la hoja roja

Bastará un escalofrío cuando llegue septiembre

No nos da la vida para tanta efeméride, para tanto homenaje, para tanta cultura. Septiembre ha comenzado tan fuerte que ni tiempo nos ha dado a pensar que ya no estamos en agosto

Yolanda Vallejo

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Decía Juan Carlos Aragón que si mayo es el mes de la flores y julio el de las caballas, septiembre –el vándalo septiembre- es el mes del pasodoble. Dicho así, seguro que más allá del río Arillo poca gente lo pilla, pero los que somos ... de por aquí, los que sabemos que algo está pasando, «cuando llegan las golondrinas a beber en la Caleta», lo entendemos perfectamente. Y es que septiembre es, desde hace mucho, el nuevo enero; y no solo por lo de siempre: la vuelta al colegio, a la rutina, a los horarios, a los coleccionables - ¿todavía hay coleccionables? - y a los propósitos que se hacen con más fe que voluntad y que nacen con fecha de caducidad. Lejos queda ya ese septiembre que parecía un lunes de coros, ya sabe, el mes para los gaditanos, el mes en el que la playa se desnudaba de turistas y nos regalaba ponientes largos de bajamares inmensas y las sombrillas y los rostros volvían a ser reconocibles. Lejos queda ya ese septiembre de rebequita en el que los gaditanos volvíamos a recuperar las calles y las plazas, y se podía dar la vuelta a Cádiz en un paseo. Lejos queda ya ese septiembre calmo, solo interrumpido por el olor a cuadernos nuevos y la algarabía de los niños estrenando nuevo curso escolar. Se lo cuento para que entienda que no es nostalgia, sino necesidad.

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