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La cuesta de enero fue empinada en el Mercado de Chiclana pese a la reducción del IVA

rebajas impositivas en productos básicos

Los mercaderes chiclaneros, que hacen su agosto en verano, tratan de sobrellevar como pueden los meses de vacas flacas

Las fruterías afrontan con más optimismo el comienzo del año gracias a la supresión del IVA en frutas y verduras

Un puesto de frutas y verduras del mercado de Chiclana visto desde la primera planta MLS

Manuel López Sampalo

Chiclana

El mercado de abastos de Chiclana es uno de los principales de la provincia de Cádiz. A su buen producto del mar y del campo ‒del pescado y marisco de la Bahía a las carnes y chicharrones de La Janda pasando por la fruta y verdura fresca procedente del entorno chiclanero‒ hay que sumarle la practicidad, eficiencia, comodidad y limpieza de sus modernas instalaciones.

Cabe recordar que el nuevo mercado se inauguró en marzo de 2009, expulsando el consistorio a los mercaderes del antiguo templo de la alimentación para ofrecerles un espacio mejor pero con menos solera.

La plaza del municipio, con sus 75 puestos variados, es un importante atractivo para el turista y el veraneante ‒especialmente en los meses de junio a septiembre cuando sus vendedores no dan abasto‒ y también para los chiclaneros, que tienen en este céntrico zoco su mentidero, donde además de hacer las compras diarias conversan sobre lo divino y lo humano.

«Si alguien quiere tomarle el pulso al pueblo, que entré aquí y que ponga el oído o pegue la hebra con cualquiera», comenta Juan, un vendedor de la ONCE apostado en una de las entradas al mercado. Y no sólo dentro, también fuera, en el entorno de la plaza de las Bodegas, se puede encontrar durante la mañana y el mediodía un bullicio de chiclaneros que suben, bajan y se paran en sus quehaceres diarios a tomarse un refrigerio y traer y llevar chismes del pueblo.

Son precisamente estos compradores locales, estos vecinos, los que mantienen con vida durante el año la plaza chiclanera, que en verano vive tres meses frenéticos tras los que sus mercaderes acaban felizmente exhaustos y que han de saber gestionar emocional, laboral y económicamente durante el resto de meses de vacas flacas.

Así, Ana, la pescadera del puesto 'Martín de Juana' expresa la clave para sobrevivir a esta dinámica bipolar con maestría y concisión: «Equilibramos temporada alta con temporada baja sabiendo guardar el producto y aguardar el momento».

Mientras que Juani, de 'Mariscos Castilla', es de la opinión de que «no se trata de mantenerse, sino de sacar beneficios».

La cuesta de enero sin IVA

«Y menos mal que han quitado el IVA» comenta entre el alivio, la sorna y la impotencia Pedro Pacheco hijo, quien trabaja en el puesto de frutas y verduras que lleva el nombre de sus padres: 'Cristina y Pedro'.

Lo dice en relación a la supresión temporal de este impuesto por mor de la inflación para los productos básicos alimenticios ‒pan, verdura, fruta, huevos, harina, leche‒ llevada a cabo por el Gobierno de España y que entró en vigor el pasado 1 de enero. También, otros productos como el aceite y la pasta, que tenían un IVA del 10%, se les ha reducido a la mitad.

Este joven frutero asegura que el primer mes del año «ha estado flojito», y hace un gesto abarcando su alrededor antes de expresar: «¡Si es que no hay público!».

Frente al puesto de 'Cristina y Pedro' ‒la plaza está ordenada por tipo de productos, como en la Edad Media los gremios y oficios‒ se encuentra la frutería de 'Manoli Romero', donde atiende Estefanía, quien, sorprendentemente, confiesa que «al contrario que otros compañeros, para nosotros enero es un mes bueno por el tema de las dietas».

«¿Qué quiere la gente para empezar el año? Pues frutas y verduras», cuenta esta simpática verdulera entre alcauciles, chícharos y tagarninas de temporada. «Luego ya a partir de febrero es otra cosa», prosigue: «Pero no nos podemos quejar para nada de lo que hemos vendido este mes recién pasado».

En relación a los precios, confirma Estefanía que «se mantienen igual: lo que por un lado restamos de impuestos sube por otro porque con el frío nos llega menos producto y, por tanto, más caro».

José regenta, junto a su primogénito, la recova homónima. Y califica la cuesta de enero como «fatal», pese a que ellos, en algunos productos como los huevos han podido retirar el IVA en favor de sus clientes: «Al final los que pagamos esos impuestos somos nosotros».

