natural de la Sierra de Grazalema en lo que a turismo se refiere. Mucha gente buscó las distancias y el aire puro serrano frente a las aglomeraciones costeras y urbanas. Ello ayudo a superar en buena medida la estacionalidad de la comarca ‒muy demandada en fines de semanas y puentes de otoño e invierno‒.

Uno de los grandes retos presentes para el sector turístico rural era precisamente mantener la buena dinámica en la actual temporada estival, en la que parece que el visitante ha vuelto a discurrir por sus cauces habituales: playa, sol, chiringuito y concierto nocturno.

Así, los números que arroja la oficina de turismo de Grazalema parecen indicar que la Sierra ha vuelto a dar un paso atrás: un 60% de visitantes respecto a las dos periodos estivales precedentes se han dejado ver por el punto informativo; con una tendencia ascendente conforme ha ido avanzando el mes de agosto.

Mas con los datos en la mano, el joven y dinámico alcalde de esta villa, Carlos García, comenta que si es cierto que el estío no empezó como desearían, la cifra de visitantes ha ido escalando «hasta situarse en un 90% en comparación con el verano anterior».

Cruzando los números de las visitas a la oficina de turismo con los 'trackings' que maneja el regidor, podríamos hablar de «una fidelización del turista: que repite, ya se conoce esto y por tanto no necesita orientación», afirma Carlos García, quien a su vez es presidente de la mancomunidad de municipios serranos.

Por su parte, la grazalemeña que atiende en el punto de información al turista, explica este descenso por la presencia de muchos gaditanos ‒de Cádiz capital, Jerez y la Bahía‒ «que vienen a pasar un fin de semana o un puente y ya se conocen bien el terreno».

Pero no solo del turismo gaditano y malagueño vive Grazalema y su Sierra. Hasta 80 nacionalidades, observa Carlos García, han pasado por el pueblo en los últimos años. El alcalde abre el Whatsapp para ofrecer unas estadísticas que recién le acaban de llegar: «El turista que más nos ha visitado procede de Madrid y Cataluña, luego del País Vasco, seguido de otras provincias de Andalucía: de los que un 30% pernocta aquí».

La diversificación y el turismo de calidad

Fueron virales las imágenes del último puente de la Constitución en la que se ven colas humanas atravesando el popular sendero que discurre a la vera del río Majaceite entre El Bosque y Benamahoma.

Precisamente, son esas aglomeraciones las que se intentan evitar o, por lo menos, diversificar, distribuir o atraer a otros puntos de interés desde el sector turístico de la Sierra de Cádiz.

Aunque para muchos de la zona, todo turismo es bienvenido, evidentemente es preferible un turismo de calidad, al que se pueda atender debidamente, a las grandes masificaciones: «Es el turismo que puede hacer que nuestra cabeza sobresalga», expresa el munícipe.

«El nuestro es un pueblo pequeño pero que soporta muy bien las oleadas turísticas, aunque evidentemente durante un determinado tiempo», dice el regidor grazalemeño. «No queremos que esto se convierta en un decorado de cartón-piedra donde el visitante solo se cruce con otros visitantes: debemos mantener lo auténtico apostando por la sostenibilidad».

«Todo el mundo conoce el sendero del río Majaceite, la Garganta Verde o el Pinsapar ‒sostiene Carlos García‒. Pero nuestra comarca tiene muchas otras rutas y parajes muy atractivos que estamos dando a conocer y que merecen ser puestas en valor, evitando así los embudos».

Nos apunta este, como valores añadidos, un paseo nocturno por las calles del casco urbano del pueblo «que se conservan tal como eran», la relación directa entre el valor natural y el patrimonial, además de la relación calidad/precio y la gastronomía del lugar.

«Grazalema es un destino turístico consolidado ‒prosigue el regidor‒, fuimos de los primeros, en lo que se refiere a turismo rural, en poner la pica en Flandes. Tenemos tres aeropuertos ‒Sevilla, Málaga y Jerez‒ a una hora cada uno: y eso hay que aprovecharlo».

