Jerez

Vecinos de Los Albarizones se movilizarán por el cierre de un bar por parte de Urbanismo

La Gerencia lo clausuró por carecer de licencia de apertura El propietario asegura que ya ha presentado toda la documentación exigida y ha recurrido a la alcaldesa

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El Bar Francis llevaba año y medio abierto cuando la Gerencia Municipal de Urbanismo ordenó su clausura por carecer de la pertinente y obligatoria licencia de apertura para ejercer la actividad. Manuel Corral, propietario del establecimiento inició entonces los trámites para legalizar la situación, pero para su sorpresa, desde la GMU siguen insistiendo en que no puede abrir su bar porque «no tiene escrituras». Algo que no entienden ni Manuel ni lo vecinos y más cuando una gran parte de las edificaciones de la barriada de Los Albarizones aún no está urbanizada ni legalizada.

Pero no todo se queda en simple papeleo, Manuel denuncia una persecución sin cuartel porque desde Urbanismo señalan que en el bar «hay drogas» y que por eso no se le permite ejercer la actividad. Hecho que se agrava según la condición de Manuel, quien estuvo en el mundo de las drogas durante 25 años y desde hace cuatro está totalmente rehabilitado, integrado en la sociedad, y ha encontrado en este bar su medio de vida y su forma de alejarse de la drogadicción. «Si hay droga, que lo investiguen y lo demuestren y entonces que me cierren el bar, no antes».

En manos de abogados

Ante la falta de respuesta del responsable de Urbanismo, Pedro Pacheco, una vecina de Manuel, Francisca Márquez, ha decidido acudir directamente a la alcaldesa de la ciudad, Pilar Sánchez, quien le ha comunicado que trasladará toda la documentación a un gabinete jurídico para estudiar el caso.

Prácticamente todos los vecinos han plasmado su firma en una documento para exigir la apertura del bar, «porque no hay otro sitio en Los Albarizones donde poder tomarse un café», señala Francisca, «sin que tengamos que salir de la barriada».

Lo que no entiende Manuel es que cómo se permite que haya otros establecimientos en la zona, en incluso restaurantes en cañadas, y a ellos ni se les pide licencia de apertura o escrituras y se les permite seguir la venta.

«Incluso se pueden extraer connotaciones políticas, porque si no eres del PSA no te escuchan, la única que nos está prestando ayuda es la alcaldesa», señala Francisca. Manuel ha intentado reabrir en alguna ocasión, pero siempre la Policía Local lo vuelve a precintar.