Los cartones de huevo, asegura, «están igual de precio que hace un año», pero, por ejemplo ‒en otros productos donde se ha mantenido el gravamen‒, «el pollo ha subido de 3,80 a 5,50: y eso se nota tela a la hora de vender».

Mal mes para carnes, pescados y mariscos

Los mejillones están a 4 euros el kilo; los boquerones, a 6; el gallo del lunar, a 11; las huevas de merluza, a 10; la caballa, a 4; el pez espada, a 15; la merluza de Cádiz, a 5,50, y el cazón, a 10. Y el Gobierno no está por la labor de subvencionar pescados, carnes y mariscos.

«Calculamos que el pescado ha subido alrededor de un 30 ó 40% en un año», estima Ana, que despacha junto a su marido en uno de los puestos con más solera de la plaza: 'Martín de Juana'. «La Navidad ha estado bien, pero enero suele ser un mes muy malo, y más tal y como están los precios», relata la pescadera quien confía en que «a ver si a partir de Semana Santa remontamos».

Juani, empleada del despacho de 'Mariscos Castilla', reflexiona en voz alta, ante la tranquilidad reinante frente a su puesto, mientras trocea el pulpo, sobre la conveniencia «de actividades y promociones para atraer gente al mercado en temporada baja».

«Da pena verlo así, y se debería hacer algún tipo de oferta, sorteo o algo», incide. Confiesa que no puede hablar de cómo ha ido el mes de enero «porque acabo de volver de vacaciones, pero me lo imagino». En relación a los precios asegura que «el marisco se mantiene más o menos igual», y que donde sí ha notado la subida es en los envasados o conservas: «por lo menos de un 10%».

Siguiendo el rastro del olor a manteca del chicharrón recién frito se llega hasta la carnicería 'Castillo', regentada por Antonio. Este coincide con sus compañeros en que «el mes de enero ha estado fatal: no se ha venido nada». Y respecto al coste del producto calcula que la carne, por lo general, «ha subido unos 10 céntimos el kilo».

Confiesa el carnicero, reposado sobre el mostrador donde luce despiezada una vaca retinta, que tiene la sensación de que se vendía más «incluso en pandemia, con las entregas a domicilio y tal». Asegura no tener «grandes expectativas para febrero y marzo», mas aguarda con agua de mayo «la llegada del calor y de los turistas: en verano se mueve aquí muchísimo dinero».

Una de cal y una de arena para el Ayuntamiento

Al ser el zoco de gestión municipal, estos mercaderes tienen una fuerte dependencia del consistorio chiclanero y sus decisiones en relación a las acciones ‒o ausencia de ellas‒ del mismo en el mercado, así como las tasas que han de pagar por sus respectivos puestos de venta. Y aquí cada cual dice esta boca es mía y no inhiben su opinión, sea buena o mala, sobre el Ayuntamiento en lo que a su negociado se refiere.

Así, la mayoría coinciden en alabar la limpieza, la seguridad y el orden con las que el consistorio mantiene la plaza. La pescadera de 'Martín de la Juana' va más allá y hace elogio del parking subterráneo ubicado en el mismo subsuelo del mercado: «Eso invita mucho a los clientes a venir».

También comenta esta la favorable repercusión del Tranvía en el mercado: «Tenemos la parada cerquita y viene bastante gente de San Fernando, e incluso de Cádiz, aunque sea a curiosear en este museo de la nutrición»

El frutero Pedro Pacheco hijo ‒no tiene nada que ver con el otrora alcalde de Jerez, aunque comparte con él la crítica mordaz‒, sin embargo, pone el foco en lo negativo: «El Ayuntamiento nos ha cortado una de las arterias principales [la Alameda del Río] de acceso al mercado, y la gente tiene que dar rodeos con el coche de 10 minutos».

«¡Escríbelo ahí, que se entere el Alcalde!», expresa indignado con José María Román. José, de la recova, comparte crítica con su vecino de plaza: «Eso nos ha matado».

La encargada de 'Mariscos Castilla' echa de menos los horarios «más amplios y flexibles del antiguo mercado». «Ahora estamos limitados de 8 a 14,30 porque así lo dice el Ayuntamiento, y yo creo que eso nos perjudica».

‒Son diez mil con quince‒, le informa Antonio con guasa a un cliente habitual que se lleva kilo y medio de chicharrones.

‒Barato me parece: han bajao, ¿no?‒ replica el comprador, que tampoco se queda atrás en la broma.

‒¡Joe, pues no dice la gente que esto no tiene precio…!‒ remata el carnicero.

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