La fijación al territorio y las sinergias

Es curioso que hasta 2020 un pueblo como Grazalema no fuese declarado como municipio de interés turístico: si hay alguna manera de explicar esto es por su reducida población: poco más de 2.000 habitantes. Aquí, de este número bajito, nace uno de los conceptos favoritos del alcalde y presidente de la mancomunidad: «las sinergias».

«Ronda es una ciudad y tiene fuerza, atracción turística, de por sí», explica Carlos García; ante eso, «nosotros, los de los diferentes municipios de la Sierra, debemos estar unidos y remar todos en el mismo sentido; si cada uno va por su lado, estamos perdidos».

Un mal endémico que afecta a la comarca serrana es el de la despoblación. Mas el regidor gaditano confirma que «aquí en Grazalema no se está produciendo; nuestra pirámide poblacional es aceptablemente joven». Los motivos son varios: desde las facilidades que ofrece el municipio para criar a los niños, la empleabilidad en el sector de la hostelería y la ampliación de la práctica del teletrabajo.

Grazalema ha vivido en los últimos años un importante desarrollo turístico, desde las villas turísticas hasta el Hotel Fuerte: un complejo con piscina y actividades de todo tipo que con en torno a 70 habitaciones puede albergar más de 150 huéspedes. «Estamos completos: llevamos un muy buen verano», confirma las impresiones María, una de las recepcionistas del complejo hotelero.

Recientemente, se abrió un hotelito rural a diez minutos en coche del pueblo, en el Tambor del Llano, que además del servicio básico hotelero, ofrece equitación, senderismo, tours y clases sobre cultura local, galerías de arte temporales, etcétera. «Esto significa empleo para la gente del pueblo y, de alguna manera, el sector terciario tira del primario», comenta uno de los encargados.

Esto es algo que subraya el alcalde: «El turismo ha fomentado la economía local»; es un riesgo ‒ya lo hemos visto con el Covid‒ poner todos los huevos en la misma cesta. «¡Pero gracias a Dios que tenemos esta cesta!». Y un 80% de la población de Grazalema vive del turismo.

Para ello, afirma Carlos García, «se ha apostado por cuestiones distintas como vitalizar el sector primario: estamos desatascando con la Junta de Andalucía el área industrial para fomentar la economía pequeña de un pequeño pueblo».

La caza y el toro de cuerda

El ciervo, el jabalí, el venado y la cabra montés en lo que se refiere a caza mayor, y una amplísima gama de especies de caza menor, hacen a priori de la actividad cinegética uno de los principales atractivos de la Sierra gaditana.

Aunque asegura el alcalde que «aquí no hay apenas turismo cinegético, sino que cazan sobre todo los vecinos: convivimos con la caza de una manera muy natural». Hete aquí una actividad que fija a la población al territorio.

Respecto a la Ley de Bienestar Animal, impulsada por el ministerio de Derechos Sociales, que tanto preocupa a los cazadores, Carlos García, del PSOE, para tranquilidad de los aficionados a la caza confirma que «no va a afectar a estas actividades, y si así fuera, son cuestiones muy técnicas y puntuales que habrán de valorarse».

Por la misma ley y las tendencias sociales dominantes, no ve peligrar el popular toro de cuerda, «es algo muy nuestro». Desde el punto de Información y Turismo nos aclaran que el del burel es un festejo que se encuadra dentro de las celebraciones del Carmen, en julio, y no, como suele pensarse, en las fiestas mayores del pueblo que pasaron recientemente, a mediados de agosto.

Las caracterizaciones o recreaciones, por seguir con la tradición popular, son otros de los reclamos de estos lares. Desde los bandoleros de Villaluenga del Rosario a los Moros y Cristianos de Benamahoma. «Este año hemos salido en Canal Sur y todo», apunta Raúl, que además de nuestro guía a caballo es un benamahometano orgulloso.

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