la hoja roja

Escuela de calor

Detesto hablar del tiempo. Siempre lo he detestado, los que me conocen un poco, lo saben

Yolanda Vallejo

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Detesto hablar del tiempo. Siempre lo he detestado, los que me conocen un poco, lo saben. Y lo detesto, no sólo por lo que tiene de cortesía negativa eso de entrar en un ascensor en el mes de noviembre, y decir «qué frío hace, ¿no?» – ... después de esa entradilla, las posibilidades de entablar una conversación lógica, se reducen en un 90%–, sino porque me parece un tema completamente prescindible. Es cierto que, últimamente, nos dejan pocas opciones porque cuando no llueve, hace un calor horroroso y la recurrencia se ha hecho fuerte entre nosotros. También es cierto que todos, más o menos, solemos estar de acuerdo en esto de las variaciones climáticas por lo que, hablar del tiempo se ha convertido en un denominador común en el que no caben distintas opciones. Mejor que hablar de Pedro Sánchez, de Koldo o de la Macarena, claro está.

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