Narcotráfico | cádiz

El plan del Gobierno contra el narco en Cádiz «se queda pequeño»

Policías y guardias civiles insisten en la necesidad de reforzar con más medios zonas donde el narcotráfico y la violencia se recrudecen, como Sanlúcar y Chiclana, además del Estrecho

«La violencia también se ha extremado por la presión que los traficantes locales reciben de mafias de Europa»

M. Almagro

En la provincia de Cádiz está ya más que demostrado, incluso con datos ofrecidos por el propio ministro Marlaska cada vez que gira visita oficial por el sur, que la batalla contra el narcotráfico es constante. Cientos de detenidos y decenas de operaciones e investigaciones que tras meses de laboriosas pesquisas van rematándose y poniendo ante la justicia a todo aquel que al menos es sospechoso de dedicarse a traficar con droga por el método que sea. Aprehensiones, desmantelamientos, alijos abortados, persecuciones, registros... no se para. Porque ellos siguen.

Y aunque esos operativos y vigilancias son permanentes, a diario, esta lucha policial no solo parece que no tiene un final, sino que además se expande. Y lo hace por todo el territorio gaditano como se ha advertido de manera reiterada. Una extensión de los tentáculos criminales que tiene sus años de antigüedad pero que se ha intensificado desde que en el Estrecho de Gibraltar el narco rozó o incluso sintió la impunidad y aumentó la presión policial en aquella zona, ya desbordada y al límite.

Y así, han ido pasando los meses desde que el Gobierno puso en marcha este plan especial de acción contra el narco con especial foco en La Línea, Algeciras, San Roque... Sin embargo, como si de un globo se tratase, si se aprieta por un lado, el aire intenta escapar por otro. Es decir, el traficante no desiste porque le va su bolsillo de miles y miles de euros en ello y se 'muda' si hace falta para seguir intentándolo, conviviendo y peleando además con otras redes de narcos que ya existían en esos otros puntos.

Así en comarcas como la desembocadura del Guadalquivir, con Sanlúcar como máximo punto negro, Rota, Chipiona, o en lugares de la Bahía de Cádiz como Chiclana o San Fernando, la actividad de estas redes dedicadas sobre todo al tráfico de hachís ha ido en aumento. Y así lo denuncian los propios agentes, los mismos que tienen como principal cometido frenarlos y se juegan a menudo sus propias vidas para lograrlo. Porque traficar con droga es delito. Porque no es legal y además, como también se alerta, lleva siempre aparejado otras problemáticas delincuenciales (robos, vuelcos, contrabando de armas...), fiscales (blanqueo, falsedad documental...), o sociales, como son la adicción y la oscura marginalidad.

Pues bien, una muestra de esta situación se ha dado esta misma semana pasada cuando en algo más de 24 horas sucedieron dos hechos de esos que hacen saltar temporalmente las alarmas y destapan las vergüenzas. Sobre todo si se informa y transciende, y más aún si existen imágenes.

Arrollados en La Algaida

El primer suceso, tan grave como para estar a punto de costarle la vida a tres policías, tenía lugar el viernes a primera hora de la mañana en el marco precisamente de uno de estos operativos antidroga. Tras sus investigaciones, los agentes de la Unidad de Delitos y Crimen Organizado, UDYCO, de Cádiz, estaban desplegados por la zona de La Algaida, en Sanlúcar, estuario del río, cuando iban a interceptar un alijo. Un coche, un potente todoterreno X5, había cargado la droga.

Sin dudarlo, fueron a por ellos. Y al cruzarse en su camino para detenerlos e intervenir la mercancía, el conductor de este coche más lejos de parar les embistió. A tal velocidad que reventó el Focus en el que iban los policías y que incluso 'voló' por los aires. Los agentes solo tuvieron tiempo de saltar del vehículo e intentar no ser atropellados. Arrollados. Asesinados. La violencia con la que actuó y aceleró el sospechoso fue extrema. En el registro de su domicilio se encontró un arsenal de armas, entre ellos, un AK47. Y no fue en el Campo de Gibraltar. Fue en Sanlúcar.

Mismo lugar donde horas después una masa enfervorecida y fuera de sí se abalanzaba sin pudor a por los fardos de hachís que estaban cargados en una lancha que había encallado en la playa de Bonanza tras una persecución. Un agente de Aduanas era acosado mientras intentaba impedirlo, obligando a su compañero piloto a intervenir acercando el helicóptero para dispersar a la muchedumbre. Necesitaron refuerzos de la Guardia Civil y la Policía Nacional.

El escenario de estas imágenes tampoco era casual. Bonanza es uno de los puntos negros de alijos de la provincia. Uno de esos rincones de la desembocadura del Guadalquivir donde el ir y venir de lanchas con droga o petacas es más que habitual. Con tripulantes de la zona pero (y cada vez más) con miembros de bandas llegadas desde otros puntos de España y Europa, y una presencia paulatina y asidua de marroquíes.

