La Niña Pastori enseña sus joyas

El reto de lucir joyas que no son tuyas supone siempre un riesgo. Sobre todo si el dueño o dueña se ha preocupado antes de mostrarlas en eventos masivos, concursos de orfebrería y fiestas de gala de medio mundo. El público, acostumbrado a cómo quedaba las ristra de perlas, por ejemplo, en el cuello original, puede no encontrar la misma armonía en el cuello ajeno. El collar es el mismo, claro está, pero hay que saber exhibirlo sin que pierda su esencia, sin que chirríe el cambio.

La Niña Pastori ha asumido el peligro en su sexto álbum, Joyas prestadas, donde hilvana un repertorio integrado por versiones de temas popularizados por otros artistas, aunque pasados por el tamiz de su estilo aflamencado. Así, el público que asista esta noche al Teatro Villamarta podrá comprobar los resultados de un experimento que ha pretendido, con la alquimia del mestizaje musical, que Mediterráneo, de Joan Manuel Serrat, suene a Bulería, o que el Cuando nadie me ve, de Alejandro Sanz, brille únicamente sobre el fondo solitario de un piano.

Pastori se adentra en la recreación de piezas que forman parte del imaginario musical del pop nacional e internacional: Vivir sin aire, de Maná; Lo eres todo, de Vainica Doble, que alcanzó cifras millonarias de ventas en la voz de Luz Casal; Pájaros de barro, de Manolo García, o Burbujas de Amor, de Juan Luis Guerra, que da título al primer single del disco. Además, la cantante de San Fernando cultiva temas de corte clásico, como Angelitos negros, de Antonio Machín, o Todavía, el hito de Armando Manzanero. También la copla española tiene su lugar con María de la O.

Según explicaba la Niña Pastori, «la elección de los temas ha sido una labor muy difícil, puesto que he intentado cantar de todo, me gustaban muchos temas, y al seleccionar las canciones definitivas casi me vuelvo loca». Aún así, reconoció que «las que se quedaron son las que mejor se adaptan a mi forma de cantar, aunque no he descuidado que las melodías me gustaran y que las letras contaran historias con las que pudiera identificarme o, al menos, que pudiera transmitir con suficientes garantías».

Lo cierto es que los diez cortes que aparecen en el tema son el resultado de una exhaustiva selección sobre más de 200 propuestas iniciales.

La artista de la Isla practicó con muchas de ellas y descartó las que no cuadraban con el aire aflamencado que pretendía imprimirle a todo el bloque. Ahora, dice sentirse «muy satisfecha» con el resultado final, que califica como «un gran reto para mi carrera, puesto que he tenido que afrontar una idea que me apetecía desde hace tiempo». El trabajo discográfico, que vió la luz a finales de febrero, está producido por Nacho Mañó (Presuntos Implicados) y Chaboli (el responsable de la mayoría de sus trabajos), y ha contado con la participación de músicos como Josemi Carmona y Diego del Morao, a la guitarra, Nacho Mañó y Antonio Ramos Maka al bajo, José María Cortina y Santi Navalón a los teclados. Chaboli atiende la percusión y Angie Bao la batería. Los coros correrán a cargo de Antonia Nogaredo, Irene Molina, y José Antonio Carmona.

El nuevo álbum de la artista gaditana ha cosechado un gran éxito de público. Nada más salir al mercado se situó en los primeros puestos de la lista de los discos más vendidos, un puesto privilegiado en el que ha permanecido durante semanas, lo que le ha valido hacerse acreedora de un Disco de Oro. La Niña Pastori vuelve hacer gala de su voz poderosa en el directo.