Álvaro Ybarra

Un partido roto

El sainete de los populares sevillanos llega en el peor momento para el partido, convulsionado por los escándalos de corrupción y la amenaza populista

Álvaro Ybarra
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El resultado provisional, y cuando digo provisional lo hago con amplio conocimiento de causa, de las primarias del PP de Sevilla le ha dado una inesperada victoria a la candidata crítica Virginia Pérez por un estrecho margen de 24 votos. Virginia, según proclamó ella misma, ha vencido al «aparato», aunque paradójicamente contara con el apoyo de varios cargos públicos, entre ellos Javier Arenas, que no son precisamente «outsiders» de la política. Lo más relevante del resultado es que revela que el partido está dividido en dos mitades más o menos simétricas de militantes que se detestan mutuamente. Y que van a seguir detestándose por mucho que los dirigentes, ahora asustados, intenten calmar los ánimos y hacer llamamientos a la integración.

No existen entre las dos facciones del PP sevillano discrepancias ideológicas ni proyectos diferentes de gestión, por mucho que utilicen eslóganes alusivos a un supuesto cambio del partido.

El enfrentamiento tiene un carácter personal y está sustentado básicamente sobre la ambición de poder de unos y otros. Lo que en realidad quieren los llamados críticos es, además de ajustar cuentas por viejas rencillas, quitar a los que están ahora para ponerse ellos. Se trata al fin y al cabo de garantizarse el «modus vivendi». Y eso son palabras mayores. Cuando se trata de disputarse un cargo, sobre todo entre gente que tendría en muchos casos difícil recolocarse fuera de la política, el antiguo compañero se convierte en el enemigo a abatir. Así de duro y así de triste.

Muchas horas extras van a tener que echar los dirigentes sensatos que quedan en el PP, que afortunadamente hay bastantes, para reparar este estropicio que redunda en el desprestigio de la clase política. El sainete de los populares sevillanos llega en el peor momento para el partido, convulsionado por los escándalos de corrupción y la amenaza populista. La futura Ejecutiva integrada por miembros de las dos facciones al cincuenta por ciento será una jaula de grillos de no mediar un milagro. Y todo esto si los datos que vayamos conociendo a partir de ahora no empeoran aún más la situación.

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