O Rota, donde también en estos días se hallaba una 'narcolancha' que había sido quemada y abandonada en la playa. Una trimotor. De las grandes. O Chipiona, donde la Policía detenía a un grupo que había retenido, agredido y robado a unos jóvenes turistas. En el domicilio donde les apresaron se encontró droga y útiles para su distribución.

Tiroteado y muerto en Chiclana

Y si miramos hacia la Bahía, la situación no mejora. Chiclana destaca en este sentido. Otro ejemplo. La Guardia Civil resolvía recientemente un sórdido crimen acontecido en esta localidad. Un hombre de nacionalidad holandesa y relacionado con la peligrosa mocro mafia moría tras recibir un disparo en la cabeza. Un posible ajuste de cuentas con vínculos de organizaciones criminales internacionales y cuyo final se ha firmado con un asesinato en Cádiz. Su cadáver era encontrado en un carril del Pago del Humo.

U otra muestra. El caso de los esteros y el caño de Sancti Petri, donde la actividad de los 'petaqueros' (los que surten de garrafas de gasolina a las lanchas para los alijos) ha ido también en aumento con un continuo ir y venir de barquitos hasta arriba de bidones de combustible.

Y en medio de este complicado contexto, policías y guardias civiles exigen al Gobierno una mayor atención. Solicitan más personal y material adecuado para poder seguir en esta lucha. Y para poder hacer de manera más eficaz y segura su trabajo.

Un Plan «ineficaz»

Así lo advierten desde el sindicato de policías nacionales Jupol. «Llevamos desde el minuto uno reclamando que se declare toda la provincia de Cádiz como Zona Especial de Singularidad. El problema del narcotráfico se ha extendido. Las organizaciones se han asentado en la Costa Noroeste, Rota, Chipiona y especialmente Sanlúcar. Pero también hay mucha presencia en San Fernando o Chiclana», avisan.

Según exponen, dicho Plan se ha demostrado «como algo totalmente ineficaz a pesar de que sus resultados son vendidos a bombo y platillo pero la realidad es muy distinta. Estamos viendo como ha aumentado el narcotráfico, cada vez hay más armas y más actos de violencia contra las Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y como se han instalado organizaciones extranjeras muy peligrosas en la provincia».

Por todo ello Jupol considera que esta declaración es clave. «Pero en serio. No valen experimentos baratos ni medias tintas. Es necesario instaurar un plus económico para todos los policías nacionales y guardias civiles porque la lacra del narco está presente a diario en todos lados. Y ese plus es importante porque hay que motivar a los compañeros para que se establezcan aquí, se especialicen y no se esté continuamente rotando».

Además entienden que es «fundamental que haya un incremento del catálogo de trabajo. La Comisaría Provincial de Cádiz tiene un catálogo obsoleto y fuera de toda realidad. Esta jefatura debería de ser el núcleo principal de investigaciones de la provincia y no dispone de suficientes funcionarios para atender esa responsabilidad. Se van creando estructuras que no se reflejan en ningún catálogo y esos agentes se detraen de grupos de investigación». Además de más medios materiales. «No se puede permitir que los narcos tengan una tecnología mucho más avanzada que nosotros».

La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) también ve urgente esta necesidad de reforzar con más medios las zonas afectadas. «Las medidas que se han tomado en los últimos años han sido algunas acertadas como el Real Decreto que prohíbe el uso de las narcolanchas o la creación del OCON pero siguen siendo insuficientes», sostienen. «Es necesario un refuerzo de plantillas y de medios materiales pero que perduren en el tiempo. Y que además sean tangibles. Las comisiones de servicio solo son parches y hace falta la creación de puestos de trabajo en las unidades de la Comandancia y aumentar sus efectivos», comentan con rotundidad desde la AUGC.

En este sentido, advierten que desde hace años hay patrullas de Seguridad Ciudadana que cubren con un solo coche varias localidades a la vez. Como por ejemplo ocurre en la Sierra, otro punto conflictivo del tráfico de drogas por el incesante incremento de los cultivos de marihuana en la comarca con multitud de operativos y desmantelamientos que así lo atestiguan.

Y en cuanto a la Costa Noroeste o la Bahía con puntos más en riesgo como Chiclana o San Fernando, consideran que se ha notado «un repunte de la actividad del narco por la presión que se ha hecho estos últimos años en el Campo de Gibraltar». Una tendencia que, como aseguran, se está demostrando también con hechos como la avalancha de las embarcaciones que se dedican a surtir de petacas de gasolina a las narcolanchas por la zona de los esteros y los caños, y las identificaciones y detenciones de muchísimas personas relacionadas con el narcotráfico en estas mismas zonas. Gente que, precisamente, tiene antecedentes por pertenencia a organización criminal y tráfico de drogas.

Y la violencia cada vez más extrema, que como han constatado, viene dada no solo por la presión policial o entre las mismas bandas, sino también por aquella que ejercen sobre estos traficantes locales los grupos de mafias de Europa, para que no haya nada que les haga perder tal valiosa mercancía. «Estas redes cada vez tienen más peso y eso hace que vayan a por todas y actúen de manera completamente agresiva si hay algo o alguien que se les pone en su camino».

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