Hasta que no ocurren las desgracias no son tales desgracias. Suele haber un antes, una sucesión de hechos que según se desarrollen la historia puede acabar mejor o peor. Y lo que podría haber terminado este lunes en Cádiz teniendo un fatal desenlace finalmente quedó en un buen, importante, susto, gracias a una rápida y eficaz intervención de la Policía Nacional.
Ocurría en torno a las dos de la tarde. Calle Pintor Zuloaga. Los vecinos alertan de que de uno de los pisos de ese bloque está saliendo un denso humo negro. No para y va a más. La Policía llega al instante. Vista la situación y que nadie responde en la vivienda afectada hay que intervenir rápido mientras que se espera la llegada de los bomberos que ya están de camino.
Así, los agentes de radiopatrullas y de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de Cádiz comienzan a desalojar el bloque entero por precaución. Siguen sin responder en el piso del que sale el humo y tras insistir de manera reiterada su inquilino les termina abriendo. Entonces ya se encuentran a este hombre con signos de intoxicación por inhalación, y también de embriaguez. Al parecer había puesto comida a descongelar en una vitro encendida y se había quedado dormido.
Los policías quieren sacarlo lo antes posible de allí para que no sufra daños pero se resiste. Se niega a abandonar su casa a pesar de que el humo lo inunda todo y su vida está en peligro. Lo terminan bajando a la fuerza mientras que él no para de amenazar, insultar y agredir a a los agentes. A uno de ellos le llega a propinar un puñetazo en la cara.
El vecino queda finalmente detenido como presunto autor de un delito de resistencia y desobediencia. Los bomberos actúan y sofocan sin problemas el fuego y el resto de vecinos puede volver tras un buen susto sanos y salvos a sus casas gracias a que, en esta sucesión de hechos, esa primera y rápida intervención policial evitó la desgracia.
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