IMPULSO. El general Villar Turrau jura su cargo en presencia del ministro de Defensa. / G. CUEVAS. EFE
ESPAÑA

Alonso asegura que el relevo en la cúpula del Ejercito es «un cambio de conductor, pero no de dirección»

El nuevo jefe del Estado Mayor promete trabajar por hacer de las Fuerza Armadas una organización «moderna y eficaz»

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El titular de Defensa, José Antonio Alonso, aseguró ayer que el relevo en la cúpula del Ejército de Tierra es sólo «un cambio de conductor pero no de dirección» en el trabajo que realizan las Fuerzas Armadas. Alonso presidió ayer sábado en la sede de Defensa la toma de posesión del general Carlos Villar Turrau como nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), en sustitución del también general José Antonio García González, destituido por sorpresa el pasado viernes a causa de su gestión en el denominado 'caso Mena'.

Durante su breve discurso, el ministro insistió en la continuidad a pesar del cese de García González, quien apenas ha ocupado la jefatura del Ejército 22 meses. Alonso explicó que el relevo era necesario «para recorrer este nuevo tramo del camino, que es distinto del anterior, pero que persigue la misma meta, que es lograr unas Fuerzas Armadas cada vez más eficaces, profesionales y operativas, tal y como nos demandan los españoles».

José Antonio Alonso no hizo mención alguna a las razones políticas del cese del anterior JEME y se centró en alabar el trabajo del alto mando saliente, del que destacó su «larga e impecable carrera militar», en los diferentes cargos que ha ocupado en la cúpula de las Fuerzas Armadas. Según el ministro, los casi dos años en la máxima jefatura del Ejército han estado marcados por la «eficacia» y el trabajo «realizado desde el honor y la honestidad». En esa línea, recordó sus aportaciones en la elaboración del Real Decreto de Transformación de las Fuerzas Armadas.

Tras la jura del nuevo JEME, el ministro subrayó la trayectoria profesional de Carlos Villar Turrau, un currículum que «cumple con creces con los requisitos para asumir tan alta responsabilidad».

Dilatada experiencia

Alonso señaló que el recién nombrado Jefe del Estado Mayor del Ejército ha ocupado «puestos muy relevantes» en organizaciones internacionales de Defensa como la Agencia Europea de Defensa o la Organización de Investigación y Tecnología del Tratado del Atlántico Norte.

El general Villar, dijo, «combina experiencia operativa y logística, sobre todo en la especialización en el ámbito tecnológico y de las telecomunicaciones», unas áreas «que tienen cada vez más importancia en el proceso de transformación que estamos impulsando en las Fuerzas Armadas».

En el acto celebrado en Defensa estuvieron presentes, entre otros, el secretario de Estado de Defensa, Francisco Pardo; el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Alberto Saiz; el destituido director de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche; y el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general Félix Sanz Roldán.

Minutos después, el JEMAD y los generales Villar Turrau y García González se desplazaron a la sede del Cuartel General del Ejército para la ceremonia de traspaso de poderes. El JEMAD, al igual que Alonso, destacó la entrega y la «dignidad» del JEME saliente y la «formación y capacidad técnica» de Villar.

El nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, en su discurso poco después de tomar el bastón de mando, prometió dedicar todas sus «energías y capacidades intelectuales, morales y físicas» a hacer del Ejército «una organización moderna y eficaz». Así, aseguró que uno de sus objetivos prioritarios es profundizar en la «reorganización de las Fuerzas Armadas». «La sociedad española -añadió- se merece el mejor Ejército que le podamos ofrecer. Unas Fuerzas Armadas eficaces y eficientes que sean capaces de cumplir nuestro compromisos en el exterior y con Europa».

Por su parte, el ya ex JEME mostró su «orgullo» por haber dirigido «una organización modélica al servicio de la sociedad española». El general García González también evitó entrar en las consideraciones de su cese y señaló que las causas de su destitución ya no tiene «ninguna importancia». «He mandando los malos pensamientos a la papelera de reciclaje», bromeó el militar destituido.