Narcotráfico cádiz

El Gobierno estudia nuevos recursos para luchar contra los suministradores de los narcos

Los ministerios de Interior, Justicia y la Fiscalía coinciden en la necesidad de buscar una respuesta policial y judicial ante el incremento del uso de estas lanchas 'petaqueras' que se mueven por toda la provincia de Cádiz

Las arriesgadas persecuciones a las 'gomas' de los narcos no paran en el Guadalquivir

Lancha llena de petacas que fue perseguida este pasado fin de semana por el Guadalquivir. La Voz

M. Almagro

Este pasado fin de semana sin ir más lejos un helicóptero del Servicio Aéreo de la Guardia Civil grababa de cerca, a muy escasos metros, a una lancha que estaba cargada hasta arriba de garrafas de gasolina. Les estaban persiguiendo y la neumática volaba a toda velocidad en la desembocadura del Guadalquivir. Pero no llevaban droga. Llevaban petacas. Llenas de decenas de litros de combustible que fueron tirando al mar en su fuga para aligerar peso mientras intentaban en una frenética huida darles el alto.

Se trataba de una 'petaquera' con tres tripulantes con sus rostros totalmente cubiertos y que, seguramente, se dirigía cargada a alta mar para darle el encuentro a otra neumática y llevarles esa gasolina y suministros que necesitan para poner en marcha los motores y alijar los fardos en el punto que hayan acordado.

Las 'gomas' se pueden llevar al pairo días e incluso semanas esperando el momento para acercarse a la costa y descargar el hachís, pero para permanecer en el agua necesitan combustible, comida, y demás víveres.Por tanto, estas 'narcogasolineras' son actualmente clave para que el traslado de la droga de uno a otro punto pueda efectuarse ya que debido a la presión ejercida, las neumáticas prefieren aguardar en alta mar para no ser intervenidas. 

Y así, este tipo de surtidores se han multiplicado en los últimos tiempos por toda la provincia de Cádiz, por zonas como el Estrecho, la desembocadura del Guadalquivir... pero también en los esteros de Chiclana, San Fernando, Puerto Real, El Puerto... al servicio de quien les paga. Lugares donde este ir y venir de barcos con garrafas es más que habitual. Diario.

Y ahora el propio Gobierno lo admite, hablando de este «fenómeno» como «reciente». En ello coincidían este martes los ministros de Interior, Fernando Grande Marlaska, la titular de Justicia, Pilar Llop, y el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, que se reunían para hacer balance de la lucha contra el narco en la provincia de Cádiz.

La reunión se celebró este pasado martes. efe

Era en dicho encuentro donde admitían esta circunstancia como un hecho y, tal y como afirmaban en un comunicado posterior, abordaban la necesidad de buscar «nuevas respuestas policiales, legislativas y judiciales» a este uso ilícito de embarcaciones de recreo para abastecer de combustible, víveres y repuestos a las narcolanchas.

Traslado a otras zonas

Según Grande-Marlaska ha sido la «eficacia» de la acción institucional contra el narcotráfico, articulada en el ámbito de Interior mediante los sucesivos planes especiales de seguridad, lo que «ha forzado a las organizaciones criminales a modificar su 'modus operandi' y ampliar su radio de acción hacia zonas más alejadas de esa comarca gaditana y su zona de influencia».

Pero estos cambios en los modos obligan ahora a buscar estas nuevas respuestas policiales, legislativas y judiciales a estos nuevos fenómenos como por ejemplo el 'petaqueo'. Hay que tener en cuenta que tras la entrada en vigor del Real Decreto 16/2018 de 26 de octubre por el cual las grandes embarcaciones neumáticas son consideradas como género prohibido, se ha consolidado esta actividad que, si bien no es considerada un tipo penal como tal, sí puede tener indicios o vincularse directamente con el tráfico de drogas.

El problema es que como denuncian los sindicatos y asociaciones policiales estas collas están actuando en la actualidad con una «impunidad palpable, no existiendo un protocolo de actuación ni a nivel institucional ni a nivel judicial».

Los barcos que se utilizan para trasladar las garrafas son normalmente recreativas, de seis a ocho metros de eslora. Muchos de ellos en desuso, o incluso pesqueritos abandonados. También suelen llevar motores que figuran como robados. Y llevan entre setenta y cien garrafas. De 25-30 litros cada una. La cantidad dependerá del espacio que tengan en cubierta (no las esconden), aunque siempre intentan llevar lo máximo posible porque, obviamente, la rentabilidad es mayor y el viaje les merece más la pena. Más dinero.

Además, según comentan las fuentes consultadas, este 'vacío legal' supone también un riesgo al no existir ninguna instrucción ni circular sobre normas de actuación en cuanto al depósito que se les da a las petacas intervenidas, ya que, según aseguran, «en ocasiones han quedado depositadas en las dependencias oficiales para ser entregadas a organismos o colectivos bajo un recibo de entrega, con el consiguiente peligro que nuevamente conlleva esa forma de proceder».

Por todo ello y ante esta proliferación ya reconocida por el propio Gobierno se pide «unidad de acción y un protocolo claro y conciso de actuación» ante esta actividad delictiva, a la que a diario se tienen que enfrentar los agentes.

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