HOJA ROJA

La gata Flora

Si se encarga un trabajo a gente de fuera, protestamos, si lo hace gente del propio Ayuntamiento, protestamos, si nos la meten chillamos y si nos la sacan, lloramos

Yolanda Vallejo

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Sabe usted que, desde hace un tiempo, vivo sin vivir en mí y no porque alta vida espere, como la santa incorrupta de Ávila, sino porque, en esta ciudad, pasan tantas cosas y todas tan a la vez que no me da tiempo a procesarlas. Y a usted tampoco. De lo que pasa el lunes, no nos acordamos el miércoles porque ya estamos pensando en el viernes o porque, en aplicación de la ley del donde dije digo, digo Diego, lo que se anuncia un día se puede modificar al siguiente y no pasa absolutamente nada. Rectificar es de sabios, pensarán los que tengan que pensar en el Ayuntamiento, que ya lo dijo Confucio –citar a Confucio siempre queda bien porque nadie ha leído a Confucio-: «el mal no está en tener faltas, sino en no enmendarlas». Y yo añadiría algo más, lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo.

Verá. El pasado lunes se presentaba la programación del «Orgullo de Cadi Cadi», diez días de actividades culturales, lúdicas, formativas y reivindicativas para celebrar el Día Internacional del Orgullo LGTBI –no sé si las siglas han ido perdiendo letras o fuerza por el camino, pero ya no están ni la Q ni el plus- en nuestra ciudad. Izado de bandera, pregón, conciertos, conferencias, carrera de tacones y lanzamiento de bolsos, homenajes… un programa –todo hay que decirlo- lleno de contenido y de calidad. Ese mismo día se anunciaba el pregón de la cantautora María Peláe tendría lugar –y digo tendría- el sábado 21 a las nueve de la noche en la plaza de la Catedral. Vísperas de Corpus, sí. Con la procesión de la Patrona y del Beato Diego –me encantan las pequeñas venganzas de la historia- en la calle, sí. A la misma hora y en el mismo sitio, sí. Esto no es Madrid, no; y aquí, a poco que uno se despiste acaba mezclando las churras y las merinas en el mismo sitio. No es nuevo, no. Ni es de este Ayuntamiento, no. Recuérdelo, aquel carnaval de verano de 2022 hizo coincidir el domingo de piñata con el de Corpus y con la PAU –entonces se llamaba PEvAU- para escándalo de carnavaleros, cofrades y estudiantes, como si las agendas de unos y de otros las llevasen marcianos o bots y ni siquiera consultaran los almanaques antes de programar algo.

La rectificación llegó pronto. Y en apenas unas horas el Ayuntamiento anunciaba que el pregón del Orgullo se haría en la plaza de la Catedral, pero una hora más tarde, dándole tiempo al Beato y a la Patrona de recogerse –con adelanto de dos horas en la salidad- pero coincidiendo con el concierto de la Banda de Música Maestro Dueñas –que también se adelanta una hora- en la plaza de San Juan de Dios –a doscientos cincuenta metros- y con las calles engalanadas para el Corpus. Que está muy bien, claro que sí, porque si no me falla memoria, el pasado 3 de enero, por poner un ejemplo, se celebraban la Pestiñada, la cabalgata de reyes magos del Mentidero, un concierto de bandas sonoras en Candelaria y la procesión del Dulce Nombre de Jesús, todo a la vez. Viva esta ciudad, que ni tiene complejos ni dos dedos de frente. Porque no había necesidad de concentrarlo todo en el mismo sitio, y porque, afortunadamente, Cádiz está recuperando espacios y territorios –plaza de España, paseo de las Puertas de Tierra- como para no tener que juntar toda la actividad de la ciudad en la Catedral.

Ya le digo, como si los programadores municipales viviesen en Marte. O lo de Cadi Cadi solo fuera una pose para salir del paso, o como si fuésemos como pollos sin cabeza. Nos ha vuelto a pasar. Lo hicimos en el concurso del cartel del Carnaval 2025 y lo hemos vuelto a hacer con el cartel del «Orgullo de Cadi Cadi», realizado con una herramienta de Inteligencia Artificial –que no es algo ilegal, ni ilícito, ni inmoral- que ha desatado la polémica con la Asociación de Ilustración Profesional de Cádiz no solo por ningunear «el trabajo de las y los profesionales» sino por la justificación que se ha dado desde el Consistorio que, «con una cierta condescendencia nos vienen a explicar cómo funciona el trabajo creativo».

Como si no nos conociéramos; si buscan un lema para la ciudad lo tienen delante, lo de la gata Flora nos viene como anillo al dedo. Si se encarga un trabajo a gente de fuera, protestamos, si lo hace gente del propio Ayuntamiento, protestamos, si nos la meten chillamos y si nos la sacan, lloramos.

Menos mal que nuestro exalcalde ha vuelto a la música con el grupo punk «Los inestables» que no sé lo que cantan pero que lo tienen clarísimo «decimos lo que queremos y hacemos lo que nos da la gana«. Actuaron anoche, en Rota, en la I edición del Txinorri Punk Festival. Ahí lo dejo, lo mismo estamos a tiempo de contratarlo.

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